Mundo Salud

Este es un espacio de noticias y consejos relacionados con la nutrición, la salud y el estilo de vida, para estar al tanto de los avances de la ciencia y practicar el auto cuidado responsable.

domingo, diciembre 16, 2007

Consejos para no excederse en las Fiestas

Justo a tiempo para evitar devorar en una sola noche esas diez mil calorías con las que fácilmente nos puede tentar una sabrosa y variada mesa en estas fiestas de fin de año, y tampoco excedernos con los brindis o las comidas con amigos, especialistas en nutrición afirman que existen trucos que pueden ayudarnos a lograrlo sin privarnos de aquello con lo que se nos hace agua la boca...

Organizar con tiempo qué se servirá en la mesa y calcular las cantidades por persona; darle prioridad a la reunión con familiares o amigos, en lugar de concentrar la celebración en la comida; no negarse los "gustos", pero controlar el tamaño de las porciones; no saltearse comidas para "compensar" los excesos, y agregar caminatas que ayuden a sumar los 30 minutos o los diez mil pasos diarios recomendados son los ingredientes de una receta básica para superar las tentaciones y el descontrol.

"El ser humano está más cómodo con la monotonía y no con la variedad, que es lo que suele incluir las mesas en las Fiestas. Una regla fácil por seguir es que, dado que comemos lo que tenemos adelante, armemos menús variados para cada noche, pero con la menor variedad posible. Por ejemplo, se pueden preparar uno o dos tipos de carnes y algunas guarniciones, pero hay que evitar que cada comensal termine trayendo lo que quiere", señaló la doctora Mónica Katz, codirectora del posgrado en Nutrición de la Universidad Favaloro.

Para la licenciada en nutrición Viviana Viviant, de la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas (Aadyn), en este tipo de celebraciones "calorías extra se incorporan sí o sí, aunque una persona se cuide". Lo importante, al día siguiente, es "no ayunar ni hacer ninguna locura y seguir con la alimentación habitual, es decir, hacer las seis comidas diarias o empezar el día con una colación de media mañana si uno se despierta más tarde".

Una encuesta de la consultora MindShare Argentina, realizada en julio último en seis países de América latina, demostró que el 66% de los argentinos celebra las Fiestas en su hogar y que el 31% lo hace en la casa de un familiar, la mayoría en reuniones con más de dos personas.

Pero ya sea en casa propia o ajena, las comidas consideradas infaltables en la mesa son de más a menos votadas: el pan dulce o pannetone, los turrones, las ensaladas, las frutas secas, los helados, el vitel toné, la ensalada de frutas, el pollo, el lechón y los chocolates y caramelos. Todo acompañado de champagne o sidra, como las bebidas que no pueden dejar de estar en el brindis.

Claro que, con estos datos, parece difícil que una persona en su peso y sin una actividad física programada extra a la de todos los días, se limite a consumir las 2200 calorías, las mujeres, o las 2500 calorías, los hombres, que se recomiendan por día para no engordar. Sin embargo, eso es posible si se organiza un menú con entrada, plato principal y postre que no supere las 600 calorías en total, con bebidas sin calorías o las medidas indicadas de alcohol, más una mesa dulce que acompañe el brindis, con no más de 900 calorías.

"No hay que prohibirse, sino ser flexible y darse gusto con moderación. Lo mejor es elegir lo que se desea comer y servirse en el plato, no de la bandeja, para reducir a la mitad el aporte calórico y disfrutar de todo el menú -explicó Viviant-. Hay que pensar que si uno tiene que bajar de peso, aquella sería la cantidad que debería comer en todo un día."

En el caso de las bebidas, las aguas saborizadas, la soda, el agua, los jugos naturales y las bebidas dietéticas pueden ser buenos aliados para comer menos. El alcohol aporta calorías "vacías", es decir, sin nutrientes. "Es bienvenido en las Fiestas, pero hay que recordar que fija las grasas, porque es el último combustible que usa el organismo", explicó Katz, que dirige Fat-Fit, un sitio en Internet para la educación alimentaria ( www.fat-fit.com.ar ). En una comida, agregó Viviant, dos medidas para las mujeres y tres para los hombres está permitido.

Si hay que organizar la cena en casa, calcular las porciones como si se estuviera preparando un catering sería lo más indicado. "Hay que ofrecer en la mesa platos servidos para cada uno, por ejemplo, con la misma cantidad de rodajas de vitel toné o de matambre -agregó Katz-. Quizá la parte dulce de la comida será doble, con el postre y la mesa dulce." En este caso, agregó, una buena regla por tener en mente al preparar las delicias de la noche es incluir tres elementos básicos: agua, en frutas y gelatinas; aire, con la ayuda de batidos de clara a punto nieve o mousse, aunque no sean las versiones reducidas en calorías, y fibra. "Harán que comamos menos", dijo Katz.

Si, en cambio, la reunión es en casa ajena, se puede llamar previamente para consultar qué habrá de comer y, si es necesario, ofrecer llevar ensaladas, tomates rellenos, carne o pollo frío y bebidas sin calorías. "Es aportar lo que les guste a todos, pero conociendo qué contiene", indicó Viviant, como insiste en su sitio Nutrición y Vida Sana ( www.nutricionyvidasana.com.ar ).

Si hay lechón, pollo al horno o a la parrilla y tira de asado, la nutricionista aconsejó preferir el pollo y acompañarlo con mucha ensalada, o una porción de asado (dos o tres huesos), que aporta unas 600 calorías. Y si no puede evitar la tentación de probar lechón, Viviant sugirió pedir una porción pequeña. Entre el asado y el vacío, explicó, mejor será degustar el vacío. Así que... éxito, buen provecho y ¡salud!

Fuente: diario La Nación.

sábado, diciembre 15, 2007

Un poco menos de sal puede salvar ocho millones de vidas

MADRID.- Si se reduce un 15% el consumo de sal entre la población de 23 países en vías de desarrollo, se podría evitar 8.5 millones de muertes en 10 años. Según un trabajo, publicado dentro de una serie sobre enfermedades crónicas aparecida en "The Lancet", esta cifra alcanzaría los 14 millones si se complementa con distintas medidas antitabaco.

El mencionado estudio se basó en las naciones que se ven afectadas por el 80% de los trastornos crónicos presentes en regiones de capital bajo o medio: Rusia, Ucrania, Polonia, Turquía, Myanmar (antes conocido como Birmania), Indonesia, Egipto, Vietnam, India, Sudáfrica, China, Filipinas, Irán, Argentina, Brasil, Bangladesh, Pakistán, Tailandia, Colombia, Nigeria, México, Congo y Etiopía.

La sal está muy presente en los países en vías de desarrollo ya que, además de como aderezo, la usan para conservar las carnes y los pescados. Se trata de un ingrediente que, a menudo, se toma en cantidades demasiado elevadas, con las consecuencias que ello conlleva. Una ingesta excesiva de sal se ha relacionado con un mayor riesgo de hipertensión y de complicaciones cardiovasculares, como puede ser el infarto cerebral.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el consumo de este ingrediente no supere los 5 gramos diarios. Sin embargo, en algunos de los países analizados éste alcanza los 10 gramos.

Por este motivo, los autores del trabajo, procedentes de distintos departamentos de la OMS, analizaron el impacto que tendría reducir un 15% la ingesta de sal entre 2006y 2015. Según ellos mismos señalan, esta medida evitaría 8.5 millones de muertes.

Medidas antitabaco


También se tuvo en cuenta el impacto de cuatro acciones contra el tabaco, recogidas por el Convenio Marco para el Control del Tabaquismo de la OMS: incrementar los impuestos de los cigarrillos; implantar los lugares de trabajo libres de humo; informar sobre los riesgos (en las cajas, en campañas publicitarias...) y prohibir cualquier tipo de publicidad, promoción o patrocinio de las tabaqueras.

La puesta en marcha de estas estrategias antitabaco se traduciría en una reducción de 5.5 millones de fallecimientos. De hecho, como indica el trabajo publicado en "The Lancet", las mencionadas acciones podrían reducir la prevalencia del tabaquismo hasta en un 10%.

Si se combinan ambas medidas -disminuir el consumo de sal y de tabaco- se lograría que 13.8 millones de personas no fallecieran por enfermedades relacionadas con estos hábitos. "La mayoría de las muertes que se evitarían tendrían que ver con trastornos cardiovasculares (un 75.6%), respiratorios (15.4%) y cáncer (8.7%)", afirman los expertos.

Por su amplia población, China y la India serían los países más beneficiados en cuanto a reducción del número de fallecimientos (4.5 millones y 3.1 millones, respectivamente).

"Pero, al tener en cuenta la cifra de mortalidad prevenible por cada 100.000 habitantes mayores de 30 años, las mayores ganancias serían para Rusia, Ucrania y Polonia", aclara el documento. Son resultados que "reflejan las altas tasas de enfermedad cardiovascular en estas poblaciones, hipertensión y sus altos niveles de exposición al tabaco".

El costo de las mencionadas intervenciones rondaría los 0.4 dólares (menos de 0.3 euros) por persona y año en las naciones con menos recursos. Y ascendería a un dólar (0.67 euros), o menos, en el caso de los países más desarrollados.

"Esta potencial ganancia de salud supone un 38% de la reducción global de las enfermedades crónicas planteada por la OMS en 2005", destacan los autores. Y matizan que "aunque se puede evitar un amplio número de muertes, se trata solamente de una pequeña fracción del impacto total de las patologías crónicas".

Fuente: ElMundo.es.

Los mayores que se mantienen en forma viven más

Un estudio publicado en "JAMA" concluye que las personas mayores de 60 años con buen estado de forma cardiorrespiratorio viven más tiempo que las que no están en buena forma, independientemente de la cantidad de grasa corporal que tengan.

Los autores de la investigación, de la Universidad de Carolina del Sur (Estados Unidos), señalan que estudios anteriores han mostrado que la obesidad y la inactividad física elevan cada una el riesgo de muerte en adultos de mediana edad. Sin embargo, indican que esa afirmación no estaba tan clara en personas de edad avanzada.

Por ello, examinaron las asociaciones entre el estado de forma cardiorrespiratorio, varias medidas clínicas de adiposidad y la mortalidad en varones y mujeres de edad avanzada. Participaron 2.603 mayores de 60 años que fueron sometidos a una primera exploración entre 1979 y 2001. El estado de forma se evaluó mediante bicicleta estática y la adiposidad mediante el índice de masa corporal, la circunferencia de cintura y el porcentaje de grasa corporal. Durante el periodo de seguimiento medio de 12 años se registraron 450 muertes.

Los resultados muestran que aquellos que fallecieron tenían más edad, estaban en peor estado de forma y presentaban más factores de riesgo cardiovascular que los supervivientes. Los participantes que practicaban ejercicio y estaban más en forma eran los que tenían menos factores de riesgo cardiovascular –hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia -. Estos individuos en mejor forma presentaron menores tasas de mortalidad que el resto de participantes en todos los estratos de adiposidad. Es decir, que mantenerse en forma previene el riesgo de muerte sea cual sea la cantidad de grasa en el organismo, excepto cuando existe obesidad. En la mayoría de casos, el riesgo de muerte fue la mitad para los que estaban en forma respecto a los que no lo estaban.

Fuente: Jano.es.

El "fast food" empeora la calidad de la alimentación

MADRID.- Los efectos nocivos de la llamada "fast food" son peores de lo esperado. No sólo engorda y aumenta el riesgo de obesidad, sino que su consumo frecuente disminuye la cantidad de fruta, aceite de oliva y de alimentos ricos en agua que se ingieren, según un trabajo elaborado por especialistas del IMIM-Hospital del Mar de Barcelona.

En el estudio, publicado en "International Journal of Obesity", participaron 3.000 adultos entre 25 y 74 años residentes en Gerona. El objetivo era comprobar cómo el consumo de comida rápida afecta a un población que tradicionalmente ha seguido una dieta mediterránea; tanto a sus hábitos alimenticios como a su estado de salud.

El 10% de los participantes consumía este tipo de alimentos al menos una vez al mes. Estos consumidores solían ser más jóvenes, eran fumadores con mayor frecuencia y tenían estudios de más grado que los demás. De este porcentaje, el 2.7% comía fast food al menos una vez por semana y el 1.1% con más frecuencia. Este último grupo representa la población de más riesgo.

Cuanto mayor era la ingesta, mayor el desapego por la dieta mediterránea. No sucede, como cabría esperar, que se compense su ingesta con la de otros alimentos más sanos, como aceite de oliva o fruta, sino que, por el contrario, se tiende a empeorar la calidad de la alimentación, con los consiguientes riesgos.

A estos efectos nocivos de las hamburguesas, pizzas, papas fritas, refrescos, etc., hay que sumar otros más conocidos. Los resultados mostraron que a medida que aumenta el consumo de comida basura se incrementa también la ingesta de energía, incluso después de omitir en el cálculo las calorías de estas raciones. Los aficionados al fast food aportaban a su cuerpo 1.4 megajulios al día más que los no consumidores. Un exceso de energía que si no se compensa con actividad física puede resultar muy nociva.

"Uno podría especular que la energía extra que aporta la comida rápida (310 kilojulios al día si se toma una vez a la semana) detectada en esta población es demasiado baja como para provocar un desequilibrio entre lo aportado y lo gastado y el consiguiente aumento del índice de masa corporal. Sin embargo, un modelo teórico ha estimado que un plus diario de 66 kilojulios se convierte en un kilo más de peso al año", explican los autores.

De hecho, en el estudio quedó patente que el índice de masa corporal aumentaba con la cantidad de comida basura. Más aún, esta dieta incrementa el riesgo de obesidad hasta en un 129% para aquellos que recurren a este tipo de alimentos más de una vez a la semana.

Aunque el problema en Europa y en España dista mucho aún de la situación que vive Estados Unidos, donde el fast food representa un tercio de la energía diaria que consume un adulto (en la población estudiada en Girona se limita a un 1.9%), los datos son preocupantes. En especial, en lo que concierne a la calidad de la dieta.

Candidata a ser Patrimonio de la Humanidad, la dieta mediterránea en una de las claves que explican la mejor salud y mayor esperanza de vida que disfrutan las poblaciones que viven rodeando este mar. El desplazamiento de esta sana costumbre a causa de la llegada al mercado de alimentos más occidentales puede tener graves consecuencias para la salud individual y pública.

Fuente: ElMundo.es.

Chicos obesos tienen más riesgo de enfermedad cardiovascular

El hecho de tener sobrepeso de niño aumenta significativamente el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas en la adultez, a partir de los 25 años. Esta es la conclusión a la que llega un nuevo y exhaustivo estudio que representa la evidencia más contundente hasta el momento de que la epidemia de obesidad está dando lugar a la aparición de toda una generación proclive a sufrir graves problemas de salud.

Este estudio, que abarcó a más de 276.000 chicos daneses, descubrió que quienes tenían sobrepeso entre los 7 y los 13 años, tenían muchas más posibilidades de sufrir dolencias cardíacas entre los 25 y los 71, aún aquellos que eran nada más que un poco regordetes e independientemente de si adelgazaban al crecer.

"Esto es sumamente importante", observó Jennifer Baker, del Instituto de Medicina Preventiva de Copenhague, que lideró la investigación que apareció publicada ayer en el New England Journal of Medicine. "Este es el primer estudio que muestra de manera convincente que el exceso de peso en la niñez está asociado con enfermedades cardíacas en la madurez o con algún problema de salud importante".

El estudio se publicó conjuntamente con un análisis de estadísticas de salud de los Estados Unidos, que adelanta que la obesidad en adolescentes hará aumentar la cantidad nacional de enfermedades del corazón un 16 %, por lo menos, para 2035, con lo que habrá 100 mil casos nuevos.

"La epidemia de obesidad infantil no es un problema meramente estético. Puede tener consecuencias profundas, de largo plazo, incluidas la muerte y enfermedades en la edad adulta" observó David Ludwig, de la Facultad de Medicina de Harvard.

La proporción de chicos estadounidenses que tienen sobrepeso se triplicó desde 1976 y hoy llega a un total de 9 millones. El marcado aumento hizo que haya también muchos más chicos con diabetes tipo 2, que solía ser conocida como "la de los adultos".

Ludwig comparó a la epidemia de obesidad infantil con la amenaza del calentamiento global. Dijo que aunque recién ahora surgen pruebas contundentes sobre las consecuencias de esta amenaza, la sociedad debiera actuar con mayor agresividad para contrarrestar la tendencia.

También preocupa en el país

En la Argentina, la primera encuesta nacional de nutrición, realizada por el Ministerio de Salud de la Nación, detectó que el sobrepeso y la obesidad afectan al 9.2 % de los menores de 6 años.

Fuente: diario Clarín.

Trastornos alimentarios en niñas y adolescentes diabéticas

Existe una alta prevalencia de malas conductas y trastornos alimentarios entre las jóvenes que presentan diabetes tipo 1, según indicaron investigadores de la University Health Network (Canadá), en “Diabetes Care”. Los científicos también descubrieron que los problemas con la alimentación en estas pacientes comienzan a edad temprana y se mantienen en el tiempo.

En un trabajo del equipo de la Dra. Patricia A. Colton se dieron a conocer los resultados de un estudio de 5 años de duración sobre problemas alimentarios en chicas con diabetes tipo 1.

Al inicio de la investigación se observó una mayor tasa de malas conductas alimentarias en 126 diabéticas tipo 1 de entre 9 y 13 años que en un grupo de pacientes sin la enfermedad metabólica (8% frente a 1%).
Tras el seguimiento de 5 años, 98 chicas diabéticas seguían en el estudio. El promedio de edad era de 11.8 años al comienzo y de 16.5 años al final de la investigación.

El equipo de la Dra. Colton halló que 48 de las 98 jóvenes (49%) aún tenían problemas de conducta alimentaria. Específicamente, 43 de las 98 chicas informaron que habían restringido su alimentación, 6 declararon experimentar "atracones", 3 notificaron haberse inducido vómitos y 25 dijeron haber practicado ejercicio intenso y excesivo para controlar su peso. Otras pacientes manifestaron que salteaban las dosis de insulina. Un total de 13 pacientes cumplían los patrones de trastornos alimentarios.

Los autores indicaron que los niveles de glucosa en sangre no eran mayores en las pacientes con conductas alimentarias anómalas (8.7% frente a 8.4%). No obstante, se observó una tendencia a mayores niveles de azúcar entre las pacientes con trastornos alimentarios, comparadas con las personas que no presentaban tales problemas (9.1% frente a 8.5%).

"Los problemas con la comida en el comienzo del estudio, en los años de la preadolescencia, solían persistir en el tiempo. El 92% de las pacientes con inconvenientes con la comida detectadas al inicio de la investigación siguieron informando problemas alimenticios después de su adolescencia", señaló la Dra. Colton.

Fuente: Jano.es.

La flexibilidad en el trabajo favorece estilos de vida saludables

"Las personas que tienen más flexibilidad en sus empresas, tanto de horarios como de lugar de trabajo, y que así lo perciben, llevan una vida más saludable que aquellos que tienen trabajos más rígidos". Lo afirma el doctor Jospeh G. Grzywacz, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Wake Forest y autor de una investigación sobre el tema que se acaba de publicar en "The Journal of Occupational and Environmental Medicine".

Con el objetivo de evaluar si la flexibilidad en el trabajo influye en los hábitos de vida, Grzywacz y su equipo analizaron las respuestas de 3.193 empleados de una multinacional farmacéutica en Estados Unidos. El cuestionario recogía preguntas sobre horas de sueño, ejercicio físico, participación en programas de promoción de la salud, técnicas de relajación y vida sana en general.

Entre los participantes, que hicieron el cuestionario en 2004 y 2005, la media de edad era de 40.8 años y 1.862 eran mujeres, frente a 1.331 hombres. Además, pertenecían a distintos departamentos y tenían diferentes niveles de responsabilidad, lo que según los autores "es un punto muy importante, porque hablamos de trabajadores en general, que desempeñan actividades diversas, y no sólo de ejecutivos".

La farmacéutica elegida para el estudio ofrece flexibilidad a todos sus empleados. Así, permite semanas intensivas de trabajo y otras de descanso, reparto de tareas o el teletrabajo.

La percepción que los participantes tenían de dicha flexibilidad se midió con la siguiente pregunta: "¿Tiene un trabajo lo suficientemente flexible como para conciliar la vida laboral con la personal y familiar?" Tan sólo un 6.2% de los encuestados respondió de forma negativa a esta cuestión, mientras que el resto afirmó sentirse muy satisfecho con su jornada.

Siete horas de sueño

En cuanto a los hábitos saludables, la mayoría de los empleados reconoce que duerme de media unas 7 horas diarias, como mínimo; aunque 1 de cada 7 señala que dedica alguna hora más al sueño.

Respecto a la actividad física, alrededor del 50% de los participantes practica ejercicio 3 veces por semana. Menos adeptos que el deporte tienen los cursos de promoción de la salud, ya que solo lograron reunir al 7.3% de la plantilla. Algunos más (un 18.8%) fueron los empleados que confesaron practicar técnicas de relajación y de reducción del estrés.

Los investigadores consideran que "los resultados obtenidos en este estudio muestran una relación positiva entre la flexibilidad laboral y los hábitos de vida saludables". Además, indica el autor, "cuanto mayor es la percepción que tienen los trabajadores sobre su flexibilidad más ejercicio físico practican y más duermen".

Aunque Grzywacz y sus colaboradores argumentan que "hacen falta más estudios que analicen si la flexibilidad laboral beneficia más a las mujeres que a los hombres, parece claro que esta forma de trabajar promociona un estilo de vida sano".

Fuente: ElMundo.es.

Mujeres con cáncer de mama corren más riesgos si engordan

Las pacientes con cáncer de mama contarían ahora con un poderoso incentivo para evitar engordar: más posibilidades de sobrevivir a la enfermedad. Nuevas investigaciones muestran que por cada 5 kilos que sube una mujer luego de recibir un diagnóstico de cáncer de mama, las chances de que resulte letal aumentan un 14%.

El estudio no es en absoluto concluyente, pero representa la prueba más contundente hasta el momento de que el hecho de controlar el peso -una buena idea en cualquier momento de la vida, en realidad- sería de especial importancia luego de un diagnóstico de cáncer de mama.

"Se notó una correlación significativa entre el nivel de aumento de peso y una mayor mortalidad", precisó Hazel Nichols, que hace un doctorado en la Facultad de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg. "Factores que tienen que ver con el estilo de vida, cosas que uno incorpora luego de un diagnóstico de cáncer de mama, como la dieta y el ejercicio, tienen potencial como para influir en la supervivencia".

Nichols fue quien lideró este estudio e informó sobre sus resultados durante una conferencia de la Asociación Norteamericana de Investigaciones de Cáncer celebrada en Filadelfia.

Los investigadores comenzaron con 4.021 mujeres de Wisconsin, Massachusetts y New Hampshire a las que se les había diagnosticado cáncer de mama entre 1988 y 2001. Todas aportaron datos sobre su altura, peso, antecedentes familiares y factores de riesgo con entrevistas telefónicas.

Entre 1998 y 2001, a todas las sobrevivientes se les enviaron cuestionarios para actualizar información sobre estos factores y hábitos de vida, como el ejercicio y la dieta.

Luego de un promedio de 6 años de seguimiento posteriores a recibir el diagnóstico, se habían registrado 121 muertes por cáncer de mama y 428 por otras causas. Por cada 5 kilos ganados luego del diagnóstico, el riesgo de muerte aumentaba un 14%.

Y la relación se mantenía aún después de que los investigadores tenían en cuenta diferencias por edad, menopausia, tabaquismo y la etapa de la enfermedad.

En el caso de las mujeres consideradas obesas por el índice de su masa corporal, su riesgo de muerte duplicaba al de aquellas con un peso normal.

En realidad, los médicos saben desde hace tiempo que las mujeres con sobrepeso al recibir un diagnóstico de cáncer de mama tienen perspectivas peores que el resto. Investigaciones anteriores habían descubierto que las mujeres que hicieron ejercicio después de recibir su diagnóstico redujeron a la mitad el riesgo de morir, según la cantidad de actividad física que hicieran.

Sin embargo, es muy común que las mujeres engorden después de enterarse. Un motivo sería que la quimioterapia puede hacer que se sientan cansadas y débiles, sin ganas de ejercitarse.

Fuente: diario Clarín.

domingo, diciembre 02, 2007

En el mundo, 200 chicos desarrollan diabetes cada día

La diabetes tipo 2, que solía ser inaudita en niños, crece con ritmo alarmante: en el mundo más de 200 niños la desarrollan cada día. Y para muchos chicos del tercer mundo, las perspectivas son más sombrías porque la diabetes infantil aumenta el riesgo de complicaciones que pueden ser letales.
Otro dato: cuando se diagnostica en jóvenes, la esperanza de vida se acorta entre 10 y 20 años.

El diagnóstico de diabetes tipo 2 se está haciendo cada vez más común en chicos y adolescentes. A diferencia de la diabetes tipo 1 -el organismo no produce insulina- la persona no nace con el problema sino que lo adquiere, generalmente, a través de malos hábitos de vida: por obesidad y escasa o nula actividad física. Lo que ocurre en el organismo es que la secreción de insulina empeora y se alcanzan altos niveles de hemoglobina glicosilada. Y la alta concentración de glucosa provoca problemas renales, cardíacos, retinopatías, úlceras.

Para la Federación Internacional de Diabetes, la situación es especialmente preocupante en los países de ingresos bajos y medios, en donde muchos niños mueren porque se les diagnostica la diabetes demasiado tarde. Y otros mueren porque la insulina no es accesible, no está disponible o su suministro es escaso.

Según la Internacional Obesity Task Force, casi la mitad de los niños de Estados Unidos y América del Sur tendrán sobrepeso u obesidad en 2010. Y este dramático aumento de casos de sobrepeso y obesidad en niños, indudablemente resultará en un incremento similar de casos de diabetes entre los chicos, ya que el sobrepeso y la obesidad son los principales factores de riesgo.

La diabetes ya es una epidemia. Afecta a 246 millones de personas en el mundo, que serán 380 millones en 2025. Cada diez segundos una persona muere por causas vinculadas con la diabetes.
En Argentina hay 3 millones de diabéticos, y el 50% lo ignora. Esta semana, en el XVI Congreso Argentino de Nutrición, se hablará de los factores alimentarios que impactan sobre la diabetes.

La Federación Internacional de la Diabetes y la OMS propusieron que el 14 de noviembre sea el Día Mundial de la Diabetes, en homenaje al fisiólogo Frederik Grant Banting, quien nació el 14 de noviembre de 1891 y 30 años después logró aislar la insulina. Así, con tratamiento, la enfermedad pasó de ser mortal a crónica y controlable.

Fuente: diario Clarín.

Confirman que la soja reduce el colesterol y protege el corazón

Los beneficios aparecen cuando los pacientes tienen más de 240 mg/dl de colesterol sanguíneo.

Una revisión de las investigaciones realizadas en la última década sobre los efectos de la soja en la salud confirma beneficios que en los últimos años generaron dudas y críticas: que consumir proteína de soja reduce el colesterol y previene enfermedades cardiovasculares.

Claro que esto no es igual para todos. En la población con un nivel de colesterol por debajo del límite máximo de 240 mg/dl (el nivel "deseable" es hasta 200 mg/dl), el consumo diario de soja completó una alimentación saludable.
Sin embargo, en los pacientes con colesterol total por encima de ese umbral de 240 mg/dl, el consumo de los 25 gramos diarios de proteína de soja recomendados disminuyó significativamente el colesterol total y el colesterol "malo", o LDL. Esto, a su vez, redujo el riesgo cardiovascular.

"La soja es la única legumbre que tiene proteínas comparables con las del huevo, la leche y la carne. Y cuando hablamos de proteína vegetal, la única que posee los aminoácidos que necesita nuestro organismo es la proteína de la soja", explicó a LA NACION la licenciada en nutrición Antonieta Espinosa Pulecio, miembro de la Asociación Colombiana de Nutrición y consultora independiente de la industria alimentaria.

Espinosa llegó ayer a esta ciudad para presentar hoy, en el XVI Congreso Argentino de Nutrición, los resultados del estudio publicado en la revista British Journal of Nutrition .

El colesterol es un lípido que sintetiza nuestro organismo para, por ejemplo, producir las membranas celulares o ciertas hormonas. Pero también se obtiene a través del consumo de los alimentos (carnes rojas, aves, pescado, huevos, manteca, queso y leche entera). Las frutas, las hortalizas y los cereales no contienen colesterol.

"Si comparamos el valor graso de la proteína animal con el de la proteína de origen vegetal, éste está libre de colesterol y tiene bajo nivel de grasas saturadas, además de ser rica en antioxidantes y vitamina E, y tener un índice de alergenicidad menor que el de la leche de vaca", resumió Espinosa.

El nuevo estudio, dirigido por el doctor Cesare Sirtori, del Departamento de Ciencias Farmacológicas de la Universidad de Milán, Italia, analizó 25 estudios publicados en la última década en distintas revistas científicas. Todos debían reunir ciertos criterios, como definir claramente los niveles de colesterol total y LDL de los pacientes y haber durado más de tres semanas, el tiempo mínimo necesario para que la composición del lípido variara.

En todos los estudios, los pacientes con colesterol normal a alto (hasta 300 mg/dl) consumieron los 25 gramos de soja diarios recomendados por la Asociación Estadounidense del Corazón y la Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos, niveles a los que adhiere la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN).

"Las investigaciones realizados hasta hoy nos convencen de que la soja y la proteína aislada de alta calidad resultan ser un alimento muy valioso para incorporar en el plan alimentario diario. Los estudios clínicos evidencian que el consumo de cantidades adecuadas de proteína de soja es ventajoso para la salud y modifica algunos factores de riesgo de las enfermedades crónicas."

El trabajo que se presenta hoy concluyó que, con ciertas modificaciones, se confirman en general los resultados de una revisión previa, publicada en 1995, que promovió críticas y dudas.

Según los nuevos resultados, una alimentación que incluya 25 gramos de soja o proteína de soja -ya sea que reemplacen o no proteínas derivadas de los lácteos o de las carnes- logró reducir 3.6 mg/dl de colesterol en los individuos con colesterol normal (de 200 mg/dl o menos); 5 mg/dl en las personas con hipercolesterolemia leve (de 200 a 225 mg/dl) y 18.5 mg/dl en los pacientes con hipercolesterolemia moderada (de 259 a 333 mg/dl). No se evaluaron pacientes con colesterol por encima de 335 mg/dl (hasta 410 mg/dl se considera hipercolesterolemia grave) porque reciben obligatoriamente fármacos para reducir el nivel de lípidos en la sangre.

"Este estudio demuestra que basta con agregar soja a la alimentación para obtener sus beneficios. Lo importante es incorporarla diariamente y, si se desea, se puede reemplazar una de las comidas con proteína animal por proteína vegetal y bebidas con soja para alcanzar los gramos diarios recomendados."

Para esto, aseguró la nutricionista colombiana, es indispensable que comencemos a leer las etiquetas de los productos que se comercializan.

Fuente: diario La Nación.

Sobrepeso: aumenta los problemas en la vejez

NUEVA YORK (The New York Times).- Para las personas que tienen kilos de más, las noticias de los últimos días fueron buenas. La obesidad no aumenta el riesgo de cáncer, informó el Journal of the American Medical Association (JAMA). Pero eso no quiere decir que haya que celebrar. El mismo número del JAMA informó que la vejez es un tiempo particularmente peligroso para las personas obesas. Los que tienen más de 60 tienen el doble de probabilidad de sufrir alguna discapacidad comparados con las personas de peso normal.

La preocupación acerca de la discapacidad es especialmente importante en momentos en que la comunidad médica está revisando el consejo que debe darse a las personas con sobrepeso. Diversos estudios mostraron que las personas con algunos kilos de más tienen menores índices de mortalidad. Pero que vivan más no quiere decir que vivan mejor, advierten los médicos.

"No se mueren de cáncer -dijo la doctora Pamela Peeke, de la Universidad de Maryland-EEUU. ¿Pero pueden levantarse de la silla?" Hace mucho se sabe que el peso excesivo aumenta el riesgo de artritis. En el último trabajo de JAMA, investigadores de la Universidad de Pensilvania estudiaron a casi 10.000 personas de más de 60 años, y midieron tanto sus limitaciones funcionales como la incapacidad de arrodillarse fácilmente o de vestirse.

Mientras éstos parecen problemas menores, la capacidad para manejarse en la vida diaria es central para la calidad de vida a medida que envejecemos. La doctora Peeke afirma que tenemos que repensar nuestras razones para hacer actividad física. En un reciente libro, ella ofrece sencillas pruebas de flexibilidad, equilibrio y fuerza para determinar su nivel de salud funcional. Algunas de las preguntas son: ¿puede subir 20 escalones en 40 segundos sin tocar la baranda? ¿Desde la posición de parado, puede tocar el suelo y volver a levantarse nuevamente sin ayuda? ¿Puede elevar su pierna durante 10 segundos sin tener sus brazos en equilibrio? Las respuestas le darán una idea de cuál es su estado funcional.

El aumento de peso incrementa el riesgo de cáncer de mama

Un estudio de los NIH (Instituto Nacional de Salud) de EEUU señala que las mujeres que experimentan un aumento de peso en cualquier momento después de los 18 años son más propensas a desarrollar este tipo de tumor que las que mantienen su peso estable.

El reciente estudio publicado en “Archives of Internal Medicine” dice que las mujeres que aumentan de peso en cualquier momento después de los 18 años son más propensas a desarrollar cáncer de mama que las que mantienen un peso estable. En otras palabras, cuando se trata del cáncer de mama, no hay un buen momento para aumentar de peso en la edad adulta.

"Encontramos que aumentar de peso a lo largo de la adultez así como incrementar el peso en etapas específicas de la vida estaba asociado con un riesgo de cáncer de mama, en comparación con mantener un peso estable", dijo la autora principal del estudio, Dra. Jiyoung Ahn. "Las etapas específicas comprenden los primeros y últimos años reproductivos y los años perimenopáusicos y posmenopáusicos".

Los hallazgos del equipo de la Dra. Ahn incluyeron a las mujeres que no seguían la THS (terapia de reemplazo hormonal) en la menopausia, que ha sido asociada con un riesgo elevado de cáncer de mama.

Para el nuevo estudio, los investigadores analizaron los datos de casi 100.000 mujeres posmenopáusicas que participaron en el National Institutes of Health-AARP Diet and Health Study.

Al comienzo del estudio, en 1996, las mujeres declararon su peso y medidas corporales a las edades de 18, 35 y 50. Luego fueron clasificadas, tomando en cuenta su índice de masa corporal, como de peso bajo, peso normal, sobrepeso u obesas.

Entre las mujeres que no siguieron la THS en la menopausia, aumentar de peso en los primeros años reproductivos (de los 18 a los 35), en los últimos años reproductivos (de los 35 a los 50), los años perimenopáusicos y posmenopáusicos (de los 50 años en adelante) y a lo largo de la en la adulta (a partir de 18) estaba asociado con un riesgo elevado de desarrollar cáncer de mama en comparación con las mujeres que mantenían un peso estable.

Las mujeres que tenían un peso normal o por debajo de lo normal a la edad de 18 años, pero sobrepeso o eran obesas a los 35 y 50 años se enfrentaban a un riesgo 1.4 veces superior de desarrollar cáncer de mama en comparación con las mujeres que mantenían un peso normal. Las mujeres que perdieron peso de forma subsiguiente tenían el mismo riesgo de cáncer que las que mantuvieron un peso estable.

Fuente: diario La Nación.

El ejercicio reduce hasta el 40% el riesgo cardiovascular en mujeres

El beneficio se debe más al efecto antiinflamatorio que a la pérdida de peso.

El hecho de que el ejercicio físico es bueno para el corazón no es ninguna novedad. Lo que no se conocía hasta ahora era el mecanismo por el que la actividad física reduce el riesgo cardiovascular de una persona. Un grupo de investigadores de EEUU ha observado cómo el ejercicio puede llegar a reducir hasta el 40% el riesgo cardiovascular de las mujeres, principalmente gracias a su efecto antiinflamatorio.

Esto implica que los beneficios del ejercicio físico van mucho más allá del hecho de perder peso. "Hace mucho tiempo que sabemos que la actividad física reduce el riesgo cardiovascular, pero era como una especie de caja negra, ya que desconocíamos cómo el ejercicio previene estas enfermedades exactamente", explica por teléfono Samia Mora, cardióloga del hospital Brigham and Women's de Boston y directora de la investigación. "Podemos decir que éste es el primer estudio que ha intentado explicar los beneficios que aporta el ejercicio a largo plazo y cómo éste actúa sobre los factores de riesgo específicos", añade.

Lo que más sorprendió a Mora y a sus colegas fue que el efecto del ejercicio sobre el peso resultó no ser tan relevante comparado con el efecto que éste tuvo sobre otros factores, como la inflamación y marcadores hemostáticos (proteína C reactiva, fibrinógeno y molécula de adhesión intercelular 1, entre otros).

En los últimos años los procesos inflamatorios han ganado protagonismo y se han erigido como uno de los grandes causantes de los episodios cardiovasculares. La aterosclerosis, el depósito de sustancias grasas en las paredes de las arterias, es un proceso inflamatorio.

"La inflamación y los marcadores hemostáticos representaron una tercera parte de la reducción del riesgo, seguida por la presión sanguínea, que representó una cuarta parte de dicha reducción", señala Mora. Los siguientes contribuyentes, por orden de importancia, fueron los lípidos, el índice de masa corporal y las anormalidades de los niveles de glucosa.

Estos hallazgos deberían animar a aquellas personas que a pesar de hacer ejercicio físico no logran perder peso. "Estas personas deberían seguir haciendo deporte, ya que los beneficios van mucho más allá del hecho de perder algunos kilos", incide la cardióloga, aunque recuerda que el perder peso en sí reduce significativamente el riesgo cardiovascular.

El estudio, publicado en noviembre en la revista Circulation, concluye que con sólo dos horas de ejercicio a la semana las mujeres pueden reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares hasta en un 20%. Si hacen cinco horas de ejercicio semanales, el riesgo disminuye un 40%.

La investigación se realizó sólo con mujeres, ya que hizo un seguimiento de las participantes del conocido Women's Health Study estadounidense, un amplio estudio que se inició en la década del ´80 para investigar cuál era el impacto que tenía la aspirina y la vitamina E en la aparición de cáncer y enfermedades cardiovasculares en las mujeres. El equipo de Mora siguió durante 10 años a 27.000 mujeres de entre 45y 90 años, con una media de 55.

"Aunque sólo incluye a mujeres, creemos que sus resultados también se pueden aplicar a los hombres", dice Mora, aunque recalca que esto tendrá que confirmarse en posteriores investigaciones. "Será interesante ver qué ocurre con los hombres, ya que éstos suelen realizar deportes de más impacto", añade. Asimismo, hay que recordar que no todo el tipo de ejercicio es beneficioso para el corazón.

Estudios anteriores han demostrado cómo los episodios de ejercicio demasiado brusco e intenso tienen el efecto contrario y puede provocar una inflamación transitoria que puede llegar a causar lesiones musculares.

El mensaje que se deriva de esta investigación es claro y aporta más motivos para alentar a la población en general a abandonar los estilos de vida sedentarios y empezar a hacer ejercicio. Lo más importante es conseguir incorporar el ejercicio a nuestra rutina diaria, y para conseguirlo hay que ser realista: "Lo mejor es empezar eligiendo una actividad que nos guste y que podamos hacer con regularidad, ya sea caminar a paso rápido, bailar o ir al gimnasio".

Fuente: ElPaís.com.

La obesidad, en el diván

La mayoría de las dietas fracasan porque el individuo sencillamente no las cumple, y no las cumple porque no las puede cumplir.

Con la llegada de los días cálidos, la preocupación por el aspecto físico cobra renovada energía y se convierte en un tema recurrente en los consultorios psicoanalíticos.

Todo el mundo asocia, con razón, la obesidad con importantes riesgos para la salud, pero en lo inmediato lo que verdaderamente angustia es que los kilos de más restan lozanía y belleza al aspecto general y cuando son excesivos despiertan sensaciones de abandono y desprolijidad.

Es lógico entonces el afán de iniciar una dieta; todos deseamos ser aceptados y valorados, tanto por los demás como por nosotros mismos y bien sabemos que el aspecto corporal tiene mucho que ver con ello. Es que el cuerpo habla; es lo primero que impacta ante la mirada del otro y expresa parte de lo que el individuo es; muestra sus pasiones; refleja su erotismo; es en cierto modo un espejo de su subjetividad.

Sin embargo, es sabido que la mayoría de los intentos por disminuir el exceso de grasa que rodea los tejidos terminan en rotundos fracasos o en el mejor de los casos se obtiene algún resultado inmediato que no tarda en diluirse ante la renovada tentación de comer.

Lo que no siempre se tiene en cuenta es que si bien desde el punto de vista fisiológico existen métodos mejores y peores para adelgazar, la mayoría de las dietas fracasan porque el individuo sencillamente no las cumple, y no las cumple porque no las puede cumplir.

El gordo es gordo porque posee una relación pasional con la comida, un vínculo que no se deja limitar por ningún método y mucho menos por un período prolongado de tiempo.

Es por eso por lo que a pesar del intenso deseo de adelgazar, le resulta imposible resistirse a la tentación de comer, porque llevarse el alimento a la boca es mucho más que el simple hecho de alimentarse. Comer es sentirse acompañado y querido; es experimentar una sensación placentera en el tracto digestivo que posee connotaciones sexuales y cuya privación genera sensaciones de frustración, rabia e impotencia.

Si está angustiado, la comida torna la vida más tolerable; si, en cambio, se siente feliz, ¡qué mejor que festejarlo con un buen banquete! Como sea, la decisión de comer comida magra y en menor cantidad le genera una verdadera sensación de privación y una vivencia interna de vacío y desolación muy difíciles de tolerar.

Durante la primera infancia, el estar bien alimentado era equivalente a ser amado y cuidado, el hambre, en cambio, era sinónimo de abandono. La boca es el órgano del primer vínculo placentero y amoroso con la madre y la apasionada succión del pecho permitió disolver ansiedades, controlar miedos y dormirse seguro y feliz.

Con el tiempo, otras partes del cuerpo y otras estrategias permiten una manera diferente de conectarse e incorporar el mundo, de elaborar y realizar las fantasías y los afectos, aunque siempre queda un recuerdo de las primeras vivencias, que nos lleva, por ejemplo, a besar a quien amamos o a denominar "traga" al que estudia mucho.

El obeso, aunque haya evolucionado en otros aspectos, conserva en su estructura psíquica el privilegio de la boca y la incorporación oral; una parte importante de su sexualidad, de sus ambiciones y de su búsqueda de bienestar dependen de la comida y por eso experimentan las dietas como una alternativa cruel, imposible de soportar.

Adelgazar, entonces, no depende en la mayoría de los casos de la simple voluntad de comer menos. Es necesario que el individuo tome conciencia del significado inconsciente que la comida tiene para él y que se de cuenta que para que su cuerpo cambie por fuera, muchas cosas tienen que cambiar y evolucionar dentro de él, no sólo para poder lucir un aspecto más sano y atractivo sino también para encontrar nuevas formas de placer y de conexión con los demás.

Fuente: diario La Nación.