Mundo Salud

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jueves, mayo 26, 2011

Hay que tratar la depresión para mejorar el autocuidado de la diabetes

El tratamiento de la depresión en estas personas mejora la salud general, según un estudio reciente.

En él participaron 145 personas con diabetes tipo 2 y depresión que recibieron intervención durante un año, que incluía doce semanas de terapia cognitiva conductual por teléfono, seguida por nueve meses de sesiones telefónicas de refuerzo. También participaron en un programa de caminatas.

Fueron comparados con un grupo de control de 146 pacientes de diabetes que tenían depresión y recibieron atención habitual para la diabetes.

Al final del año, los síntomas de depresión estaban en remisión para el 58% de los pacientes del grupo de intervención y para el 39% de los del grupo de control, según los investigadores del VA Ann Arbor Healthcare System y del Health System de la Universidad de Michigan.

El programa de intervención también condujo a menor presión arterial, a un aumento en las caminatas de 6.4 km a la semana y a un mejoramiento en la calidad de vida en general.

Sin embargo, la mayoría de los pacientes ya tenía buen control de la glucemia al comienzo de la intervención, por lo que los niveles de A1C, una medida del control de la glucemia, no se redujeron.

El estudio aparece on line antes de la edición impresa de la revista Medical Care.

La depresión y la diabetes con frecuencia van de la mano. La depresión puede ser un problema para los que tienen diabetes porque los hace menos propensos a seguir su programa de ejercicios o de medicamentos.

"La depresión es un problema común y tratable para muchos pacientes de diabetes", señaló en un comunicado de prensa de la Universidad de Michigan John Piette, autor líder del estudio, científico investigador principal de VA y profesor de medicina interna de la facultad de medicina de la universidad.

"Lamentablemente, la mayoría de los hospitales más concurridos no pueden ofrecer el nivel de atención intensiva que requieren estos pacientes. El estudio demuestra que la asesoría telefónica puede mejorar el acceso de los pacientes a la atención efectiva de la depresión, mejorar su salud cardiovascular y ponerlos en movimiento de nuevo", agregó.

Fuente: Medlineplus.

El tamaño de la muñeca podría predecir la enfermedad cardiaca

Una investigación halla que el tamaño de la muñeca de los niños y adolescentes que tienen sobrepeso u obesidad puede revelar el nivel de riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular.

Investigadores italianos midieron la circunferencia de la muñeca de 477 jóvenes con sobrepeso u obesidad, con una media de edad de 10 años. También utilizaron una técnica de imagen nuclear indolora en casi 50 de los niños para medir las zonas grasas y óseas de la muñeca con mayor precisión.

Luego se realizaron pruebas de sangre para medir los niveles de insulina y el grado de resistencia de los niños.

Los autores del estudio concluyeron que la circunferencia de la muñeca representaba entre el 12 y 17% del total de variación de resistencia a la insulina.

Esta afección, en la que el cuerpo tiene dificultades para utilizar la insulina a fin de descomponer el azúcar en sangre, es un factor de riesgo conocido para la enfermedad cardiovascular. Estudios recientes mostraron una relación entre los altos niveles de insulina en sangre y una mayor masa ósea.

El estudio fue publicado el 11 de abril en la revista Circulation.

"Esta es la primera evidencia de que la circunferencia de la muñeca está muy relacionada con las pruebas de resistencia a la insulina", señaló la autora principal, Dra. Raffaella Buzzetti, de la Universidad La Sapienza de Roma, en un comunicado de prensa de la revista. "La circunferencia de la muñeca es fácil de medir y si otros estudios futuros confirman nuestro trabajo, podría utilizarse algún día para predecir la resistencia a la insulina y el riesgo de enfermedad cardiovascular".

Es el tejido óseo de la muñeca y no el tejido adiposo lo que explica la resistencia a la insulina, apuntaron los investigadores.

FUENTE: Medlineplus.

Con frecuencia, los médicos no seguirían sus propios consejos

Un estudio reciente encuentra que, al enfrentarse a distintas opciones de tratamiento, los médicos de atención primaria con frecuencia eligen una opción distinta de la que recomendarían a sus pacientes.

De hecho, los médicos encuestados en la investigación eligieron con mayor frecuencia un tratamiento en que era más probable que tuvieran repercusiones a largo plazo, como la parálisis, que la muerte.

Pero cuando se trataba de aconsejar a sus pacientes, los médicos eran más propensos a pugnar por el tratamiento con más probabilidades de muerte frente a aquellos que planteaban efectos adversos no letales, apuntan los investigadores, que publican sus hallazgos en la edición del 11 de abril de la revista Archives of Internal Medicine.

"Es un mensaje bastante claro. Existe una discrepancia entre lo que los médicos recomiendan a sus pacientes y a sí mismos", señaló el Dr. Timothy Quill, autor de un editorial acompañante en la revista.

"Debemos intentar reconciliarla, y asegurar que las decisiones sean guiadas por los valores del paciente. Debemos saber cuáles son los valores de los pacientes, sobre todo en las decisiones en que estos valores pesan mucho", añadió Quill, director del Centro de Ética, Humanidades y Atención Paliativa del Centro Médico de la Universidad de Rochester. "Las decisiones deben orientarse por los valores de los pacientes, no de los médicos".

El autor líder del estudio se mostró de acuerdo. "Tanto médicos como pacientes deben tener en cuenta que dar consejos no es algo tan neutral como creen", apuntó el Dr. Peter A. Ubel, médico y científico conductual de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte. "No se trata de expertos dictando desde la experiencia. Cambia fundamentalmente la forma en que la gente sopesa riesgos y beneficios. Un mejor abordaje sería que ambos grupos, o sea médicos y pacientes, tengan una conversación más profunda sobre lo que le importa al paciente".

En el estudio, Ubel y colegas presentaron uno de dos escenarios distintos de decisiones sobre tratamiento a médicos de atención primaria de EEUU.

En el primer escenario, se dijo a 242 médicos que a ellos mismos o a un paciente se les acababa de diagnosticar cáncer de colon y podían elegir una de dos cirugías. Ambas opciones tenían una tasa de curación de 80 por ciento, pero uno tenía una tasa de mortalidad más alta y menos efectos secundarios. La otra tenía una menor tasa de mortalidad, pero los pacientes tenían más probabilidades de necesitar una colostomía o de padecer diarrea crónica, obstrucciones intestinales intermitentes o infección de la herida.

Cuando se trataba de sus propios cuerpos y vidas, el 37.8% de los médicos eligió la opción con más mortalidad en lugar de la que conllevaba menos efectos secundarios, pero apenas 24.5% pensaba que los pacientes debían elegir esa opción.

En el segundo escenario se planteaba ser infectado con una nueva cepa ficticia de gripe aviar. La gripe misma tenía una tasa de mortalidad de diez por ciento, y enviaría a treinta por ciento de los pacientes al hospital por un promedio de una semana.

El único tratamiento reduciría a la mitad la tasa de efectos adversos, pero mataría a 1% de los que lo recibieran y causaría parálisis permanente en 4%.

De los casi 700 médicos que completaron esta encuesta, el 62.9% decidió que personalmente preferiría soportar la gripe en lugar de obtener el tratamiento. Sin embargo, para sus pacientes, apenas alrededor de la mitad (48.5%) recomendó prescindir del tratamiento en caso de infección.

"La gente piensa que los médicos no deben decirle a la gente qué hacer, sino [únicamente] describir los riesgos y beneficios", comentó Ubel. "No hay mucha investigación sobre lo que sucede cuando la gente asume distintos roles, de tomador de decisiones frente a consejero. Hay inquietud de que los médicos con frecuencia dan malos consejos porque están sesgados por sus propios intereses financieros, especialidad o estilo. Un cirujano piensa que uno necesita cirugía, un oncólogo de la radiación recomienda radioterapia".

Ubel dice que los sentimientos tienden a impulsar a las personas en una dirección, el pensamiento en otra. Y los médicos podrían dar más importancia al pensamiento cuando se trata de sus pacientes.
La salud conlleva mucho más decisiones de lo que a veces se piensa. "Incluso tomar una pastilla contra el colesterol puede requerir de una decisión juiciosa. Hay efectos secundarios potenciales y los beneficios son minúsculos si se tiene poco riesgo de ataque cardiaco", señaló.

FUENTES: Medlineplus.

El poder de los arándanos

No es un detergente de última generación para lavar los platos, pero su efecto es similar: elimina la grasa. En este caso, la del cuerpo, que es la que favorece la aparición de enfermedades cardiovasculares y diabetes. Se trata del arándano, un fruto que, al igual que otras bayas, puede servir para mucho más que complementar las recetas de repostería.

Los resultados de un estudio que se acaba de presentar en el congreso de Biología Experimental de la Sociedad Americana de Nutrición, celebrado en Washington, aportan nuevas pruebas de los beneficios para la salud de unos compuestos muy abundantes en este alimento: los polifenoles.

Los investigadores observaron el efecto de dichas sustancias a nivel molecular en tejidos de ratón y comprobaron que reducían la diferenciación de las células no especializadas en adipocitos (células grasas). En otras palabras: frenaban la formación de tejido graso.

Uno de los aspectos más prometedores de este trabajo es que, cuanta mayor cantidad de polifenoles se suministraba a los cultivos de roedores, mayores eran los efectos. Así, la dosis más baja produjo una reducción de tan sólo un 27% del contenido graso, pero este porcentaje ascendió al 73% cuando se aplicó la ración más alta. No obstante, los responsables del estudio advierten de que sus resultados aún son preliminares y deben confirmarse en humanos. El poder "antiobesidad" de los arándanos ya se conocía, así como el papel protagonista que representan los polifenoles, pero todavía no se sabe exactamente cómo se produce, qué dosis son aconsejables o qué personas pueden beneficiarse en mayor medida.

Antioxidantes

Los especialistas en nutrición tienen muy presente el papel preventivo de estos componentes vegetales. Según Miguel Ángel Martínez Olmos, del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn) y médico especialista en Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario de Santiago, "disminuyen la oxidación que van produciendo los procesos del metabolismo, que lleva al envejecimiento de las células". En las personas con problemas metabólicos (diabetes, hipertensión, obesidad...), este deterioro progresivo está "mucho más acentuado, de ahí que sea especialmente importante conseguir un buen nivel de antioxidantes".

A pesar de sus numerosas virtudes, los arándanos se consumen en España con mucha menos asiduidad que en otros países. ¿Deberíamos ingerirlos en mayor cantidad? Martínez Olmos y la mayoría de los especialistas en nutrición creen que no tiene sentido obsesionarse con aquellos alimentos que se ponen de moda tras la aparición de estudios que ilustran sus bondades. "Lo importante es que recuperemos la dieta mediterránea, que tiene un alto contenido en verduras y frutas frescas. Ahora se tiende a una alimentación con menos antioxidantes", asevera.

Comparte esta opinión Julián Rivas, responsable del Grupo de Investigación en Polifenoles de la Universidad de Salamanca, quien también apuesta por una alimentación variada y muy verde. Este experto aclara que los polifenoles constituyen una gran familia, dentro de la cual se encuentran los flavonoides, presentes en casi todas las bayas y frutos rojos. Se ha comprobado que pueden ejercer "un efecto sinérgico con otros compuestos, como la vitamina C o los carotenos, que también se comportan como antioxidantes". Además, sus beneficios no se limitan al ámbito de la lucha antigrasa. También actúan como antimicrobianos y antitumorales.

Fuente: ElMundo.es.