Mundo Salud

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domingo, febrero 06, 2011

La comida puede ser tan adictiva como el alcohol

Un estudio que acaba de publicarse en Archivos de Psiquiatría General analiza las similitudes neurobiológicas que existen entre las conductas que llevan a la obesidad y al abuso de sustancias, y ofrece más evidencias de que los alimentos también pueden ser adictivos. Los investigadores de la Universidad de Washington examinaron dos extensas muestras de adultos norteamericanos a los que se los interrogó sobre alcoholismo en sus familias. Cada estudio incluía a 40.000 adultos, un informe fue realizado en 1991 y 1992 y el otro, una década más tarde, en 2001 y 2002.

A los participantes se les preguntó si algún familiar había "sido alcohólico o bebedor problemático". Los participantes también informaban sobre su peso y altura, de manera que se pudiera calcular el índice de masa corporal (IMC: peso en kilos dividido por la altura al cuadrado en metros, si supera un puntaje de 30, indica obesidad).

El primer informe no encontró relación alguna entre la historia familiar de alcoholismo y obesidad. Diez años más tarde, los adultos con una historia familiar de alcoholismo tenían entre un 30 y 40% más de posibilidades de ser obesos que los que no tenían casos de alcoholismo en la familia. Las mujeres estaban en un riesgo particularmente alto: casi el 50% tenía más probabilidad de ser obesa si en su familia había alcoholismo (los hombres, un 26%).

¿Por qué este cambio con el paso del tiempo? El doctor Richard Grucza, primer autor del estudio, dice que la mayor culpable "es la naturaleza de los alimentos que ingerimos y su tendencia a atraer las partes del cerebro implicadas en la adicción". Algunos alimentos, cargados con azúcar, sal y grasa y especialmente formulados para atraer a los consumidores, pueden ser los que disparen, en la gente predispuesta, excesos de alimentación al despertar centros primitivos de recompensa y reforzar la conducta adictiva. Este tipo de alimentos, que el ex comisionado de la Administración de Alimentos y Drogas Dr. David Kessler ha llamado "hiperapetecibles", pueden llamar más a la sobrealimentación que los vegetales verdes.

En su libro El fin de la sobrealimentación, Kessler describe cómo estos alimentos altamente atractivos, del tipo de los que se sirven en las cadenas de restaurantes de comida rápida, cambian la química del cerebro y disparan una respuesta neurológica que estimula a desesperarse por más comida, incluso aunque no se tenga apetito.

La sensación que tiene alguna gente de que no puede controlar sus ingestas puede, de hecho, ser cierta, porque estos alimentos dulces y ricos en grasas estimulan al cerebro para que libere dopamina, un neurotransmisor asociado con el centro del placer.

Sin embargo, son posibles otras explicaciones para la alta cantidad de obesos entre los familiares de alcohólicos. Por ejemplo, es posible que la gente de familias con alcoholismo sea más susceptible al estrés o que sufra de depresión. Ambas condiciones pueden llevar a beber o comer de más.

Fuente: diario La Nación.

Exceso de TV, riesgo de ataque cardiaco y muerte

Pasar demasiado tiempo viendo televisión o frente a una computadora podría aumentar el riesgo de enfermedad cardiaca e incluso acortar la vida, según encontró un estudio británico reciente.

De hecho, si se pasan 4 horas al día o más de su tiempo libre viendo televisión, usando la computadora o jugando videojuegos, tendrá más del doble de probabilidades de sufrir un ataque cardiaco, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardiaca o de morir, según el estudio.

"Nuestra investigación sugiere que el tiempo frente a las pantallas, y quizás estar sentado en general, puede ser muy nocivo para la salud general y la cardiovascular", aseguró el investigador líder Emmanuel Stamatakis, asociado principal de investigación del Departamento de Epidemiología y Salud Pública del Colegio Universitario de Londres.

"Dado que la gran mayoría de personas en edad laboral tienen trabajos sedentarios y pasan mucho tiempo desplazándose o conduciendo, que conlleva aún más tiempo sentados, el tiempo libre debe incluir estar sentado lo menos posible, y tanto movimiento como se pueda", aconsejó.

Para el estudio, el equipo de Stamatakis recolectó datos sobre 4512 adultos que respondieron a la Encuesta escocesa de Salud de 2003, que entre otras cosas preguntaba sobre las actividades en el tiempo libre.

Durante los 4.3 años de seguimiento, 325 de estas personas murieron y 215 tuvieron un evento cardiovascular.

El grupo de Stamatakis encontró que en comparación con los que pasaban menos de 2 horas al día en frente de una pantalla, los que pasaban 4 o más al día viendo televisión, jugando o trabajando en la computadora tenían un riesgo 48% más elevado de morir de cualquier causa y un aumento de 125% en el riesgo de sufrir un ataque cardiaco, accidente cerebrovascular o insuficiencia cardiaca.

Además, los cálculos del riesgo se sostuvieron incluso tras tomar en cuenta factores como fumar, hipertensión, peso, clase social y ejercicio.

"Algo importante es que la participación en el ejercicio no pareció mitigar los daños asociados con un tiempo excesivo frente a pantallas".

La biología también parece tener algo que ver. Por ejemplo, una cuarta parte de la relación entre el tiempo frente a pantallas y el ataque cardiaco se asoció con los niveles de la proteína C reactiva, que es un marcador de inflamación junto con el peso y el colesterol, lo que sugiere que la inflamación y un colesterol alto, en combinación con estar sentado, podría aumentar el riesgo de eventos cardiovasculares.

Una manera de permanecer sano es limitar el tiempo que se pasa sentado, aconsejó Stamatakis. Añadió que se puede comenzar por ver menos televisión, ya que muchas personas ven 3 a 4 horas al día.

"Es excesivo", aseguró. "Además, ver televisión [es] un desperdicio de tiempo de la forma más pasiva y poco creativa, en la mayoría de los casos. También le quita lugar a actividad física altamente beneficiosa y, según nuestros hallazgos, también se relaciona con riesgos singulares y distintivos para la salud".

Al comentar sobre el estudio, la Dra. Suzanne Steinbaum, cardióloga preventiva del Hospital Lenox Hill de Nueva York y vocera de la American Heart Association, dijo que "lo que me gusta de este estudio es que nos ayuda a comprender el significativo papel que un estilo de vida sedentario juega en el riesgo de enfermedad cardiaca".

"Durante el día de trabajo, todos estamos obsesionados con la computadora, y estar sentados se ha vuelvo una parte tan regular de nuestras vidas que, si elegimos sentarnos en nuestro tiempo libre, realmente nos resulta dañino", enfatizó.

Steinbaum recomienda hacer algo físico cada día, y no sentarse a menos que sea necesario. "Las actividades de ocio deben ser algo que le ayude a moverse, no importa lo qué sea".

Fuente: Journal of the American College of Cardiology, 2011.

La meditación, una práctica que gana seguidores cada día

La mente vuelve al pasado y recupera momentos de discusiones, culpas y recriminaciones. Pasa al futuro y se preocupa por lo que le falta o por lo que puede perderse, y se enreda en pensamientos negativos. Hasta que se toman clases de meditación y todo empieza a cambiar. La mente puede aquietarse y mantenerse en el presente, un logro simple pero con tantos beneficios para la salud que más argentinos están dispuestos a conseguir. En los principales centros donde se enseña a meditar en la Argentina se han triplicado los asistentes durante los últimos 5 años.

Se trata de una práctica simple y milenaria, que fue desarrollada en Asia a través de diferentes técnicas y que ahora gana legitimación dentro de la comunidad científica y médica. Se han realizado más de 2000 estudios que evalúan en algún aspecto la práctica de meditación, tanto para personas sanas como para las que sufren algún tipo de enfermedad. Y los resultados son favorables a la práctica. Por empezar, no tiene efectos colaterales y permite obtener una perspectiva diferente frente a situaciones estresantes y reducir emociones negativas.

“A través de la meditación, ya está comprobado que se producen cambios en las conexiones neuronales del cerebro, y hay modificaciones notables en la concentración, la memoria y el sueño”, cuenta Alejandro Chaoul, argentino, doctor en religiones tibetanas y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Texas, EEUU. Este especialista también trabaja con los beneficios de la meditación para los pacientes con cáncer. “En pacientes oncológicos encontramos que la meditación mejora su calidad de vida y la adherencia al tratamiento convencional”.

Aunque un paciente generalmente espera que los médicos le receten fármacos, ya hay profesionales que aconsejan también la meditación como complemento de los tratamientos para desórdenes como alergias, trastornos de ansiedad, depresión, fatiga crónica, enfermedad cardíaca, hipertensión, dolor crónico, obesidad problemas del sueño y drogadicción. “Se está utilizando para las personas con psoriasis y con esclerosis múltiple, entre otras patologías. En esos casos, la mejoría se nota en la aceptación de la enfermedad, la adaptación para funcionar en su verdad cotidiana y el estado de ánimo de los pacientes”, agrega Fernando Torrente, jefe de psicoterapia del Instituto de Neurología Cognitiva. La meditación ayuda a convivir con la enfermedad. Y al que no está enfermo, lo auxilia para desacelerarse frente al ritmo frenético de la sociedad actual.

Además de las clases en los centros privados, la meditación tiene espacio en hospitales como el Hospital Presidente Perón de Avellaneda y en lugares públicos. Por ejemplo, el encuentro “América Medita”, organizado por la Fundación El arte de vivir, contó con 17.370 personas en 44 ciudades argentinas. “Es increíble la cantidad de personas que se anotan para nuestro campo de verano en Córdoba, que consiste en un retiro para meditar”, cuenta Toshiro Yamauchi, de la Asociación Zen de América Latina. El lunes y martes pasado, en el conocido parador CR de Pinamar, se realizó una meditación masiva, con muchísima concurrencia.

¿Por qué gana seguidores? “Nada está garantizado, ni con seguros ni cajas fuertes”, responde Moira Lowe, de la coordinación de Universidad Espiritual Mundial Brahma Kumaris. “Con la meditación, el alma se aquieta y, frente a situaciones de peligro, se pueden tomar buenas decisiones. No es poner la mente en blanco, sino calmarse para sentirse seguro”.

El origen

La meditación tiene origen en Asia. Diferentes culturas la desarrollaron a través de distintas técnicas desde hace más de 2000 años. En la tradición del Tíbet, se habla de 84 mil técnicas, cada una efectiva para sobreponerse al apego, confusión, celos, orgullo e ira. Uno de los símbolos es el "Om": se usa como un sonido para calmar y enfocar la mente.

Fuente: Clarín.com.

Asociación entre angina de pecho, obesidad y pobreza

NUEVA YORK (Reuters Health) - Una encuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre dolor torácico de origen cardíaco reveló que la nación africana Chad lidera el ranking con un 24% de la población con angina de pecho.

El estudio sobre 52 países demostró también que, a mayor sobrepeso, más posibilidad de desarrollarla.

El equipo de Longjian Liu, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Drexel, halló que Túnez ostenta la tasa más baja con el 2%.

En tanto, Eslovaquia posee la segunda tasa más alta del mundo (19%), seguida de la Federación Rusa (18%), Emiratos Arabes (16%) y Burkina Faso (15%).

EEUU no participó de la encuesta pero Liu comentó que allí entre el 1 y el 10% de la población sufre angina de pecho.

El equipo revisó datos reunidos sobre más de 200.000 adultos de los países participantes del Sondeo Mundial de Salud. Pudo así, también, analizar la influencia de factores como el peso y la pobreza.

Las personas con más sobrepeso o con obesidad tendían a ser las más afectadas. En la población obesa, la tasa de angina de pecho se acercó al 18% comparado con el 7% en la población con peso normal.

La interacción entre la pobreza, el peso y la angina de pecho fue muy interesante: tener sobrepeso u obesidad elevó el riesgo de desarrollar la enfermedad cardíaca sin importar el país, aunque el riesgo más alto se registró en las naciones más ricas.

En los países relativamente ricos, dijo Liu a Reuters Health, la población pobre tiende a ser obesa, mientras que en los países pobres ocurre lo contrario, quizás porque la población con más recursos puede acceder a la comida chatarra y procesada.

Liu destacó también que halló indicios de que tener bajo peso también elevaría el riesgo de desarrollar angina de pecho, un problema más para la población más pobre de los países de bajos recursos.

Chad tiene una tasa bastante baja de obesidad, pero un 37% de su población está mal nutrida, según Naciones Unidas.

Además, este país africano posee menos recursos sanitarios: unos 0.4 médicos y 2.8 enfermeras o matronas cada 10.000 residentes, mientras que Túnez posee más de 13 médicos y 10 enfermeras para la misma proporción de personas, finalizó Liu.

FUENTE: American Journal of Cardiology, 2010.

¿El casamiento es malo para la salud física?

NUEVA YORK (Reuters Health) - Un nuevo estudio sugiere que las personas solteras o divorciadas serían de algún modo más aptas físicamente que los casados.

Tras seguir a unos 8900 adultos durante varios años, los autores hallaron que los hombres y las mujeres que se casaron tendieron a perder aptitud cardiovascular, según test en cintas para caminar.

En cambio, los hombres que se divorciaron durante el estudio mejoraron sus niveles de aptitud física.

Los resultados, publicados en American Journal of Epidemiology, no prueban que el cambio de estado civil modifique directamente la aptitud para bien o para mal.

Aun así, el equipo sostiene que los resultados respaldan la idea de que una vez que la gente se casa y, se presume, abandona las citas, tiende a abandonarse un poco. Pero, si sigue soltera o se divorcia, tiene un incentivo para hacer ejercicio.

En el estudio, el cambio de estado civil estuvo asociado sólo con pequeñas alteraciones de la aptitud física, dijo el doctor Francisco B. Ortega, del Instituto Karolinska de Estocolmo, en Suecia.

La aptitud depende de una combinación compleja de factores como la genética, el ejercicio, la composición corporal y la salud general. Pero si los recién casados saben que su aptitud física podría disminuir, el equipo opina que prestaría más atención al ejercicio.

Los resultados surgen de 6900 hombres y 1971 mujeres seguidos durante 3 años en la Clínica Cooper, en Dallas. A todos se les hicieron estudios físicos, respondieron sobre el estilo de vida y se les efectuaron test en cintas de caminar para medir la aptitud física.

En cuanto al estado civil, el equipo halló que las mujeres solteras durante el estudio tuvieron un leve aumento de la aptitud física con el tiempo. Eso no se observó en las que se casaron.

En tanto, los hombres que se casaron tuvieron un deterioro de la aptitud física, como los que siguieron solteros, aunque en ellos la pérdida fue menor. La diferencia fue más evidente cuando se analizó a los divorciados y los que se casaron por segunda vez.

Los que se divorciaron durante el estudio tuvieron una mejoría de la aptitud física mientras que no hubo cambios en los que siguieron casados. Los hombres divorciados al inicio del estudio sufrieron un deterioro general de la aptitud física con el tiempo, pero el deterioro más alto se registró en los que se volvieron a casar.

No se registraron "beneficios" del divorcio en las mujeres. Pero el equipo sostiene que un motivo podría ser que hubo menos mujeres que hombres en el estudio y que sólo un grupo reducido de mujeres cambió su estado civil durante el seguimiento.

Para el equipo, esto destaca en papel de los factores sociales en la aptitud física.

FUENTE: American Journal of Epidemiology, 2010.

La obesidad aumenta en todos los niveles de ingresos

La educación y la riqueza podrían ayudar a controlar el aumento de peso en algunos, pero todo el mundo es vulnerable.

Dos informes del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de EEUU muestran que la epidemia de obesidad ataca a estadounidenses jóvenes y mayores en todo el espectro económico.

El Centro, parte de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), emitió los informes. Evaluando tanto a adultos como a niños, compararon los índices de obesidad usando datos nacionales de 1988 a 1994, y de 2005 a 2008. Los datos provenían de la Encuesta Nacional de Exámen de Salud y Nutrición.

En general, "la prevalencia de obesidad aumentó en adultos de todos los niveles de ingreso y educativos" en el período, dijeron los autores, y la misma tendencia general sucedió entre los niños estadounidenses. Anotaron que para 2008 más de 1/3 de los adultos eran obesos, así como casi el 17% de los niños y adolescentes de 2 a 19 años.

Hubo algunas disparidades según el ingreso. Por ejemplo, entre los hombres adultos, la obesidad fue similar en todos los niveles de ingresos, aunque entre los hombres negros e hispanos la obesidad tendía a aumentar junto a los ingresos. Por otro lado, las mujeres de ingresos altos eran menos propensas a ser obesas que sus pares menos ricas.

Entre los niños, un ingreso familiar bajo se relacionó con más probabilidades de obesidad, pero la asociación no se mantuvo constante en todos los grupos raciales y étnicos. Se enfatizó también que "los niños y adolescentes más obesos no son de bajos ingresos", lo que se define como por debajo del 130% de la línea de pobreza.

En términos de educación, los investigadores no encontraron una tendencia significativa que relacionara la educación con una propensión a la obesidad entre los hombres. Sin embargo, las mujeres con grados universitarios eran menos propensas a ser obesas que las mujeres que no tenían educación superior.

Los niños criados en hogares donde la cabeza de la familia tenía un grado universitario eran menos tendientes a convertirse en obesos, en comparación con los niños en hogares dirigidos por alguien que no tenía ese nivel educativo. Pero esta relación no fue constante según el grupo étnico y racial.

Fuente: Medlineplus.