Mundo Salud

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viernes, diciembre 23, 2011

Hacer ejercicio ayuda a comer sano

Una alimentación sana y el ejercicio adecuado desempeñan un papel clave en el tratamiento y la prevención de la obesidad, sin embargo aún se conoce poco sobre la relación que existe entre ambos factores. Ahora, un nuevo estudio revela que el aumento en los niveles de actividad física se asocia con una mejoría en la calidad alimentaria.

Muchas son las preguntas que surgen cuando alguien se propone perder peso. ¿Sería recomendable empezar con el plan de alimentación y luego ejercicio, o al contrario? Y por otro lado, ¿cuánto se podrían ambas actividades compensar entre ellas?

“Conocer la interacción entre la práctica de ejercicio y una alimentación saludable mejoraría las estrategias preventivas y terapéuticas para la obesidad, al potenciar los esquemas actuales de abordaje y tratamiento”, explica un investigador de la Universidad de Harvard (EEUU) que ha publicado un trabajo de recopilación bibliográfica sobre esta cuestión.

Los datos de estudios epidemiológicos sugieren que la tendencia a seguir un patrón alimentario sano y a realizar ejercicio físico adecuado suelen coexistir en el mismo individuo. Además, el aumento en los niveles de actividad física suele asociarse a una mejoría en paralelo a la calidad de alimentación.

El ejercicio aporta beneficios como el aumento de la sensibilidad a las señales fisiológicas de saciedad, lo que influye en un mejor control del apetito, pero también modifica las respuestas hedónicas a los estímulos de comida. Por tanto, los efectos se podrían dividir en aquellos que ocurren a corto plazo –de predominio metabólico–, y los que aparecen a largo plazo –de predominio conductual–.

“La actividad física parece tener una función facilitadora de conductas alimentarias encaminadas a lo saludable”, afirma Alonso Alonso. “De hecho, en el tratamiento de la obesidad, cuando se añade ejercicio a un plan de descenso de peso tiende a aumentar el éxito de la intervención y facilita el cumplimiento a largo plazo”.

Los autores concluyen que es importante que las políticas sociales fomenten y faciliten el deporte y la actividad física en la población general, tanto en el ámbito educativo, como en el entorno urbano o en la vida diaria –mediante el uso de trasporte público o el acceso a zonas peatonales e instalaciones deportivas–.


El ejercicio modifica el cerebro


Tanto la alimentación como la actividad física son conductas y, por tanto, están determinadas por procesos cognitivos que se originan como resultado de la actividad conjunta de zonas cerebrales. Estudios anteriores ya evaluaron los cambios en el cerebro y las funciones cognitivas en relación con la práctica de ejercicio: la actividad física regular produce cambios en la función y estructura del cerebro.

Los expertos apuntan a que estos cambios parecen tener cierta especificidad. “La práctica de ejercicio de manera regular mejora el rendimiento en las pruebas que miden el estado de las funciones ejecutivas y aumenta la cantidad de sustancia gris y las conexiones en zonas prefrontales”, sostiene el investigador de Harvard.

Entre las funciones ejecutivas está el control inhibitorio, básicamente la capacidad de suprimir respuestas inadecuadas o no acordes con un objetivo –lo opuesto sería la impulsividad–, lo que hace posible modificar una conducta o autorregularla.

En relación con la pérdida de peso y su mantenimiento a largo plazo, varios estudios recientes sugieren que las funciones ejecutivas como el control inhibitorio y el óptimo funcionamiento de zonas prefrontales del cerebro podrían ser claves para tener éxito en este proceso que consiste, en gran medida, en un cambio conductual. El control inhibitorio también podría ayudar a prevenir la ganancia de peso en personas sanas.

“La práctica de ejercicio produce con el tiempo un efecto potenciador de las funciones ejecutivas, entre ellas la capacidad de control inhibitorio, lo que ayudaría a resistir las múltiples tentaciones alimenticias que aparecen cada día en esta sociedad donde la comida, sobre todo la hipercalórica, está cada vez más omnipresente”, subraya.

España, líder en obesidad

La obesidad ha crecido en España de forma alarmante en los últimos años, hasta el punto que la prevalencia en varias regiones españolas está por encima de muchas áreas de EEUU, considerado tradicionalmente como el país paradigma en el mundo occidental.
España lidera junto con otros países mediterráneos la obesidad infantil en Europa. Los expertos reivindican la urgencia de que la sociedad tome conciencia del problema y que se aúnen esfuerzos para prevenir y tratar la enfermedad a todo nivel.

Fuente: SINC (Servicio de información y noticias científicas).

La dieta mediterránea generaría mejor estado de salud cardíaca

NUEVA YORK (Reuters Health) - Una vez más, expertos aseguran que tener una alimentación rica en pescado, legumbres y verduras, con moderada cantidad de alcohol, está asociado con una reducción del riesgo de morir por un ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular (ACV) u otros problemas vasculares.

Esos son los datos obtenidos de un estudio sobre habitantes de la ciudad de Nueva York.

La mayoría de los participantes hispanos o afroamericanos no necesariamente consumía alimentos tradicionales de los países mediterráneos, pero cuanto más parecida era la dieta al estilo mediterráneo, menor riesgo corrían the morir por problemas vasculares, incluido el infarto.

"Aunque no se trata de la dieta mediterránea exactamente, sino de una comparación entre una alimentación más saludable que otra, existe alguna mejoría para la salud", dijo Teresa Fung, profesora del Simmons College de Boston, quien no participó del estudio.

Durante nueve años, el equipo del doctor Clinton Wright, de la University of Miami, siguió a más de 2500 residentes de la zona norte de Manhattan, un barrio con un 63% de residentes hispanos, un 20% de habitantes afroamericanos y un 15% de blancos.

Es que, según escribe el equipo en American Journal of Clinical Nutrition, falta información sobre los beneficios de la llamada dieta mediterránea para la salud de los afroamericanos y los hispanos de EEUU.

Algo más de la mitad de los participantes eran hispanos mientras que el resto se dividía entre negros no hispanos y blancos.

Todos tenían más de 40 años al inicio del estudio, cuando respondieron sobre su salud y calificaron sus hábitos de alimentación según una escala de 9 puntos: a mayor puntaje, mayor proximidad de la alimentación al ideal mediterráneo, con gran cantidad de pescado, verduras, legumbres, granos integrales y aceites vegetales, y reducida en carne roja y grasa animal.

Luego, el equipo controló cuántos participantes tuvieron un ACV, un infarto o murieron por un problema vascular, como una embolia pulmonar o un aneurisma. Más de 300 participantes murieron por un trastorno vascular.

Por cada punto más en la escala de calificación, el riesgo de morir por causas vasculares disminuía un 9%.

Aún así, el estudio no pudo determinar si la dieta tenía algún efecto en el riesgo de sufrir un ACV: entre los 171 participantes que tuvieron un infarto cerebral, el grupo con mayor puntaje en la escala de calificación era tan propenso a sufrir un ACV como el grupo con la calificación más baja.

El equipo sí detectó que la dieta proporcionaba una leve protección contra el infarto en el grupo con el patrón alimentario más parecido al estilo mediterráneo, aunque esto podría atribuirse al azar.

Las pruebas no son concluyentes, según aseguró Wright, pero el modelo mediterráneo sería mejor para la salud cardíaca de la población que otros "como los ricos en carnes rojas".

Fuente: American Journal of Clinical Nutrition 2011.

Seis de cada diez argentinos no hacen actividad física

El sedentarismo ya es responsable del 12% de los infartos en el mundo.

Cada fin de semana, miles de corredores inundan las calles de la Ciudad. La matrícula en los gimnasios creció 30 por ciento y los locales de pilates parecen haberse incorporado al paisaje urbano con el mismo furor que el paddle de los 80. Pero nada de eso alcanza para revertir una tendencia que parece tan arraigada como el asado del domingo.

A los argentinos no les gusta moverse : seis de cada diez persona no realiza ninguna actividad física.

Lo dice un informe de la consultora TNS Argentina y coincide con los números que, a principio de año, habían difundido desde el Ministerio de Salud. Según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo el 54.9% de las personas no realiza actividad física o lo poco que hace no sirve para quedar fuera del porcentaje de sedentarios.

Es decir que el nivel de movimiento de los argentinos es un verdadero desastre. Y aunque estos números no difieren de un fenómeno mundial, aquí el mal de muchos no es consuelo.

El sedentarismo mata cada año entre 2 y 3 millones de personas en todo el mundo y provoca discapacidad en otros 19 millones. A partir de 1991, comenzó a considerarse un factor de riesgo tan letal como el tabaquismo, la hipertensión y el colesterol elevado . Y hoy ya es el cuarto factor de riesgo más importante , después del tabaquismo, el consumo de tabaco y el exceso de glucosa en la sangre.

“El sedentarismo está llegando a ser un problema de salud importante en Argentina y el mundo, y ya se denomina epidemia en muchos países”, explica Oscar Incarbone, experto de la Unesco y del Ministerio de Salud.

De acuerdo con el estudio de TNS Argentina, sólo el 42% de las personas realiza actividad física al menos una vez por semana. Bastante poco para lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS): un mínimo de 30 minutos la mayor parte de los días de la semana.

“La gente no piensa en el sedentarismo como algo que hace mal –opina Héctor Kunik, titular de la Asociación Metropolitana de Medicina del Deporte –. Todo el mundo sabe que es malo el tabaquismo o el colesterol, pero al sedentarismo se lo toma como un "problemita", no como algo serio”.

Por definición, el hombre fue siempre activo. Pero los genes nada pueden hacer contra la cultura de “todo en un solo click” . Las nuevas tecnologías fueron cambiando poco a poco los entornos físicos y sociales. Los chicos se pegan a la consola, la televisión se lleva horas y horas y hasta es posible trabajar sin moverse de la casa. “Ya ni siquiera se pasea al perro, ni se va al banco. Cuando hay que comprar comida se llama al delivery. Hay mayor conciencia de la necesidad de hacer actividad física pero todavía falta bastante”.

La encuesta de TNS encontró que los hombres son mucho más activos que las mujeres y que son los menores de 25 quienes más actividad física realizan.

También muestra que el sedentarismo es otra forma de desigualdad: si en las clases más acomodadas el 51 por ciento realiza algún tipo de actividad, el porcentaje desciende abruptamente entre los más pobres. Sólo el 35% dijo que se mantenía activo.

Otro de los datos más significativos es que estos números se mantienen estables desde 2004, cuando la consultora comenzó a medir el nivel de actividad de los argentinos. “Es bastante alarmante ver que más de la mitad de los argentinos no realiza actividad física regularmente, llegando a puntos preocupantes como el 64% de los niveles socioeconómicos más bajos”, sostiene Constanza Cilley, de TNS.

La encuesta del Ministerio de Salud muestra una tendencia peor: en 2005 el porcentaje de personas que no hacían actividad física era de 46.2%, es decir casi nueve puntos menos que los números actuales. Además, en provincias como el Chaco, el sedentarismo alcanza el 73.8% de la población.

“Esto constituye un problema relevante ”, señala Incarbone. Por esa razón, en el Ministerio de Salud están elaborando el primer manual de Actividad Física para los Argentinos, que se presentará el próximo 6 de abril, Día Mundial de la Actividad Física. Un manual que intentará lograr que esa imagen de una marea humana trotando con la misma remera un domingo a las ocho de la mañana no sea sólo una postal de fin de semana en la Ciudad.

Fuente: Clarín.com.