Mundo Salud

Este es un espacio de noticias y consejos relacionados con la nutrición, la salud y el estilo de vida, para estar al tanto de los avances de la ciencia y practicar el auto cuidado responsable.

martes, octubre 30, 2007

Diseñan un “puesto de trabajo” para que el oficinista haga gimnasia

Una empresa de EE.UU, SteelCase, especializada en diseño y ventas de muebles de oficina se asoció a un médico endocrinólogo destacado, que trabaja en la respetada Clínica Mayo, para desarrollar una idea que puede revolucionar –para bien o para mal-la manera de luchar contra el sedentarismo y la obesidad.

Ocurre que la empresa y el especialista desarrollaron una estación de trabajo que suma un escritorio completo –con PC, teléfono y los elementos usules de un escritorio de trabajo- y todo eso combinado con una cinta fija especial, que permite caminar mientras se trabaja haciendo las tareas usuales.

Así, según estos emprendedores, será posible que la gente trabaje y, en simultáneo, realice ejercicio físico, algo básico para poder mejorar los elementos de lucha contra el sedentarismo, la obesidad y el sobrepeso, una realidad que está ganando a enorme porciones de personas en todo el mundo desarrollado.

Vale la pena recordar que esto no sólo es un fenómeno que se verifica en EE.UU, o en Europa. En países latinos, como Argentina, también se encuentra: “la mitad de nuestra población tiene sobrepeso u obesidad y un 46% no hace actividad física” según cifras oficiales del Ministerio de Salud de la Nación.

Caminar a lo largo del día

La idea central tras este emprendimiento es que no sólo contribuye a la buena salud el hacer ejercicio físico en forma concentrada una o dos veces por semana, saliendo a correr o a jugar un partido de fútbol:

Según el endocrinólogo James Levine, que trabaja en la Clinica Mayo estudiando desde hace 15 años el gasto energético que hace el cuerpo en las tareas cotidianas y su real influencia sobre la salud, “hay mucho por hacer en lo cotidiano. No sólo corriendo o andando en bicicleta es posible gastar calorías, también suman las que se queman en el trabajo diario”.

Eso significa que caminar unas cuadras antes de tomar el colectivo o el subte al trabajo; subir por las escaleras en lugar de elegir el ascensor, ir a comprar comida en lugar de encargarla al delivery son pequeñas acciones físicas que suman lo suyo al bienestar.

Por todo esto el "Walkstation" que se venderá a partir de noviembre en EE.UU, puede ser un éxito ya que combina buen gusto y presencia con una plataforma de ejercicios continuo, básicamente a través de la cinta fija que permite usar la PC o el teléfono mientras se camina suavemente.

El chiche

El producto final se venderá en unos u$s 4.000 en el mercado norteamericano, aunque no sería nada raro que la tendencia saludable –muchas veces impulsada por las propias empresas, que en algunos casos hasta le pagan la cuota del gimnasio a sus empleados- comience a ser exportado.

Levin explica “nuestras investigaciones muestran que no sólo aporta a la salud las calorías quemadas en un workout intenso en el gimnasio. Lo importante, para la salud en el largo plazo, es quemar calorías como sea. Y nuestra sociedad laboral, en los últimos 150 años, ha mejorado la productividad con la tecnología pero ha hecho que el puesto de trabajo típico sea cada vez más sedentario. Contra esto apunta el nuevo invento.

Fuente: Saludyciencias.com.ar.

miércoles, octubre 24, 2007

Cómo revertir la aversión de los chicos a probar nuevos alimentos

NUEVA YORK (The New York Times).– Una semana de cenas de la pequeña Fiona Jacobson es así: fideos, fideos, fideos, fideos, papas fritas, fideos. El séptimo día la niña, de cinco años, podría llegar a pedir una pizza pero sin salsa ni queso.

En Nueva Jersey, la familia Baker cambió el destino de sus vacaciones de noviembre para adaptarse a Sasha, de once años, que siente tanta aversión por las frutas y vegetales que una vez el olor del jugo de naranja lo desmayó. En lugar de volar a Praga, los padres de Sasha decidieron ir a Barcelona, donde esperan que la comida sea más de su agrado.

En el hogar de los Useloff, las preferencias del joven Ethan son tan pocas que su casa de Westfield funciona como algo parecido a una cafetería. "Yo hago algo terrible para una madre, preparo cenas separadas para cada uno", confesó Jennifer Usefold.

Las tres familias comparten un mismo problema. Sus niños no sólo son quisquillosos a la hora de comer –es decir, inclinados a rechazar las comidas que alguna vez parecían gustarles–, sino también neofóbicos, lo que significa que le temen a los alimentos nuevos.

Pero para los padres que se preocupan porque sus hijos puedan llegar a comer sólo leche chocolatada y vitaminas de por vida, un nuevo estudio ofrece algo de alivio. Los investigadores examinaron los hábitos alimentarios de 5390 pares de mellizos de entre 8 y 11 años y encontraron que las aversiones de los niños a probar nuevos alimentos son mayormente hereditarias.

Mensaje a los padres: no es su forma de cocinar, son sus genes.

El estudio liderado por la doctora Lucy Cooke del Departamento de Epidemiología y Salud Pública del University College de Londres, fue publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition.

Según el informe, el 78% es genético y el otro 22% ambiental. "La gente en realidad ha rechazado esta idea porque han estado observando las relaciones sociales entre padres e hijos –dijo la doctora Cooke–. Yo provengo de una posición en la que no se quiere culpar a los padres."

Una nueva mirada

Nutricionistas, pediatras e investigadores académicos recientemente han puesto su atención en los niños que comen demasiado en lugar de ocuparse de los que comen demasiado poco. Pero los casos de obesidad son menos frecuentes que los ataques de selectividad a la hora de elegir los alimentos.

En algunas familias, las comidas compartidas se han convertido en una campo de batalla, o se han abandonado por completo. Quienes cocinan se quiebran bajo el peso de preparar miles de variaciones de fideos con queso. Las idas a los mercados de frutas y vegetales han sido reemplazadas por caminatas a través de las góndolas de congelados.

Para los padres que saben que compartir los frutos de la cocina familiar es uno de los placeres más grandes de cocinar, tener un hijo que rechaza la mayor parte de la comida representa una gran tristeza.

Hugh Garvey, editor de la revista Bon Appétit, conoce ese sentimiento por experiencia propia. Y lo comparte en www.gastrokid.com , un blog que creó con un amigo británico en el que detallan la vida gastronómica de las familias. Su hija, de 6 años, es una soñada niña omnívora. Pero su hijo de 3 años sólo ingiere alimentos integrales.

"La manera en que me consuelo es la misma que la de cualquier otro padre –aseguró Garvey–. Es igual que el entrenamiento para dejar los pañales. Finalmente llega el día que lo logran. Finalmente comerá algo verde".

La mayoría de los niños comen una amplia variedad de alimentos hasta alrededor de los 2 años, momento en que de pronto, dejan de hacerlo. La etapa puede durar hasta que el niño tenga 4 o 5 años. Es una respuesta que corresponde a una etapa evolutiva, según creen los investigadores. Los gustos de los niños pequeños cambian cuando comienzan a caminar, lo que les da más control sobre lo que comen.

"Si hubiéramos salido corriendo de la cueva como pequeños cavernícolas y hubiéramos metido cualquier cosa en nuestra boca, hubiera sido potencialmente muy peligroso" afirmó la doctora Cooke. Una desconfianza natural ante los nuevos alimentos es parte del desarrollo saludable de un niño, afirmó Ellyn Satter, experta en nutrición infantil cuyos libros, entre ellos "Niño mío: alimentación con amor y buen sentido", han desarrollado una especie de culto entre los padres de niños quisquillosos a la hora de comer.

Cada niño posee un conjunto único de gustos y desagrados que Satter cree están determinados genéticamente. La única forma en que los niños descubren lo que son es poniéndose alimento en la boca y sacándolo una y otra vez, agregó. "Por supuesto, es duro cuando los niños están muy hastiados con la comida o la rechazan, especialmente para los padres que pasan mucho tiempo pensando sobre el tema y preparando las comidas", comentó.

La relación con lo genético tiene sentido para Jennifer Useloff cuyo hijo disfruta variaciones de un mismo tema: pan con queso, con algo de frutas y ocasionalmente las patitas de pollo. Su hermana menor, Samara, no es tan quisquillosa, pero a veces copia la conducta de su hermano.

Useloff de 36 años, alguna vez fue también complicada a la hora de comer. A pesar que bebía litros de leche, no podía soportar las frutas crudas o los vegetales. Los alimentos nuevos con texturas desconocidas literalmente la asustaban. La aversión duró hasta que tuvo 20 años, cuando decidió trabajar sus miedos y terminar con ellos. "Todavía hoy se niega a comer pepinos. Me siento culpable –manifestó–. Me preocupa haberles hecho esto a ellos."

Aunque la neofobia por los alimentos parece ser genética, los médicos aseguran que los padres de los niños con este problema no pueden darse por vencidos y sólo cocinar otra cacerola de pastas. "Tenemos que comprender que la biología no es el destino –dijo Patricia Pliner, psicóloga social y profesora de la Universidad de Toronto–. Esto no significa que no haya nada que se pueda hacer acerca del entorno."

Estrategias


Quienes estudian a los niños que tienden a tirarse al piso ante la sola mención de los brócoli están de acuerdo en que presentar las nuevas comidas todos los días durante cinco días a dos semanas es una forma de solucionar los miedos infantiles. Por supuesto, intentar introducir la misma comida semana tras semana puede ser una tarea ímproba. Algunos padres simplemente se dan por vencidos.

He aquí algunas estrategias, reunidas por expertos en nutrición infantil, para lograr que un niño quisquilloso pruebe nuevos alimentos:

Las comidas deben ser servidas al estilo de toda la familia, sin comidas separadas para los niños.

Prepare platos que usted disfrute pero presente nuevos alimentos, por lo menos dos productos que les gusten a los niños. Aunque el niño coma sólo pan durante ocho días seguidos, siga ofreciéndole alternativas.

Adapte los platos a formas y tamaños que agraden a los niños. Si hace un guiso, separe los componentes en platos separados en trozos que sean fáciles de agarrar para un niño. De esa manera, todos los comensales pueden seleccionar la cantidad de comida que realmente desee.

Nunca diga a un niño que tiene que probar todo pero aliéntelo con muestras de nuevos alimentos.

Asegure a los niños que podrán escupir, con educación, si algo no les gusta.

Mantenga todo en calma y apague el televisor. Los niños neofóbicos a veces rechazan los alimentos como una manera de controlar la sobrecarga de estímulo. Si no comen nada, no le ofrezca hasta la hora de la próxima colación, un par de horas más tarde.

No le de recompensas para lograr que coma. La hora de ver televisión no debería utilizarse como soborno para que coman brócoli. A los niños de menos de 2 años se les deben ofrecer todos los nuevos gustos posibles, antes de que comiencen la etapa del melindre.

Dar nombres agradables a los alimentos puede ayudar. En un experimento, investigadores hallaros que cuando a las arvejas se las llamaba "poderosas" el consumo se duplicaba.

Fuente: diario La Nación.

viernes, octubre 19, 2007

Casi el 70% de los argentinos dice saber sobre alimentación

La población argentina sería la más -y mejor- informada en la región sobre qué es alimentarse saludablemente, según una encuesta en cinco países de América latina.

Siete de cada diez argentinos asegura saber qué significa alimentarse bien, un número que supera a brasileños, mexicanos y chilenos. En Guatemala, la encuesta de TNS Gallup para LA NACION indica que apenas 3 de cada 10 mayores de 18 años conoce cómo cuidar la calidad de los alimentos.

"Generalmente se le dice a la gente qué hacer para tener una alimentación más sana y un mejor estilo de vida, pero no se le explica cómo lograrlo, que es lo más importante", sostuvo la nutricionista Viviana Viviant, miembro titular de la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas.

Y contar con información no sólo ayuda a cuidar el peso y prevenir trastornos relacionados con los kilos de más, como los cardiovasculares. Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades transmitidas por alimentos son "uno de los mayores problemas de salud en el mundo actual y causa importante de reducción de la productividad". Fue justamente la aparición de esas enfermedades y de productos con baja carga bacteriana y pasteurizados lo que años atrás, sostuvo la nutricionista Adriana Zuccotti, del Hospital Británico, motivó a la lectura de las fechas de vencimiento y los ingredientes. "Aunque mucha gente no sabe bien de qué se trata, por ejemplo, omega 9 o grasas trans... Y si dice light o diet creen que es bueno, sin saber qué se le cambió al producto..."

La encuesta incluyó a 3000 hogares de la Argentina, Chile, Brasil, Guatemala y México. Mientras que el 66% de los encuestados en la Argentina aseguran que conocen cómo alimentarse saludablemente, el 55% de los brasileños, el 47% de los mexicanos y el 48% de los chilenos dicen tener la misma información. En cambio, apenas el 28% de la población en Guatemala conoce qué es lo más conveniente llevar a la mesa.

"Que más del 60% de nuestra población tenga inquietud por conocer lo que ingiere hace pensar que podremos estar mejor y más saludablemente alimentados en el futuro", sostuvo la doctora Susana Gutt, subdirectora de la carrera de especialista en nutrición de la Universidad de Buenos Aires y miembro titular de la Sociedad Argentina de Nutrición.

Aquí, las mujeres y los mayores de 65 años son los más informados. Según la encuesta, el 72% de las personas en la séptima década de vida sostiene que posee información contra algo más de la mitad (55%) de los más jóvenes. "Me llamó la atención que una cantidad tan alta de la gente más joven elija comer menos grasas... A los jóvenes les encanta la comida chatarra, y si viven solos usan mucho el delivery", opinó Zuccotti.

La encuesta halló también que casi 6 de cada 10 hombres (59%) cuenta con la misma información que 7 de cada 10 mujeres (72%). "La mujer es quien cumple el papel de educadora alimentaria, por lo cual es la más interesada en el tema -dijo Gutt-. Las personas de mayor edad cumplen muchas veces el rol de «ama de casa» que antes tenía la mujer." Y Zuccotti agregó: "Las mujeres fueron siempre las encargadas de hacer las compras. Hoy también intervienen los hombres, pero bajo la supervisión de la mujer".

Pero, ¿cómo llevan los argentinos la teoría a la práctica? Controlan la fecha de vencimiento de los productos (82%), leen las etiquetas para conocer los ingredientes (57%), controlan la grasa que ingiere en las comidas (52%), consumen alimentos con suplementos o fortificados (43%), están atentos a nuevos productos que ayudan a mantener una dieta saludable (41%), consumen productos de bajas calorías (38%) y toman vitaminas o minerales (22%). El 4% tiene una dieta vegetariana.

"El rotulado nutricional -indicó Gutt-, incluye información que debe ser tenida en cuenta. La comunidad va comprendiendo la importancia de saber qué comemos y el valor de la calidad de los alimentos. Por otro lado, no todos eligen qué comer sino que algunos comen lo que pueden. En definitiva, lo esencial es brindarle a la población información "consensuada, clara y precisa -resumió Viviant-. No sirve de nada si no hay educación".

Los medios, primera fuente informativa

En los países incluidos en la encuesta, los medios de comunicación son la principal fuente informativa sobre alimentación saludable. "Esto es cierto, pero muchas veces, al no contar con el asesoramiento de especialistas, como puede ser en una revista de moda, no tiene el aval que necesita y transmite conceptos erróneos", indicó la licenciada Viviana Viviant. También, insistió, hay que tomar recaudos con Internet. "Si la fuente no es confiable -dijo-, en lugar de informar, desinforma. Y ni hablar de las dietas de moda y los productos milagrosos, que la gente utiliza a pesar de lo dañinos que pueden ser."

Fuente: diario La Nación.

jueves, octubre 11, 2007

Dormir de menos eleva el riesgo cardíaco

LONDRES (Reuters).- Las personas que no duermen la suficiente cantidad de horas son dos veces más propensas a morir por enfermedad cardíaca, según un amplio estudio británico difundido recientemente.

Pese a que los motivos están poco claros, los investigadores dijeron que la falta de sueño pareció estar relacionada con un aumento de la presión sanguínea, que está ligado al incremento del riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular (ACV).

Un análisis de 17 años de duración realizado a 10.000 empleados públicos mostró que aquellos que reducían el sueño de siete a cinco horas o menos por noche enfrentaban 1.7 veces más riesgo de morir por cualquier causa y más del doble de padecer una muerte de origen cardiovascular.

Los resultados ponen de relieve el peligro de los estilos de vida modernos, plagados de ocupaciones, señaló Francesco Cappuccio, profesor de Medicina Cardiovascular de la Universidad de Warwick, en la conferencia anual de la Sociedad Británica del Sueño, en Cambridge.

"Un tercio de la población del Reino Unido y más del 40 % de la de los Estados Unidos duerme menos de cinco horas por día, por lo que no es un problema menor".

Investigaciones previas habían mostrado los posibles riesgos cardíacos generados por trabajar en turnos rotativos y por interrumpir el sueño. Pero el estudio del equipo de Cappuccio, financiado por los gobiernos británico y estadounidense, es el primero en relacionar la duración del sueño con las tasas de muerte. El estudio analizó los patrones de sueño de participantes de entre 35 y 55 años en dos momentos de sus vidas, entre 1985-1988 y 1992-1993, y luego controló su mortalidad hasta 2004.

Los resultados fueron ajustados tras tener en cuenta otros posibles factores de riesgo, como la edad al inicio del estudio, el sexo, el tabaquismo y el consumo de alcohol, el índice de masa corporal, la presión arterial y el colesterol.

La correlación con el riesgo cardiovascular en quienes dormían menos en la década de 1990 que en la de 1980 fue clara, pero, curiosamente, también hubo una mortalidad elevada entre las personas que aumentaron las horas de sueño a más de nueve horas.

En este caso, no obstante, no hubo vínculo cardiovascular, y Cappuccio dijo que era posible que la mayor cantidad de horas de sueño estuviera relacionada con otros problemas de salud, como depresión o fatiga ligada a cáncer.

"En términos preventivos, nuestros resultados indican que dormir consistentemente alrededor de siete horas por noche es óptimo para la salud", concluyó el autor.

Fuente: diario La Nación.

Proponen hacerles pruebas de colesterol a los chicos

Un simple análisis de sangre en los primeros años de vida podría identificar a los niños con hipercolesterolemia familiar, una afección genética que causa altos niveles de colesterol incrementando considerablemente el riesgo de muerte precoz por enfermedad cardíaca. Esa es la conclusión de un estudio publicado ayer en la British Medical Journal.

Así, podría iniciarse algún tratamiento, y los padres que no saben que portan el gen se enterarían de la afección.

"No es necesario usar pruebas genéticas elaboradas: con una simple lectura sanguínea se podría detectar qué niños tienen un nivel anormal de colesterol LDL, el tipo malo relacionado con la obstrucción de las arterias", dijo David Wald, autor del informe.

"Un análisis de 13 estudios en los que participaron 1.907 personas mostró que la prueba era más efectiva cuando se hacía en la primera infancia", aseguró Wald, cardiólogo del Instituto de Medicina Preventiva Wolfson de Londres. "El estudio establece la edad en la que el desempeño de la prueba sería óptimo", dijo Wald. Proponen una prueba de colesterol a los 15 meses, entre los chequeos de rutina del niño.

Examinar a los recién nacidos o a los adultos jóvenes fue mucho menos efectivo, indicó el informe. "Nuestro estudio muestra que una prueba podría identificar al 88 % de los casos de hipercolesterolemia familiar, ya que sólo uno de 1.000 casos fue mal identificado", apuntó Wald.

Se estima que la forma más común de la afección, causada por un gen único, aparece en una de cada 500 personas en Gran Bretaña y los Estados Unidos. Hay casos menos comunes y más graves en los que una persona porta dos genes defectuosos.

"Es la causa reversible y conocida más importante de ataque cardíaco prematuro", dijo Wald. "Acarrea un riesgo de entre 20 y 39 % más alto de morir por ataque cardíaco antes de los 50".

La prueba propuesta en el informe busca los niveles de colesterol LDL que sean 1.5 más altos que el promedio para un niño. "Lo primero que haríamos sería examinar a los padres", dijo Wald. "Uno de ellos tendría que estar afectado, debido a que la afección es genética. Y se les ofrecería tratamiento inmediato".

El tratamiento sería con estatinas, un medicamento usado para reducir el colesterol. Un estudio de la Universidad de Amsterdam halló que la terapia precoz de estatina a largo plazo previno el daño arterial en niños con hipercolesterolemia familiar. El informe señaló que los resultados "apoyaban la idea de que el tratamiento con estatinas debería empezar en la infancia".

Fuente: diario Clarín.