Mundo Salud

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lunes, noviembre 17, 2008

Comer pescado reduce los riesgos renales de la diabetes

Un estudio encuentra que el cambio dietético mejora el control de la glucosa en sangre.

Comer pescado dos veces por semana puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedad renal en personas que padecen diabetes, según un estudio británico de más de 22.000 adultos, entre ellos 517 diabéticos.

El consumo de pescado de los participantes se determinó mediante cuestionarios sobre la dieta y el estilo de vida. Las personas que tenían diabetes que comían menos de una porción de pescado a la semana tenían alrededor de cuatro veces más probabilidades (18 %) de presentar proteína en la orina frente a los que comían al menos dos porciones de pescado a la semana (4 %).

"La proteína en la orina es una de las primeras señales de enfermedad renal", anotó la coautora del estudio, la Dra. Amanda Adler, de la unidad de epidemiología del Consejo de investigación médica del Hospital Addenbrooke, en Cambridge.

El estudio aparece en la edición de noviembre de la revista American Journal of Kidney Diseases.

Adler y colegas sugirieron que la "exclusiva composición nutricional del pescado" podría beneficiar la función renal al aumentar el control de la glucosa en sangre y mejorar los perfiles de lípidos en plasma.

Las personas que consumen pescado tal vez tengan otros factores de estilo de vida que reducen su riesgo de tener proteína en la orina (albuminuria), pero el diseño del estudio también intentó tener esa posibilidad en cuenta, apuntó Adler.

"La dieta es un cambio en el estilo de vida relativamente fácil de hacer, y los beneficios podrían ser significativos", afirmó el Dr. Kerry Willis, vicepresidente principal de actividades científicas de la U.S. National Kidney Foundation, en un comunicado de prensa de la fundación.

Además de comer pescado, otras medidas que ayudan a reducir el riesgo de albuminuria incluyen un estricto control de la glucosa, mantener la presión arterial bajo control, dejar de fumar, y seguir una alimentación adecuada según las indicaciones de una nutricionista.

Fuente: U.S. National Kidney Foundation.

El índice de casos de diabetes se duplica en diez años

Funcionarios aseguran que la epidemia de obesidad está suscitando la epidemia de diabetes tipo 2.

El índice de casos nuevos de diabetes tipo 2 casi se ha duplicado en los EE: UU. en la última década y la mayoría de los casos nuevos aparecen en los estados del sur, según informaron funcionarios federales.

Los diagnósticos nuevos de diabetes tipo 2 aumentaron de 4.8 por mil personas entre 1995 y 1997 a 9.1 por mil personas entre 2000 y 2007. Los funcionarios aseguraron que estos casos nuevos reflejan el aumento en los índices de obesidad, que es la causa principal de esta enfermedad.

"Entre los factores de riesgo para la diabetes tipo 2 incluyen la obesidad y la inactividad, y sabemos que el sur tiene una prevalencia elevada tanto de obesidad como de inactividad física cuando se compara con otras regiones de los EE. UU., señaló Karen Kirtland, autora del estudio y analista de datos de la División de diabetes aplicada de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

"El mensaje que queremos transmitir es promover las intervenciones del estilo de vida para quienes están en riesgo de diabetes", señaló Kirtland. "La gente que está en riesgo de la enfermedad podría retrasarla o prevenirla perdiendo peso, ser físicamente activo y tomar decisiones saludables".

Para el estudio, publicado en la edición del 31 de octubre de Morbidity and Mortality Weekly Report de los CDC, el grupo de Kirtland utilizó el Sistema de vigilancia de factores de riesgo conductual de los CDC para recolectar información sobre casos nuevos de diabetes en 33 estados que dieron datos sobre ambos periodos.

Los investigadores aseguraron que el desglose estado por estado, el primero de su tipo, halló que los casos nuevos de diabetes iban desde apenas cinco por mil personas de Minnesota hasta 12.7 por mil en Virginia Occidental. El territorio de Puerto Rico tuvo la mayor cantidad de casos nuevos con 12.8 por mil personas.

Los investigadores hallaron que los números más grandes de casos nuevos de diabetes tipo 2 tuvieron lugar en Arizona, Florida, Georgia, Kentucky, Luisiana, Carolina del Sur, Tennessee, Texas y Virginia Occidental.

Se calcula que unos 23.6 millones de adultos y niños estadounidenses tienen diabetes, aunque casi la cuarta parte de ellos no lo sabe. Entre el 90 y el 95 por ciento de los casos son de diabetes tipo 2.

El Dr. David L. Katz, director del Centro de Investigación sobre la Prevención de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale aseguró que revertir la epidemia de diabetes es clave para reducir el índice de diabetes tipo 2.

"Hemos sabido durante algún tiempo que la diabetes tipo 2 es una epidemia que empeora en los EE. UU. y buena parte del mundo", aseguró Katz. "Ahora tenemos evidencia de que la velocidad a la que se están desarrollando casos nuevos de diabetes también está aumentando".

Katz anotó que los estados del sur tienden a tener personas más pobres que otras secciones del país, un dato que podría contribuir a la gran cantidad de casos nuevos de diabetes en esa región. "Esto no sorprende, pues la obesidad y la pobreza se relacionan intensamente, y la obesidad es el factor de riesgo predominante para la diabetes tipo 2", dijo.

El nuevo informe podría tener implicaciones aterradoras para generaciones futuras de estadounidenses, según Katz. "Como se espera que la totalidad de la población adulta de los EE. UU. tendrá exceso de peso u obesidad para 2048, si continúan las tendencias actuales, la diabetes es un peligro manifiesto e inmediato para todos nosotros. Esa amenaza se mantendrá y empeorará hasta que resolvamos devolver la marea de la epidemia de obesidad".

A medida que aumenta la cantidad de casos de diabetes tipo 2, también lo hace el costo del tratamiento de la enfermedad. En su informe de la edición del 27 de octubre de Archives of Internal Medicine, los investigadores aseguraron que el costo general de los medicamentos para la diabetes tipo 2 casi se duplicó entre 2001 y 2007.Aún así, los investigadores aseguraron que no está claro si los medicamentos más nuevos mejoran la atención y los resultados del paciente.

La diabetes tipo 2 es una enfermedad de toda la vida causada por la incapacidad del organismo para utilizar insulina de manera adecuada para transportar glucosa de la sangre a las células, donde ésta se usa como fuente de energía. Los negros, los hispanos, los indígenas estadounidenses y los estadounidenses de origen asiático/isleños del pacífico son más propensos a la diabetes tipo 2, como lo es la gente que tiene antecedentes familiares de la enfermedad, según los Institutos Nacionales de Salud.

Entre las complicaciones de la enfermedad pueden estar amputaciones de miembros, ceguera, enfermedad cardiaca e insuficiencia renal.

Fuentes: Karen Kirtland, Ph.D., data analyst, Division of Diabetes Translation, U.S. Centers for Disease Control and Prevention (CDC), Atlanta; David L. Katz, M.D., M.P.H., director, Prevention Research Center, Yale University School of Medicine, New Haven, Conn.; Oct. 31, 2008, CDC, Morbidity and Mortality Weekly Report.

Claves para elegir el ejercicio más adecuado para cada persona

Media hora de actividad física al día, si se quiere, dividida en dos tandas de 15 minutos o tres de 10, pero no menos. Eso fue lo que, en 1995, recomendaron la Asociación Americana del Corazón y el Colegio Americano de Medicina del Deporte, de los Estados Unidos, como actividad física diaria mínima para mantenerse a salvo de los males asociados al sedentarismo.

El año pasado se publicó una actualización de esas recomendaciones, en las que se agregaba que la actividad física debe ser de una intensidad al menos moderada, junto con la propuesta de realizar al menos dos veces a la semana ejercicios que aumenten o mantengan el tono muscular, dijo el doctor Jorge Franchella, director del Curso de Especialista de Medicina del Deporte de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

En un mundo donde enfermedades como la obesidad, la diabetes o la hipertensión alcanzan dimensiones epidémicas, la actividad física debería ser prescripta del mismo modo en que se prescribe el uso de un medicamento. Nadie debería irse de la consulta con el médico de familia sin que éste le pregunte qué actividad física realiza y sin que le dé una recomendación sobre cuál debería realizar. El problema es que los médicos no contamos con la preparación para prescribir actividad física.

Es por eso que, días atrás, el curso de posgrado de medicina del deporte que dirige Franchella organizó la Jornada Internacional Actividad Física y Factores de Riesgo, en la que expertos en obesidad, diabetes, hipertensión, colesterol elevado y enfermedad vascular periférica discutieron qué tipo de actividad física recomendar o desaconsejar a cada persona en función de su perfil de salud.

Es necesario que el médico clínico o de familia sepa cuál es el tipo de actividad física que debe recomendar a cada persona, con qué intensidad, con qué frecuencia y por cuánto tiempo.

Efectos positivos

Obesidad, diabetes, hipertensión, colesterol elevado y enfermedad vascular periférica son las afecciones sobre las que se discutió en la jornada sobre actividad física. Lo que tienen en común las cinco es que, en quienes las padecen, la actividad física es capaz de revertir en parte sus efectos negativos cuando se la adiciona al tratamiento médico.

En la obesidad, por ejemplo, la actividad física es clave para lograr un descenso de peso. Pero el exceso de peso obliga a que cuando el médico le prescribe actividad física a un paciente obeso evite actividades que impliquen grandes esfuerzos o saltos, ya que éstos pueden dañar las articulaciones.

La natación o los ejercicios aeróbicos acuáticos son dos buenos ejemplos de actividades que no sobrecargan las articulaciones.

En el caso de las personas con diabetes, la actividad física mejora el uso del azúcar por parte de las células del organismo, lo que reduce su dañina presencia en el torrente sanguíneo. Los diabéticos deben evitar cualquier actividad que pueda provocar el roce de la piel con las medias o las zapatillas, ya que la diabetes implica una dificultad en la curación de las lesiones en los pies, advirtió Franchella.

Las personas con diabetes deben saber también que si en el momento de iniciar una actividad física los niveles de azúcar en sangre están por debajo de 100 mg/dl no es conveniente realizarla, lo mismo que si esos niveles están por arriba de 400 mg/dl. Entre 200 y 300 mg/dl, la actividad física debe realizarse bajo supervisión médica.

Quienes presentan alteraciones del colesterol (o dislipemias), no deben esperar efectos benéficos inmediatos a partir de la práctica deportiva. Las mejorías se observan a los 2 ó 3 meses de iniciada la actividad física, en especial en los pacientes con triglicéridos elevados. En ellos es más importante la duración del ejercicio que su intensidad.

En los hipertensos, los efectos positivos de la actividad física un descenso de la presión arterial se pueden observar durante las 10 a 12 horas posteriores a su realización. Sin embargo, deben evitar todo esfuerzo como el que implica levantar pesos o cargas, ya que pueden elevar la presión arterial.

Por último, entre quienes padecen enfermedad vascular periférica, que se caracteriza por una disminución en el flujo sanguíneo de las piernas, la planificación de las caminatas es fundamental. Es importante determinar cuál es la distancia en la cual aparece el dolor en las piernas, para no caminar más del 70% de esa distancia en cada caminata.

Así, si una persona comienza a sentir dolor en las piernas después de caminar 10 cuadras, no debería caminar más de 7 en cada caminata. La sucesión de esas caminatas, que deberían ser diarias, permitirá prolongar la distancia a la que aparece el dolor.

Fuente: diario La Nación.