Mundo Salud

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sábado, enero 11, 2014

Las rutinas diarias influyen en la cantidad y calidad del sueño

NUEVA YORK - En un nuevo estudio, los adultos jóvenes que fueron a trabajar y cenaron todos los días a la misma hora durmieron mejor, tuvieron menos despertares nocturnos y se quedaron dormidos más rápido.

Aun así, el horario exacto de esas actividades (cenar a las 18 en lugar de las 20, por ejemplo) casi no influyó en la calidad del descanso.

"Observamos que realizar las actividades en el mismo horario todos los días predecía mejor la evolución del sueño que el horario en el que se realizaban", explicó la autora principal, Natalie Dautovich, psicóloga de la Universidad de Alabama, Tuscaloosa, sobre los resultados publicados en el Journal of Gerontology: Series B.

No obstante, en los adultos mayores un patrón irregular de horarios a veces se asociaba con un mejor dormir. Por ejemplo, los que no cenaban  siempre a la misma hora, tendían a dormir más durante la noche, y los que empezaban las actividades hogareñas o el trabajo a horarios distintos se quedaban dormidos más rápido que el resto.

La investigación incluyó a 50 jóvenes, de entre 18 y 30 años, y a 50 adultos, de entre 60 y 95 años. Durante 2 semanas, todos registraron el horario de las actividades cotidianas y la calidad del descanso nocturno.

Para los autores, el estudio no abre camino a una nueva recomendación o un tratamiento, sino que plantea preguntas para nuevos trabajos. Esas preguntas son: si los adultos mayores con horarios diarios más variados son más saludables y activos socialmente o si esa variación horaria cotidiana aporta la actividad y la estimulación que garantiza una mejor calidad del sueño, según planteó Dautovich.

"Sabemos que dormir bien depende en parte de nuestro deseo de dormir, que está condicionado por el nivel de actividad y el alerta diurno", señaló la autora.

Por ese motivo, salir de casa durante el día sigue siendo una de las mejores maneras de maximizar las posibilidades de lograr un buen descanso nocturno. "Tener mucha actividad y aumentar el nivel de alerta durante el día potencia la necesidad de dormir de noche", dijo Dautovich.


Fuente: Reuters Health.

El hipotiroidismo no eleva el riesgo de deterioro cognitivo leve

NUEVA YORK- Según demuestra un nuevo estudio, en los adultos mayores el hipotiroidismo clínico y subclínico no eleva el riesgo de sufrir deterioro cognitivo leve.

"Estos resultados sorprenden porque existe poca evidencia (de una asociación)", dijo el doctor Ajay K. Parsaik, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Texas, en Houston.
El equipo analizó los datos del Proyecto Epidemiológico de Rochester (Condado de Olmsted, Minnesota) para determinar dicha relación.

La investigación consistió en estudiar a 1904 hombres y mujeres de entre 70 y 89 años, incluidos 316 con deterioro cognitivo leve, y el resto presentaba una función cognitiva normal.

En la revista JAMA Neurology, el equipo publica que el 83.7% de los participantes tenía una función tiroidea normal y el 16.3% padecía deterioro cognitivo leve. La tasa de este tipo de trastornos en los grupos con hipotiroidismo subclínico y clínico eran similares (17.7 y 17.2%, respectivamente).

El 96.5% de los pacientes con hipotiroidismo clínico se encontraba bajo una terapia de reemplazo tiroideo, no así el grupo con hipotiroidismo subclínico.

Tras considerar la influencia de la edad, el sexo y el nivel educativo, los autores no detectaron una asociación significativa entre ambas formas y el deterioro cognitivo leve. Tampoco la hallaron cuando analizaron la Apo E4 (principal factor de riesgo genético de Alzheimer), la depresión, la diabetes, la hipertensión arterial, el accidente cerebro vascular (ACV), el índice de masa corporal (IMC) y la enfermedad coronaria.

No se registraron interacciones importantes entre el hipotiroidismo y el género o la Apo E4.

En consecuencia, Parsaik consideró que los resultados deberían validarse con un estudio longitudinal de cohorte.

Sin embargo, mientras tanto, "los médicos deberían controlar que en los pacientes con hipotiroidismo clínico y subclínico no aumente el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo y, además de evaluarlos para detectar la etiología, sería conveniente que se concentren en otros desencadenantes", agregó.


Fuente: Reuters Health.

Los trastornos alimentarios en los adolescentes son un factor de riesgo de obesidad

Los adolescentes que se dan atracones o tienen miedo a engordar son más propensos a tener sobrepeso antes de abandonar esa etapa de la vida, según indica un estudio de Reino Unido.

Los autores buscaron síntomas tempranos de trastornos alimentarios en más de 7000 niños de 13 años y hallaron algunas señales que anticipaban quiénes tendrían problemas con el peso a los 15.

El Índice de masa corporal (IMC) de las niñas que se daban atracones a los 13 aumentó un 24% en 2 años, mientras que el IMC de los varones y las mujeres que a los 13 controlaban mucho lo que comían, era más bajo en ese mismo período de tiempo.

"Lo más importante es que, aún a tan corta edad, un alto porcentaje de chicos tiene síntomas preocupantes de desórdenes en la alimentación", dijo por e-mail la autora principal, doctora Nadia Micali, del Instituto de Salud Infantil del Colegio Universidad de Londres.

Con su equipo, Micali reunió datos de un ensayo clínico de Reino Unido con padres e hijos.
De las encuestas que respondieron los padres, se obtuvo información de la sintomatología de los trastornos alimentarios de 7082 adolescentes de 13 años, como de los atracones o la preocupación exagerada por el peso o la figura, y conductas como la restricción en las comidas.

También se indagó acerca de la relación entre esos síntomas y otros aspectos de la vida social, escolar, extracurricular y familiar.

El 63% de las mujeres y el 39% de los varones tenían miedo a engordar. El 11% de las niñas sentía un temor extremo a aumentar de peso o mostraba mucha preocupación por su cuerpo.

Ellas evitaban más que los varones los alimentos ricos en grasas, mientras que ellos eran más propensos a ejercitarse intensamente para adelgazar.

Aún a los 13 años, comer de más y los atracones estuvieron fuertemente asociados con efectos negativos en la vida de los niños y fueron una carga para la familia, según publican en el Journal of Adolescent Health.

Ambos trastornos estuvieron especialmente vinculados con la aparición de problemas emocionales y conductuales en ambos sexos, aunque la restricción alimentaria afectó más la salud mental de los varones.

Para Kathleen Merikangas, jefa de Epidemiología Genética del Instituto Nacional de Salud Mental, los resultados sugieren que "la ausencia de patrones alimentarios estables podría ser un blanco para intervenir y prevenir la obesidad".
El mensaje para los padres es claro: los desórdenes de la alimentación durante la adolescencia son un factor de riesgo de obesidad futura, por lo tanto, es importante que éstos conozcan si sus hijos tienen una imagen corporal saludable o distorsionada.


Fuente: Reuters.

La actividad física reduce la resistencia a la insulina

NUEVA YORK- Los autores de un análisis concluyen que el ejercicio reduce de manera leve pero significativa la resistencia a la insulina en los niños y adolescentes.

En la revista Pediatrics, el equipo de Michael V. Fedewa de la Universidad de Atenas en Georgia, EEUU, publica que la actividad física mejora 11.4 U/mL los valores de insulina en ayunas y 2.0 puntos la sensibilidad insulínica por el modelo HOMA en niños obesos.

El análisis reveló que el tipo de ejercicio no influye en los resultados.

Los autores señalan que no existían estudios similares en la población juvenil, y aseguran que es un problema especialmente importante debido al aumento de la diabetes tipo 2 en los jóvenes y la reducción de la actividad física con el aumento de la adiposidad corporal de la pubertad.

El equipo analizó 32 efectos del ejercicio identificador en 24 estudios sobre un total de 1599 niños. La actividad física usada tendía a dividirse en 3.2 sesiones semanales de 53.4 minutos, de nivel moderado a intenso, durante 15.5 semanas.

El valor promedio de reducción de la insulina en ayunas fue de 0.54 y el de resistencia a la insulina, de 0.31 para todos los géneros, edades, etnias y etapa puberal, aunque el efecto fue más significativo en los niños con mayor índice de masa corporal (IMC). El IMC explicó el 44% de la variación de los efectos en la insulina en ayunas y el 43% de la variación de la resistencia a la insulina.

"Realmente, no hallamos diferencias entre los estudios en cuanto a los enfoques de entrenamiento físico -indicó Fedewa-. No identificamos que alguno fuera más beneficioso que otro."

La investigación "respalda la idea de que 60 minutos de actividad física 3 veces por semana mejora la resistencia a la insulina en los niños y adolescentes ante la falta de un tratamiento farmacológico y la restricción calórica en las comidas", aseguró la doctora SoJung Lee, de la División de Manejo del Peso Corporal y Bienestar del Hospital de Niños de Pittsburgh, y que no participó del estudio.

"Ante la ausencia de estudios bien controlados, se desconoce cuál debería ser la dosis mínima y óptima de ejercicio para reducir los factores de riesgo de la diabetes tipo 2 en este grupo poblacional", agregó.

De todos modos, Lee consideró "importante que los profesionales de la salud comprendan que solo la actividad física regular es una estrategia terapéutica efectiva para reducir la resistencia a la insulina, un precursor de la diabetes tipo 2 en los niños y los adolescentes obesos".

 Fuente: Reuters Health.