Mundo Salud

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sábado, enero 11, 2014

Los trastornos alimentarios en los adolescentes son un factor de riesgo de obesidad

Los adolescentes que se dan atracones o tienen miedo a engordar son más propensos a tener sobrepeso antes de abandonar esa etapa de la vida, según indica un estudio de Reino Unido.

Los autores buscaron síntomas tempranos de trastornos alimentarios en más de 7000 niños de 13 años y hallaron algunas señales que anticipaban quiénes tendrían problemas con el peso a los 15.

El Índice de masa corporal (IMC) de las niñas que se daban atracones a los 13 aumentó un 24% en 2 años, mientras que el IMC de los varones y las mujeres que a los 13 controlaban mucho lo que comían, era más bajo en ese mismo período de tiempo.

"Lo más importante es que, aún a tan corta edad, un alto porcentaje de chicos tiene síntomas preocupantes de desórdenes en la alimentación", dijo por e-mail la autora principal, doctora Nadia Micali, del Instituto de Salud Infantil del Colegio Universidad de Londres.

Con su equipo, Micali reunió datos de un ensayo clínico de Reino Unido con padres e hijos.
De las encuestas que respondieron los padres, se obtuvo información de la sintomatología de los trastornos alimentarios de 7082 adolescentes de 13 años, como de los atracones o la preocupación exagerada por el peso o la figura, y conductas como la restricción en las comidas.

También se indagó acerca de la relación entre esos síntomas y otros aspectos de la vida social, escolar, extracurricular y familiar.

El 63% de las mujeres y el 39% de los varones tenían miedo a engordar. El 11% de las niñas sentía un temor extremo a aumentar de peso o mostraba mucha preocupación por su cuerpo.

Ellas evitaban más que los varones los alimentos ricos en grasas, mientras que ellos eran más propensos a ejercitarse intensamente para adelgazar.

Aún a los 13 años, comer de más y los atracones estuvieron fuertemente asociados con efectos negativos en la vida de los niños y fueron una carga para la familia, según publican en el Journal of Adolescent Health.

Ambos trastornos estuvieron especialmente vinculados con la aparición de problemas emocionales y conductuales en ambos sexos, aunque la restricción alimentaria afectó más la salud mental de los varones.

Para Kathleen Merikangas, jefa de Epidemiología Genética del Instituto Nacional de Salud Mental, los resultados sugieren que "la ausencia de patrones alimentarios estables podría ser un blanco para intervenir y prevenir la obesidad".
El mensaje para los padres es claro: los desórdenes de la alimentación durante la adolescencia son un factor de riesgo de obesidad futura, por lo tanto, es importante que éstos conozcan si sus hijos tienen una imagen corporal saludable o distorsionada.


Fuente: Reuters.