Mundo Salud

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sábado, enero 16, 2010

Argentina, primera en el ranking latino de fumadores

Hay un ranking en el que la Argentina va primera. Lástima que no es para celebrar: el país encabeza de manera cómoda la lista de consumo per capita de cigarrillos en América Latina. Según el Atlas del Tabaco elaborado por la Fundación Mundial del Pulmón y la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer, aquí se fuman por año 1014 cigarrillos por habitante mayor de 15 años. Es casi el doble que en Brasil -allá se consumen 580 cigarrillos por año-, y bastante más que en Uruguay (793), Chile (909), Paraguay (968) y México (470). El país en el que menos se fuma de la región es Perú, con 129 cigarrillos por habitante por año.

El Atlas del Tabaco es uno de los 2 principales estudios (el otro es de la OMS) que existen sobre la epidemia global del tabaquismo.

"El problema en la Argentina no es solamente que hay un porcentaje muy alto de la población que fuma sino que los que lo hacen fuman muchísimo", explicó Verónica Schoj, consultora de la Fundación Interamericana del Corazón. Y agregó: "Si estamos a la cabeza en consumo de tabaco es porque aquí la publicidad de las tabacaleras tiene un perfil muy agresivo gracias a que la actividad no está regulada y a que en la Argentina los cigarrillos son de los más baratos del mundo".

La OMS lanzó a principios de la década el Convenio Marco para el Control del Tabaco, un acuerdo en el que cada país se compromete a prohibir la publicidad de las tabacaleras, a aumentar los impuestos al tabaco para desalentar el consumo y a fomentar la creación de ambientes totalmente libres de humo.

"La Argentina es el único país de América del Sur que aún no firmó el tratado", dijo a Clarín Eduardo Bianco, director para Latinoamérica de Alianza para el Convenio Marco. Bianco, de nacionalidad uruguaya, es piadoso: la Argentina en realidad está aún más sola. Argentina es uno de los 16 países de todo el mundo, sobre un total de 183, que sigue sin ratificar ese convenio. "Estamos quedando como el país que responde al lobby de las tabacaleras", se lamentó Verónica Shoj.

De acuerdo a un documento elaborado por Mario Virgolini, director del Programa de Control del Tabaco del Ministerio de Salud de la Nación, "el precio promedio de los cigarrillos a valor real disminuyó un 14.6% entre 2005 y 2008". En ese mismo período, según ese documento, "se incrementó un 29.6% el ingreso real en la población, lo cual determina un aumento del 13.2% en el consumo de cigarrillos". En otras palabras: fumar se fue haciendo un vicio cada vez más barato. Esto, incluso, es reconocido por la propia industria tabacalera. "Los precios de los cigarrillos en la Argentina siguen mostrando un importante retraso en relación con otros bienes y con el poder de compra de los salarios. Además, existe una clara distorsión en el mercado local con respecto a los valores internacionales, incluidos los de América Latina", sostuvo Facundo Etchebehere, director de Asuntos Corporativos de Nobleza Piccardo.

En las tabacaleras argumentan que no pueden aumentar por su cuenta el precio de los atados. Antes, dicen, necesitan el "visto bueno" de la Secretaría de Comercio debido a que la Cámara de la Industria del Tabaco y el Ministerio de Economía tienen firmado un acuerdo en el que se prevé que este año se recauden 6200 millones de pesos por ventas de cigarrillos.

Pero Mario Virgolini descree de esa versión. "Las tabacaleras tienen un doble discurso. Dicen públicamente que les gustaría subir más los precios, pero la realidad es que no quieren hacerlo porque no les conviene. Si subieran los precios caerían automáticamente sus ventas".

Los campeones mundiales de consumo de cigarrillos son todos europeos. De acuerdo al Atlas del Tabaco, los mayores consumidores son los griegos (3017 cigarrillos por persona por año), seguidos de los eslovenos (2537) y los ucranianos (2526). Es cierto que las cifras del consumo argentino aún están bastante lejos de las europeas, pero suena a un consuelo de tontos. Con el actual nivel de consumo mueren en el país por año 40.000 personas de causas atribuibles directamente al tabaco.

Fuente: Clarín.com.

Aumentaron los casos de melanoma por los malos hábitos de bronceado

En la Provincia, donde existe un registro oficial, crecieron el 6% entre 1996 y 2008. Entre las causas, los médicos apuntan a las camas solares, tomar sol en horas pico y no usar bien el protector solar.

Las temibles consecuencias de la moda del bronceado ya se están registrando en la Argentina: aumentaron los nuevos casos de melanoma –el cáncer de piel más agresivo– en la provincia de Buenos Aires, donde existe el único registro de incidencia del país. Las más afectadas son las personas que pasan casi todo el año encerradas en las oficinas y en sus casas, salen por 15 días de vacaciones, y –de repente– se "toman" todo el sol.

"Son generalmente personas que se van de vacaciones y quieren aprovechar con todo esos pocos días de descanso. Entonces, se exponen al sol en las horas pico y usan mal los protectores solares. Por ejemplo: se los aplican una sola vez por la mañana y nada más", contó a Clarín la oncóloga Silvia Bonicatto, responsable del Registro bonaerense del Cáncer. Ese registro contabilizó un aumento del 6% en los casos anuales de melanoma entre 1996 y 2008. "Hay una tendencia clara de ascenso de los casos reales. No es que hubo más consultas", agregó la especialista.

En el resto del país, también habría más casos anuales de melanoma, pero no hay una notificación obligatoria, comentó Ana De Pablo, coordinadora de la campaña nacional contra el cáncer de piel de la Sociedad Argentina de Dermatología. Esta entidad junto con la Fundación Cáncer de Piel armó un registro de casos de melanomas en 2003 y ya lleva 4100 casos reportados (aunque no serían la totalidad de los casos). Se estima que el 15% de los pacientes con melanoma puede morir, según el dermatólogo Fernando Stengel. Por esto, es clave tanto tomar sol de manera adecuada como estar atentos a las situaciones que predisponen al melanoma, como tener piel y ojos claros, historia familiar de melanoma, antecedentes de quemaduras solares, presencia de lunares atípicos o de muchos comunes.

"En los últimos 20 años, el bronceado estuvo de moda, como un valor estético, y la gente tomó más sol. Ahora estamos viendo las consecuencias de ese cambio: la gente tiene una acumulación de radiación ultravioleta. Incluso, ahora vemos más casos de pacientes de 20 años con cáncer de piel", resaltó la doctora De Pablo.

El melanoma ocurre porque las células responsables de la pigmentación de la piel se transforman en células malignas. Es potencialmente curable si se lo detecta en forma precoz. Dos tercios de los casos se asocian a la exposición de rayos ultravioletas, que no sólo provienen del sol, sino que también se reciben en las camas solares. La Sociedad Argentina de Dermatología directamente sostiene que hay que evitarlas: "No son camas sino camillas de radiación ultravioleta". Por lo cual, exponerse en ellas lleva al envejecimiento prematuro de la piel y aumenta el riesgo de padecer cáncer. Una investigación de la OMS difundida en julio lo midió: la probabilidad de contraer cáncer de piel crece un 75% cuando la exposición excesiva comienza antes de los 30 años.

"Las llamadas popularmente camas solares son una desgracia que los argentinos deberían prohibir", concluye Ana Kaminsky, profesora de dermatología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

Fuente: Clarín.com.

Ponerse a dieta de "tele" ayuda a no engordar

Pequeños cambios en el comportamiento son más eficaces a largo plazo. Aumentar la actividad e ingerir 100 calorías menos al día evitaría la obesidad.

Ni dietas draconianas ni ejercicio extenuante: reducir el tiempo frente a la televisión a la mitad podría ser la solución para evitar la epidemia de obesidad que nos acecha, tal y como defiende un artículo publicado en la revista "Archives of Internal Medicine".

Los adultos estadounidenses consumen una media de 5 horas de televisión al día, mientras que en España la vemos 4 horas diarias, lo que quiere decir que pasamos unos 60 días al año frente a la pequeña pantalla. Se trata de la tercera actividad a la que más tiempo dedicamos después del sueño y el trabajo.

Recientes estudios han comenzado a relacionar la televisión (un pasatiempo sedentario que consume menos calorías que leer, escribir o hablar por teléfono) con el preocupante sobrepeso que amenaza la salud de las sociedades desarrolladas, asociándola con trastornos como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares. Estas investigaciones también han sugerido que pasar menos tiempo frente a la pequeña pantalla no sólo fomentaría la práctica de otras actividades que requieren un mayor consumo de energía, sino que también serviría para luchar contra el insomnio, dolencia que también se asocia a la obesidad.

Ante la contundencia de estos datos, un equipo de la Universidad de Vermont-Burlington (EEUU), dirigido por la doctora Jennifer J. Otten, llevó a cabo un estudio con 36 adultos, cuyos índices de masa corporal (IMC) se situaban entre 25 y 50 (en 25 comienza el sobrepeso, en 30 la obesidad y en 40 la obesidad mórbida) y declaraban ver la televisión una media de 3 horas al día.

Veinte de los participantes pasaron a formar parte del grupo de intervención, colocándose en sus televisores un dispositivo que reduciría el tiempo de consumo semanal de televisión habitual a la mitad. Una vez gastado ese tiempo el aparato se desconectaba y no volvía a funcionar hasta la semana siguiente. Por otro lado, las 16personas restantes formaron un grupo de control en el que tiempo de televisión no estaba limitado. Durante los 21 días que duró esta etapa los individuos de ambos equipos portaron un brazalete para medir su actividad física y consumo de calorías, al tiempo que realizaban un informe acerca de los alimentos que ingerían.

Los científicos observaron que el grupo que sólo podía ver la mitad de televisión de lo habitual quemó 119 calorías más que en la fase de observación, mientras que el grupo de control gastó 95 calorías menos que en la primera parte del experimento. Por lo tanto, el saldo energético (la diferencia entre calorías ingeridas y gastadas) fue negativo en el caso de quienes sólo podían ver la mitad de televisión, ya que recibieron diariamente 244 calorías menos de las que quemaron, lo que concluyó en una pérdida de peso de unos 600 g.pasadas las 3 semanas. Sin embargo, este saldo fue positivo en el caso del que vieron la tele por tiempo ilimitado, ya que ingirieron 57 calorías más al día de las gastadas.

"Un reciente estudio defiende pequeños cambios en el comportamiento como un método más sostenible a largo plazo para ayudar a tratar la epidemia de obesidad" escriben los autores. "Se ha estimado que combinar un incremento del gasto de energía con una disminución en la ingesta de tan sólo 100 calorías al día podría prevenir la ganancia de peso gradual observada en la mayoría de la población", explican.

Por otra parte, trabajos previos realizados con niños habían demostrado que al acortar el tiempo que los pequeños pasan frente a la pantalla se reducía la cantidad de calorías consumidas, ya que comen más si están frente al televisor pero no aumentaban las calorías gastadas, lo que permite suponer que, aunque se produce un cambio similar en el saldo de energía quemada e ingerida el mecanismo por el que se produce es distinto entre niños y mayores.

"Esto sugiere que los adultos podrían diferir de los niños en la forma de responder a la reducción de comportamientos sedentarios", matizan los investigadores. "Por lo que sabemos, este es el primer estudio que mide los efectos de una intervención de reducción del tiempo de televisión en adultos. Recortar el consumo de televisión debe ser estudiado más adelante como método para disminuir y prevenir la obesidad en adultos", concluyen .

Fuente: ElMundo.es.

La leptina podría proteger frente al Alzheimer y la demencia

La leptina, hormona que regula el apetito, podría proteger frente al Alzheimer y la demencia, según los resultados del Framingham Heart Study, publicados en “JAMA”.

El trabajo muestra que las personas con altos niveles de leptina podrían tener una menor incidencia de estas enfermedades.

Estudios previos han mostrado que el sobrepeso y la obesidad en la mediana edad están asociados a peores funciones cognitivas en la población general y a un mayor riesgo de demencia. Existen evidencias de que la leptina ejerce funciones adicionales en el cerebro fuera del hipotálamo, región que controla la temperatura corporal, el hambre y la sed.

Los científicos, dirigidos por Wolfgang Lieb, examinaron la relación entre las medidas de concentraciones de leptina en plasma y la incidencia de la demencia y la enfermedad de Alzheimer.

Se midieron las concentraciones de leptina en 785 personas sin demencia entre 1990 y 1994, y 198 de ellos, que seguían libres de demencia entre 1999 y 2005, se sometieron a resonancia magnética cerebral volumétrica. También se tomaron medidas del volumen global cerebral y de un área conocida como cuerno temporal, que son indicadores del inicio del Alzheimer y el posterior riesgo de demencia. En 8.3 años de seguimiento 111 participantes desarrollaron demencia y 89 fueron diagnosticados con Alzheimer.

Los investigadores descubrieron que los mayores niveles de leptina se asociaron a una menor incidencia.

Los resultados mostraron que aquellas personas con los niveles más bajos de leptina tenían un riesgo del 25% de desarrollar Alzheimer al cabo de 12 años, frente a sólo el 6% de aquellas que presentaban los mayores niveles de la hormona.

Los niveles superiores de leptina también se asociaron a un mayor volumen cerebral total, si bien un menor volumen del cuerno temporal no se asoció a los niveles de la hormona.

Según los autores, si se confirman estos resultados en otros estudios, los niveles de leptina en las personas mayores podrían servir como indicadores del envejecimiento cerebral saludable y abrir la vía a posibles tratamientos y terapias preventivas.

Fuente: JAMA, Dic.2009.

La obesidad se consolida en África

La obesidad es cada vez más común entre los habitantes de las ciudades pobres de Africa. Una realidad que hace tan sólo una década parecía impensable y que se debe al mayor acceso a la comida rápida, barata, rica en grasas y con alto contenido de azúcar.

Unos investigadores han analizado datos de siete países africanos y han encontrado que el número de personas con sobrepeso u obesidad se ha incrementado en casi un 35% entre principios de la década de 1990 e inicios de la de 2000 y que este aumento de kilos es más notable entre los más pobres.

"Dada la naturaleza crónica de la mayoría de las enfermedades relacionadas con la obesidad y por extensión los grandes costos del tratamiento, las perspectivas son desalentadoras para los deficitarios y escasamente equipados sistemas de salud africanos, a menos que se tomen medidas urgentes", ha declarado Abdhalah Ziraba, uno de los autores de la investigación, del Centro de la Salud y Población Africana en Nairobi.

Los datos del estudio, que se publica en "BioMed Central Public Health", concuerdan con las conclusiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ya adelantó en el mes de octubre que el sobrepeso se ha convertido en la actualidad en una de las mayores causas de muerte en el mundo.

"Aunque es el continente menos urbanizado, en África la población es cada vez más urbana y sus ciudades están creciendo a un ritmo sin precedentes", destaca Ziraba en su trabajo. "A pesar del aumento de la pobreza en las zonas urbanas, el acceso a los alimentos económicos con un alto contenido en grasa y azúcar es común", agrega.

Los niveles de obesidad están aumentando en todo el mundo y amenazan con colapsar los sistemas y presupuestos sanitarios oficiales, debido al costo de gestionar el alto número de casos de diabetes, enfermedades de corazón y cáncer.

El número de personas con diabetes -una de las enfermedades crónicas que causa el exceso de peso- está alcanzando niveles epidémicos, con una estimación de 180 millones de personas diabéticas en todo el mundo.

Perspectivas desoladoras

Un segundo estudio, centrado en el problema del sobrepeso en Inglaterra, señala que 1de cada 10 niños será obesos en 2015, con los pobres en una situación mayor de riesgo que los ricos.

"Si las tendencias continúan como entre los años 1995 y 2007, se espera que en el 2015 el número y la prevalencia de la obesidad en los jóvenes aumente de manera espectacular, y estos aumentos afectan a las clases sociales más bajas en mayor medida", dijo Emmanuel Stamatakis, del departamento de epidemiología y salud pública del University College de Londres.

Stamatakis y sus colegas examinaron las tendencias de la obesidad en Inglaterra desde 1995 hasta 2007 en niños y jóvenes y después predijeron los niveles de obesidad en 2015.

La obesidad entre los niños con edades entre los 2 y 10 años en 2015 se estima en un 10.1% pero en el peor de los escenarios el porcentaje podría alcanzar el 13.5%. Entre las niñas, las cifras son de un 8.9% y 9.3%, respectivamente, indican los investigadores en su estudio, publicado en "Journal of Epidemiology and Community Health".

En comparación, en EEUU que tiene un grave problema de obesidad, más del 26% de los habitantes son obesos y casi una tercera parte tiene sobrepeso.

Fuente: ElMundo.es.