Mundo Salud

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martes, febrero 28, 2012

Asocian sustancias vegetales con menor mortalidad cardíaca

NUEVA YORK (Reuters Health) - Los adultos mayores que consumen una cantidad moderada de ciertas sustancias vegetales son menos propensos a morir por cardiopatías o infarto cerebral.

Un estudio sobre casi 100.000 adultos mayores de EEUU demostró que los que más flavonoides ingerían a través de la alimentación eran menos propensos que el resto a morir por enfermedad coronaria o accidente cerebrovascular (ACV) en los siguientes 7 años.

Esas sustancias están en muchas verduras y frutas, como las bayas, los cítricos, la manzana, la espinaca o el brócoli, además de las nueces, la soja, el chocolate amargo, el té y el vino.

Los flavonoides aportan muchos beneficios, son antiinflamatorios y antioxidantes, lo que quiere decir que protegen a las células del daño que puede causar enfermedades crónicas en especial cáncer.

El equipo dividió a los participantes en 5 grupos según la cantidad de flavonoides que consumían. La quinta parte que más flavonoides ingería era un 18% menos propensa a morir por cardiopatías o ACV que la quinta parte que menos flavonoides consumía.

Esa diferencia es "leve, pero importante", aseguró la autora principal, Marjorie L. McCullough, de la Sociedad Estadounidense de Oncología, en Atlanta.

McCullough explicó que, dado que la enfermedad coronaria y el ACV son tan comunes, hasta una reducción modesta del riesgo de sufrirlas haría una gran diferencia en la población general.

Se desconoce si disminuyeron los riesgos cardiovasculares de los participantes, pero la autora sostuvo que deberíamos consumir los alimentos ricos en esas sustancias.

Los resultados, publicados en American Journal of Clinical Nutrition, surgen de más de 98.000 hombres y mujeres que respondieron cuestionarios sobre la alimentación, el estilo de vida y los antecedentes clínicos. En ese momento, tenían alrededor de 70 años.

En los siguientes 7 años, 2771 personas murieron por enfermedad coronaria o ACV. Eso incluyó 615 muertes en el grupo que menos flavonoides consumían al inicio del estudio, comparado con 515 muertes en el grupo que más flavonoides ingerían.

Tras considerar otros factores como el tabaquismo, el ejercicio y el peso, los que más flavonoides consumían tenían un 18% menos riesgo de morir por causa cardiovascular.

Para McCullough, sumar más verduras y frutas a la alimentación mejora la salud y prolonga la vida. Y los resultados sugieren que esos beneficios no demandarían un gran cambio.

Los participantes que más los consumían, ingerían unas 20 porciones de frutas y unas 24 porciones de verduras por semana. En cambio, los que menos flavonoides ingerían, sumaban unas 11 y 18 respectivamente.

"Agregar una porción diaria de alimentos ricos en flavonoides sería beneficioso", dijo la autora. En general, los expertos recomiendan consumir muchas frutas y verduras para mejorar la salud.

La dieta DASH, que se utiliza para bajar la presión y proteger el corazón sugiere consumir 5 porciones de frutas y verduras por día.

FUENTE: American Journal of Clinical Nutrition, enero 2012.

Las gaseosas dulces aumentan los depósitos de grasa peligrosos

NUEVA YORK (Reuters Health) - Un estudio realizado en Dinamarca demuestra que beber un litro diario de gaseosa cola común aumenta la cantidad de grasa en el hígado, los músculos y alrededor de los órganos abdominales.

Esos depósitos grasos elevan el riesgo de desarrollar diabetes y enfermedad coronaria.

"El estudio sugiere que los efectos adversos de las bebidas dulces van más allá del aumento de peso o de la grasa corporal. Es la acumulación de grasa dañina en los sitios equivocados", aseguró el doctor Frank Hu, profesor de la Facultad de Salud Pública de Harvard.

El equipo del doctor Bjørn Richelsen, del Hospital Universitario de Aarhus, en Dinamarca, le pidió a 47 personas con sobrepeso y obesidad que bebieran todos los días un litro de agua, leche, gaseosa "light" o cola común durante 6 meses.

Richelsen explicó que el equipo suponía que las personas con sobrepeso u obesidad serían más sensibles a los cambios alimentarios que aquellas con peso normal.

Al final del estudio, los bebedores de gaseosa cola común terminaron con un 25% más grasa intrabdominal y el doble de los depósitos grasos en el hígado y los músculos.

Eso, "en la mayoría de los estudios, está asociado con un mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico, diabetes tipo 2 (...) enfermedad cardiovascular y trastornos hepáticos no alcohólicos", explicó Richelsen a Reuters Health.

El síndrome metabólico es un conjunto de factores asociado con el riesgo de desarrollar diabetes, enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular (ACV).

El tipo de grasa que estudió el equipo es la llamada ectópica, que sería más peligrosa para la salud metabólica que la grasa "subcutánea", que es la que se acumula debajo de la piel. El autor agregó que "la grasa ectópica 'no es saludable' e induce la disfunción de los órganos afectados".

Hu opinó que los resultados del ensayo de Richelsen complementan los ya existentes de estudios previos sobre los hábitos de consumo de gaseosas. "El estudio aporta otra prueba que respalda la recomendación de reducir el consumo de bebidas dulces", dijo Hu.

La Asociación Estadounidense del Corazón aconseja no beber más de 3 latas de gaseosa por semana, mientras que los varones jóvenes suelen consumir 2 latas por día.

Algunas ciudades y estados de Estados Unidos analizaron la posibilidad de imponer un impuesto a la venta de bebidas dulces para reducir el consumo. Un estudio realizado en la cafetería de un hospital había demostrado que aumentar el precio 35 centavos de dólar reducía las ventas un 26%.

El nuevo estudio, publicado en American Journal of Clinical Nutrition, no observó que los bebedores de gaseosas cola engordaran más que los otros grupos.

FUENTE: American Journal of Clinical Nutrition, diciembre 2011.

El gusto por la grasa podría hallarse en los genes

Las variaciones en un gen en particular pueden hacer que las personas sean más o menos sensibles al sabor de la grasa y afectar su riesgo de obesidad, informan investigadores.

El equipo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en San Luis, estudió a 21 personas obesas y halló que las que portaban una variante particular del gen CD36 eran mucho más sensibles al sabor de la grasa.

Este es el primer estudio en identificar un receptor en la lengua humana que pueda saborear la grasa. El hallazgo aparece en una edición reciente de la revista Journal of Lipid Research.

"En última instancia, la meta es comprender cómo nuestra precepción de la grasa en la comida podría influir sobre lo que comemos y la cantidad de grasa que consumimos", señaló en un comunicado de prensa de la universidad la investigadora principal Nada Abumrad, profesora de investigación en medicina y obesidad.

"En este estudio, encontramos un motivo potencial de la variabilidad individual en la forma en que las personas perciben la grasa. Quizás, como se mostró recientemente, a medida que la gente consume más grasa se hace menos sensible a ella, necesitando así una mayor ingesta para lograr la misma satisfacción. Lo que debemos determinar en el futuro es si nuestra capacidad de detectar grasa en los alimentos influye sobre nuestra ingesta, algo que claramente tendría un impacto sobre la obesidad", señaló Abumrad.

Investigaciones anteriores habían encontrado que las ratas y ratones que carecían de un gen CD36 en funcionamiento no seguían teniendo una preferencia por las comidas ricas en grasas, y que los animales que no pueden producir la proteína CD36 tienen dificultades para digerirla.

Se cree que hasta el 20% de las personas portan una variante de dicho gen que se asocia con una producción significativamente reducida de la proteína CD36. Esto, a su vez, podría hacerlas menos sensibles a la presencia de la grasa en la comida, apuntaron los investigadores.

Fuente: Reuters.