Mundo Salud

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viernes, julio 22, 2011

¿Dormir muy poco puede hacernos engordar?

¿Quiere evitar el aumento de peso? Quizá dormir un poco más podría ayudarlo.

Las personas que descansan muy poco comen más y no queman calorías adicionales, según un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition que suma evidencia que respalda la relación entre la falta de sueño y el incremento de peso.

Unos 50 a 70 millones de norteamericanos-incluida una cantidad importante de trabajadores con horarios rotativos- padecen privación crónica de descanso y trastornos del sueño, de acuerdo a los Institutos Nacionales de Salud.

"Si usted está intentando controlar su peso, sería útil no privarse de dormir", dijo Marie-Pierre St-Onge, del Centro de Investigación de la Obesidad de Nueva York, en el Hospital St. Luke, que dirigió el estudio.

Aunque la investigación más reciente, al igual que otras que se realizaron antes, no prueba que la falta de sueño haga que las personas engorden, muestra que dormir bien debería ser una prioridad.

St-Onge y sus colegas seleccionaron a 30 hombres y mujeres de 30 a 50 años con peso normal. Los participantes vivieron y durmieron en un centro de investigación durante dos períodos distintos de cinco noches cada uno.

Durante uno de los lapsos estudiados, se les permitió dormir nueve horas por noche. En el otro período, sólo pudieron dormir cuatro. En ambos casos, recibieron una dieta estricta los primeros cuatro días de estadía y se les permitió comer lo que quisieran el quinto y último día de cada lapso.

Las pruebas mostraron que más allá de qué esquema de sueño siguieran, las personas quemaban una cantidad similar de calorías, cerca de unas 2600 por día.

Pero cuando se les quitaban horas de sueño, agregaban unas 300 calorías más en promedio al final de cada día de estudio. Los participantes que dormían bien consumían en promedio 2500 calorías diarias, comparado con 2800 cuando eran obligados a dormir menos.
Si eso se mantuviera en la vida diaria, colocaría a quienes no duermen bien en mayor riesgo de desarrollar obesidad.

Los participantes decían que se sentían más lentos y menos enérgicos después de unos pocos días de cumplir con el esquema reducido de sueño.

Hay algunas explicaciones posibles detrás de esta relación entre el sueño y la alimentación, teniendo en cuenta que estudios previos ya demostraron que las personas que duermen poco queman menos calorías.

Una es que el sueño "parece jugar un papel clave en cómo el cuerpo maneja las hormonas que controlan cuánto hambre tenemos, cuándo tenemos hambre y qué tipo de alimentos deseamos", dijo Michael Grandner, que estudia el sueño y sus trastornos en la University of Pennsylvania en Filadelfia.

Otra explicación es que cuando las personas están cansadas tendrían más problemas para hacer elecciones alimentarias saludables.

"Es posible que cuando uno duerme poco sea más susceptible a cumplir los deseos" en lo que respecta a la comida, dijo St-Onge a Reuters Health.

Grandner añadió que es posible que la relación se de en ambos sentidos y que comer mucho de ciertos alimentos pueda perjudicar el esquema de sueño de una persona, o que alguien con un trabajo estresante duerma muy poco y coma demasiado como resultado.

Descansar mal, asimismo, se ha relacionado con otros problemas de salud como la enfermedad cardíaca y la diabetes, que tienen sus propias asociaciones con el peso, lo que complica aun más el panorama, agregó.
Los resultados muestran que "el sueño debería ser una prioridad".

Fuente: Reuters.

El potasio mejora la salud del corazón y la sal la daña

Demasiada sal y muy poco potasio podrían aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular y muerte, muestra un estudio reciente.

Estudios anteriores habían hallado una asociación entre la hipertensión, los niveles altos de consumo de sal y los niveles bajos de ingesta de potasio.
"La combinación de mucho sodio y poco potasio realmente es un doble golpe para el riesgo cardiovascular y la mortalidad", apuntó el investigador líder, el Dr. Frank B. Hu, profesor de la Facultad de Medicina de Harvard.

Aunque el sodio y el potasio actúan de forma independiente, los niveles altos de potasio pueden contrarrestar parte del efecto del sodio alto, aseguró Hu. "Pero los efectos adversos del exceso de sodio no pueden compensarse por completo con una alimentación rica en potasio", advirtió.

Para el estudio, publicado en la revista científica Archives of Internal Medicine, el equipo de Hu recolectó datos sobre 12.267 personas que participaron en el Archivo de mortalidad relacionada con la tercera Encuesta Nacional de Exámenes de Salud y Nutrición, de 1988 a 2006. Además de los datos sobre mortalidad, esta encuesta contiene información alimentaria.

Para averiguar el papel de la sal y el potasio en el riesgo de muerte y enfermedad cardiovascular, los investigadores observaron las concentraciones de esos minerales y la proporción entre ellos. Durante un seguimiento promedio de 14.8 años, 2270 personas murieron. De ellos, 825 de enfermedad cardiovascular (que incluye accidente cerebrovascular) y 443 de enfermedad cardiaca.

Tras tomar en cuenta variables como el sexo, la raza y el peso, la hipertensión, la educación y la actividad física, el grupo de Hu halló que una ingesta alta de sal se asociaba con un aumento de 20% en el riesgo de muerte, mientras que una alta ingesta de potasio se asociaba con un porcentaje igual de reducción en el riesgo de muerte.

Un consumo alto de sal junto con una baja ingesta de potasio fue un factor de riesgo significativo de enfermedad cardiovascular, añadieron los investigadores.

"Debemos seguir reduciendo la cantidad de sodio de la alimentación, sobre todo en los alimentos procesados", dijo Hu. "También debemos fomentar un consumo alto de potasio sobre todo en base a frutas y verduras". "Ambas cosas deben ir juntas".

Aunque el estudio halló una relación entre la enfermedad cardiaca y los dos minerales, no probó causalidad.

Lona Sandon, profesora asistente de nutrición clínica del Centro Médico de la Universidad Texas Southwestern en Dallas, dijo "los hallazgos no me sorprenden".

Hace años se conocen los beneficios del potasio para contrarrestar los efectos de la sal y controlar la hipertensión, pero se les presta poca atención. "En la literatura ha habido pistas de que la proporción entre ambos podría ser más importante que los nutrientes por separado", dijo.

Las frutas y verduras se asocian con una mejor salud cardiaca, son la mejor fuente natural de potasio, y son naturalmente bajas en sodio".

"La dieta DASH (sigla en inglés para "Método Alimentario para Reducir la Hipertensión") hace justo eso, anima a la gente a comer más alimentos ricos en potasio (frutas, verduras y lácteos descremados)"; en concordancia con las recomendaciones alimentarias 2010, que animan a una mayor ingesta de frutas y verduras y a reducir la ingesta de alimentos ricos en sodio.

La idea sería limitar la ingesta diaria de sal a menos de 2300 miligramos (alrededor de una cucharadita) para la mayoría de las personas y a menos de 1500 miligramos para las personas mayores de 51 años, afroamericanos, con hipertensión, diabetes o enfermedad renal crónica, independientemente de la edad.

Fuente: Medlineplus.

Las ventajas de dormir una siesta

La siesta empieza a ser un reclamo de los trabajadores. En Alemania, la Federación de Sindicatos pidió que a los trabajadores les reconozcan el derecho a dormir siesta durante la jornada laboral por sus beneficios para la salud. Mientras que en EEUU la Junta Nacional de Seguridad del Transporte, que se dedica a investigar todo tipo de accidentes en ese país, también recomendó que los controladores aéreos se tomen siestas de 26 minutos para evitar el cansancio y la falta de concentración.

La siesta permite recuperar la capacidad de estar alerta, mejoran el rendimiento y reduce la posibilidad de cometer errores y sufrir accidentes. Uno de esos trabajos sirvió para fundamentar la recomendación de la Junta estadounidense: fue un estudio de la NASA que había identificado que la siesta de 26 minutos mejoraba el rendimiento en el 34% de los pilotos y astronautas investigados.

El nivel de alerta aumentaba en el 54% de los casos.

Contar con espacios en las empresas para dormir después de comer es muy común en Japón. La tendencia fue ganando terreno en EEUU: el 16% cuenta con espacios específicos para dormir dentro de su lugar de trabajo, según la Fundación Nacional del Sueño. Ahora se suma Alemania, donde la siesta era habitual antes de la Revolución Industrial, pero dejó de serlo. “Una siesta corta reduce el riesgo de un ataque cardíaco y aporta un impulso de energía ”, argumentó Annelie Buntenbach, de la Federación Sindical de Alemania. En ese país, empresas como Basf, Opel y Lufthansa ya tienen habitaciones especiales para la siesta.

En Argentina, aún no se escuchó un reclamo similar aunque el contexto es diferente. “En nuestro país, tenemos trabajadores que tienen que levantarse a las 4 de la madrugada, persisten los turnos rotatorios y hasta los chicos y los adolescentes entran a clases muy temprano. Hay diferentes situaciones que reducen y deterioran la calidad del sueño ”, afirmó Eduardo Borsini, del servicio de medicina respiratoria del Hospital Británico. Otro caso es el de los médicos que trabajan en guardias de 36 horas, según la Federación Sindical de Profesionales de la Salud.

El reconocimiento de las siestas en ciudades grandes es “indispensable” , opinó Daniel Pérez-Chada, jefe de neumonología del Hospital Austral. “Es una necesidad fisiológica del organismo que decae en su atención entre las 13 y las 15. Es importante que se armen salas para recuperar horas de sueño perdidas y aumentar el desempeño. En los conductores de pasajeros y de cargas, las siestas programadas son altamente recomendables ”. En tanto, Mirta Averbuch, directora de Somnos de Medicina del Sueño, sostuvo que “el consejo de la siesta de hasta 30 minutos debería ser tan común como el de no comer fritos. Sin olvidar que hay que dormir 7 horas diarias por la noche los 7 días de la semana”.

Fuente: Clarín.com.