Mundo Salud

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jueves, marzo 13, 2008

Los chicos son cada vez más sedentarios

Muy pronto, actividades como jugar al “fulbito”, a la “mancha” o a la “escondida”, saltar la soga, andar en bicicleta o, simplemente, caminar pasarán a integrar el catálogo de antigüedades propias de generaciones pasadas. Los adolescentes y preadolescentes de hoy no sólo las practican cada vez menos, sino que ocupan sus días con otras que pueden ensayar cómodamente sentados, como chatear, navegar por Internet o mirar televisión.

Eso es lo que parecen demostrar los datos preliminares de un estudio sobre patrones de actividad en los adolescentes que hasta fin de año está haciendo el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni) en una muestra de escuelas de San Martín y San Isidro que abarca a chicos de todas las extracciones sociales. "Si uno tiene en cuenta el promedio de toda la semana, dos tercios de los chicos estudiados desarrollan una actividad física leve; pero si se analizan sólo los fines de semana, la situación es aún peor: esa cifra asciende al 83%", asegura el licenciado Sergio Britos, director asociado de Cesni.

Según los especialistas, este sedentarismo creciente es la otra cara de la epidemia de obesidad. "Se conoce bastante bien qué y cuánto comen los chicos [en Cesni tenemos más de mil encuestas disponibles], pero muy poco sobre cuánto se mueven -subraya Britos-. Aunque se teoriza mucho, hay pocos estudios en el ámbito local que midan específicamente qué tan sedentarios son los chicos, particularmente en edad escolar."

Para tomar registros precisos no sólo de la actividad programada, sino principalmente de la espontánea, los investigadores diseñaron un protocolo que permite medir qué tipo de actividad física hacen y con qué intensidad chicos de algo más de 12 años, en promedio. Utilizan un dispositivo del tamaño de un celular -llamado acelerómetro triaxial- que mide electrónicamente los movimientos en tres dimensiones: horizontal, vertical y lateral.

"Los chicos lo usan durante diez horas y se lo sacan solamente para dormir y para bañarse -detalla Britos-. Luego, mediante un programa de computación, el sistema traduce el movimiento a lo que se llama «cuentas de actividad» por minuto y éstas, a calorías gastadas. El gráfico resultante es parecido al de un electrocardiograma; los picos corresponden a los momentos de mayor intensidad de movimiento y el resto a los de menor intensidad. Todo lo que está por debajo de 600 [cuentas de actividad] es compatible con actividades sedentarias."

Para establecer las diferencias que existen entre la actividad de los días de semana y la de los fines de semana, hay chicos que utilizan el acelerómetro de lunes a miércoles, y otros que lo hacen de jueves a domingo. En los que van a la escuela a la mañana, las mediciones empiezan aproximadamente a las ocho y se prolongan hasta las seis de la tarde. En los que cursan a la tarde, esas diez horas comienzan a contabilizarse un poco más tarde para captar una parte del movimiento extraescolar.

"Se trata de una de las metodologías más recomendadas en la literatura científica actual para medir actividad física", subraya Britos. Además, se los mide, se los pesa y se establece con calibres la medida de sus pliegues para determinar sobrepeso y obesidad.

Flacos y obesos

Hasta el momento, los especialistas llevan estudiados unos 135 chicos, pero la idea es llegar a unos 250 durante el año. El porcentaje con exceso de peso ronda el 30% -el 19% tiene sobrepeso y el 11%, obesidad-.

"Aunque aún nos falta analizar a un grupo de chicos, estos valores coinciden con lo hallado por la mayoría de los estudios, tanto nuestros como de otros autores", afirma Britos.

Dependiendo de las cuentas de actividad por minuto que registran los acelerómetros, los investigadores ubican a los chicos dentro de una clasificación de actividad "baja, moderada o intensa". La baja corresponde a un rango inferior a 635 cuentas de actividad por minuto, y allí se encuentra más del 50% de los casos, cuando se calcula el promedio entre días de semana y fines de semana. Dos tercios de la muestra realiza una actividad leve. Y los fines de semana los chicos se mueven aún menos: el 83% cabe dentro de esa clasificación.

"No hubo diferencias significativas entre escuelas privadas y estatales, ni por estrato social ni por grado de obesidad -dice Britos-. Los resultados fueron iguales para chicos que vivían en departamento, casa o villa miseria. En la actualidad, los chicos pobres tampoco caben dentro del modelo tradicional de juego en el potrero. Muchas veces acompañan al padre en el cartoneo o se quedan cuidando a un hermanito o hermanita en la casa, y mirando televisión, que nunca falta. Los obesos se mueven igual que los flacos: poco."

Para el especialista, a partir de estos resultados es importante pensar qué tipo de intervenciones se pueden diseñar para promover la actividad física. "Nosotros y muchos otros, como la Organización Panamericana de la Salud, venimos planteando que la prevención de la obesidad depende de la actividad física espontánea y no de inscribirse en un club o una institución deportiva. Lo que importa es caminar, tener un recreo activo. Que los chicos corran, que jueguen, que la hora de actividad física sea aprovechada. El movimiento espontáneo en algunos sujetos llega a representar entre el 10 y el 12% del gasto calórico total. Los 20 minutos de bicicleta no cuentan tanto como los muchos minutos que una persona activa les dedica a actividades que demandan un esfuerzo más que leve. Hay que promover la actividad física espontánea, que es la más fácil. En términos de salud pública, importa casi más que la institucional."

"Es una catástrofe"

Los resultados del estudio de Cesni sobre patrones de actividad física en preadolescentes y adolescentes coinciden con el sedentarismo que están auscultando especialistas locales en deportología. Para el doctor Héctor Kunik, presidente de la Asociación Metropolitana de Medicina del Deporte, se trata de una verdadera catástrofe. "A partir de los doce años, la caída en la actividad física es tremenda -concuerda Kunik-, especialmente en las mujeres. Hasta esa edad, el 70% de los chicos son físicamente activos; a los 21, sólo el 40% de los hombres y el 30% de las mujeres hacen actividad física. En las escuelas no se le da la importancia que tiene, pero además los chicos pasan una enorme cantidad de horas mirando TV y con los jueguitos electrónicos. Ahora, no juegan a la pelota, hacen como que juegan..."

Fuente: diario La Nación.

Cirugía para la diabetes tipo 2

Un investigador estadounidense defiende que el bypass del tracto intestinal superior es un posible tratamiento para curar esta enfermedad.

A juicio de científicos del New York-Presbyterian / Weill Cornell Medical Center (Estados Unidos), cada vez existe más evidencia de que la cirugía puede curar de manera efectiva la diabetes tipo 2. Publican en un suplemento especial de "Diabetes Care" que ese enfoque no sólo puede cambiar la manera en que se trata la enfermedad sino que introduce una nueva forma de pensar en ella.

El artículo, firmado por el Dr. Francesco Rubino, experto en el campo emergente de la cirugía para la diabetes, considera que el intestino delgado es el lugar donde tienen lugar los mecanismos críticos para el desarrollo de la enfermedad.

Explica que algunos ensayos clínicos han mostrado que procedimientos quirúrgicos que reducen el tamaño del estómago –caso de la banda gástrica- mejoran la diabetes sólo mediante la inducción de pérdida de peso masiva.

Estudiando la diabetes en animales, el Dr. Rubino fue el primero en proporcionar evidencia científica de que las operaciones de bypass gastrointestinal –como el bypass gástrico para la obesidad- pueden causar la remisión de la diabetes tipo 2 independientemente de cualquier pérdida de peso, incluso en pacientes que no son obesos.

"Responder a la cuestión de cómo funciona la cirugía para la diabetes, tal vez significa responder a la cuestión de cómo funciona la diabetes en sí", escribe este investigador, quien añade que al llevar a cabo un bypass del yeyuno y el duodeno posiblemente se está "evitando pasar por la fuente del problema". Comenta que existe evidencia creciente de que el tracto gastrointestinal desempeña un papel importante en la regulación de energía y que muchas hormonas del intestino están implicadas en la regulación del metabolismo de la glucosa. "No debería sorprendernos que la alteración quirúrgica de la anatomía intestinal afecta a los mecanismos que regulan los niveles de glucosa en sangre, influyendo finalmente en la diabetes", apunta.

Sus estudios en modelos animales muestran que procedimientos basados en el bypass del tracto intestinal superior pueden funcionar revirtiendo las anomalías en la regulación de la glucosa plasmática. De hecho, este tipo de intervención no mejora la capacidad del organismo para regular los niveles de glucosa, ya que, tal como explica el Dr. Rubino, cuando se realiza a sujetos no diabéticos esta intervención incluso empeora la situación. Por el contrario, explica que en pacientes diabéticos tipo 2 consigue resolver la enfermedad. Por ello, concluye que el tracto intestinal superior de pacientes con diabetes tipo 2 puede ser el lugar donde se produce la señal anómala que causa, o al menos favorece, el desarrollo de esta enfermedad

Fuente: Jano.es.

Consumo de alcohol y presión arterial

Beber alcohol, incluso en cantidades moderadas, puede elevar la presión arterial más de lo que se creía previamente, según afirma un equipo de la Universidad de Bristol (Reino Unido) en “PLoS Medicine”.

Los autores descubrieron que las personas con una mutación genética que dificulta el consumo de alcohol tienen una presión arterial significativamente menor que quienes beben mucho o de forma habitual. Las personas sin la mutación que tomaban unas tres consumiciones alcohólicas al día presentaban una presión arterial sorprendentemente superior que aquellas con ese marcador genético, que tendían a beber sólo pequeñas cantidades o nada en absoluto.

"El estudio muestra que la ingesta de alcohol puede elevar la presión sanguínea a un grado mucho mayor (incluso entre los bebedores moderados) de lo que se creía antes", manifiesta la Dra. Sarah Lewis.

Los investigadores señalaron que había más del doble de riesgo de tener la presión alta entre los bebedores, un riesgo que también era un 70 % mayor entre los consumidores "bastante moderados", comparados con las personas con la mutación genética.

Estudios anteriores han relacionado beber mucho con una presión sanguínea alta, mientras que otros han sugerido que la ingesta moderada de alcohol ofrece beneficios para la salud como un colesterol más bajo.

La mutación genética es común entre varias poblaciones asiáticas y disuade de beber a quienes la poseen porque el alcohol provoca sonrojo, náuseas, somnolencia, dolor de cabeza y otros síntomas poco agradables. La comparación entre personas con la mutación y voluntarios sin la variación genética ayudó a los investigadores a calibrar mejor los efectos a largo plazo del consumo de alcohol.

Fuente: Jano.es.

Buenos Aires, primera en riesgo cardíaco

Resultados de un estudio en siete ciudades latinoamericanas.

Los altos índices de hipertensión arterial, colesterol y tabaquismo observados entre los porteños en el estudio epidemiológico más grande realizado hasta hoy en América latina identifican a Buenos Aires como la ciudad de la región cuyos habitantes presentan un riesgo más elevado de sufrir un infarto u otro trauma vascular.

El alerta surge del estudio Carmela (Cardiovascular Risk Factors Multiple Evaluation in Latin America), que evaluó la predominancia de los factores de riesgo cardiovascular en un total de 11.550 adultos de siete ciudades de América latina: Barquisimeto, Bogotá, Buenos Aires, Lima, México DF, Quito y Santiago de Chile.

"En Buenos Aires, el 12.1% de las personas de entre 25 y 64 años presentaron un riesgo cardiovascular elevado según el score de Framingham [escala internacional para valorar ese riesgo], lo que significa que tienen un riesgo superior al 20% de padecer un infarto o un accidente cerebrovascular en los próximos 10 años", declaró el doctor Carlos Boissonnet, cardiólogo del Cemic y coordinador en la Argentina del estudio cuyos resultados fueron publicados en la revista American Journal of Medicine.

"Tenemos el riesgo más alto de aterosclerosis, medido por el espesor de las paredes de la arteria carótida, que fue el más grueso de todas las ciudades -agregó-. Teniendo en cuenta que la aterosclerosis empeora con el tiempo, es preocupante descubrir que nuestros jóvenes tienen un riesgo semejante al de personas mayores de las otras ciudades del estudio."

El estudio Carmela, cuya realización demandó unos 3 millones de dólares, halló que los porteños de entre 25 y 34 años tienen las carótidas tan afectadas por la aterosclerosis como las de los habitantes de Santiago de Chile de entre 55 y 65 años.

"Confiamos en que estos resultados contribuyan a mejorar las medidas de prevención cardiovascular en los países en los que se realizó el estudio; estos sugieren que las políticas de salud deben ser implementadas a partir de datos epidemiológicos propios, ya que el impacto de los distintos factores de riesgo fue diferente en las ciudades estudiadas", dijo el doctor Herman Schargrodsky, cardiólogo del Hospital Italiano de Buenos Aires e investigador principal y director del estudio.

Ese estudio fue una iniciativa de la Fundación Interamericana del Corazón y de la Sociedad Latinoamericana de Hipertensión, que se concretó gracias a un subsidio de la farmacéutica Pfizer.

Su puesta en marcha requirió un esfuerzo de coordinación sin precedente. "Participó en su realización un total de 500 personas -comentó el doctor Schargrodsky-, coordinados en cada país por una institución médica local de prestigio."

En la Argentina, la institución designada fue el Cemic, que cumplió un rol central en el estudio. "A través de su Programa Buenos Aires se estandarizaron los estudios de laboratorio que se hicieron en todas las instituciones participantes", agregó Schargrodsky.

Porteños y porteñas

"Los resultados no fueron favorables para Buenos Aires -se lamentó el doctor Boissonnet-. Los niveles de hipertensión son los más altos de todo el estudio y comparables a los de Estados Unidos. Y en tabaquismo nos ubicamos después de Chile, con la diferencia de que en Buenos Aires los hombres y las mujeres fuman por igual, mientras que en otras ciudades, como Quito, la mujer fuma hasta 5 veces menos que el varón."

El colesterol elevado, un elemento que participa de los procesos ateroscleróticos que obstruyen las arterias, también es un factor de riesgo de alta prevalencia entre los porteños. "Tuvimos uno de los niveles de colesterol más altos de todas las ciudades, lo cual se debería al alto consumo de carne vacuna", agregó Boissonnet.

El único dato positivo para la ciudad de Buenos Aires que surge del estudio Carmela es la relativamente baja prevalencia de obesidad entre las mujeres porteñas -la más baja de la región- y de los trastornos metabólicos que se asocian con el exceso de peso: la diabetes tipo 2 y el síndrome metabólico. Según el cardiólogo del Cemic, "fue muy marcada la diferencia observada en la prevalencia de obesidad entre los varones [23.1%] y las mujeres porteñas [16.8%], una diferencia que también permite comprender por qué entre los varones la diabetes [7.9%] y el síndrome metabólico [21.7%] son más prevalentes que entre las mujeres [4.8 y 12.3%, respectivamente]."

Políticas de salud

La información difundida constituye sólo una pequeña parte del inmenso cúmulo de datos epidemiológicos sobre el riesgo cardiovascular que acecha a los habitantes de los grandes centros urbanos de América latina. Buena parte del resto de la información recabada, comentó el doctor Schargrodsky, será presentada en un suplemento especial de la revista American Journal of Medicine antes de fin de año.

"Actualmente, se encuentran en proceso de elaboración artículos sobre temas como la relación entre los factores socioeconómicos y el riesgo cardiovascular o sobre la salud cardíaca femenina", precisó Schargrodsky, para el que los resultados del estudio Carmela deberían ser de utilidad para el desarrollo de políticas públicas de salud diseñadas a medida de cada una de las poblaciones evaluadas.

¿Qué prioridades plantea Carmela? "La necesidad de que la Argentina finalmente suscriba el Convenio Marco para el Control del Tabaco, que ha sido frenado en el Senado", respondió.

Para Boissonet, "el estudio muestra la necesidad de reducir el contenido de sal y de lípidos de los alimentos industrializados, y eso es algo en lo que es fundamental el rol del Estado".

Fuente: diario La Nación.

El ejercicio no contrarresta los efectos de fumar

¿Es de los que piensan que si transpira en el gimnasio dos veces por semana o sale a trotar en la plaza controlará los daños que produce el cigarrillo? Entonces debe saber que la actividad física, sumada al tabaquismo, no sólo no le dará resultado, sino que puede poner en riesgo su corazón y sus pulmones.

“Es preocupante la falta de información [al respecto] que tienen las personas que fuman y hacen deporte o algún tipo de ejercicio físico en forma cotidiana. Ignoran por completo que el monóxido de carbono, presente en el humo del cigarrillo, los expone a daños inmediatos o a muy corto plazo”, aseguró el doctor Reynaldo Smith, director del Programa Antitabaco Respire del Hospital Británico.

La lista de problemas de rápida aparición que provocan durante el ejercicio físico los residuos de ese gas venenoso en el organismo incluye desde broncoespasmos y falta de oxigenación suficiente de los tejidos hasta la aceleración exagerada y peligrosa de los latidos cardíacos y la respiración para la actividad que se realiza. Sucede que entre los efectos del monóxido de carbono está el de restarles a los glóbulos rojos el 15% de su capacidad de transportar oxígeno por el organismo.

"Esto puede lesionar el corazón y el sistema circulatorio, y es un factor causal del aumento del riesgo de enfermedad coronaria en los fumadores", afirma la doctora Perla David Gálvez, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, en una investigación sobre las consecuencias fisiológicas del tabaquismo realizada para la Sociedad Iberoamericana de Información Científica.

Para el doctor César Di Giano, presidente de la Unión Antitabáquica Argentina (UATA), la utilidad del ejercicio para reducir los efectos nocivos del tabaquismo es uno más de los "falsos conceptos" de origen desconocido que se instalan en la sociedad, porque "carecemos de normas claras de salud pública que preserven nuestra salud". La Argentina no ratificó aún el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco.

"Fumar es uno de los diez factores de riesgo cardiovascular, pero hacer ejercicio no hará que disminuyan sus efectos sobre la salud. Para eso, hay que dejar de fumar y hacerse los estudios indicados -precisó Di Giano-. Este tipo de falsas asociaciones no hacen más que confundir a la población y reforzar la adicción."

Peligrosa relación

Tres estudios que suelen citar los especialistas que investigan sobre la actividad física y tabaquismo demuestran que, por varios motivos, son una peligrosa relación.

Por un lado, un equipo de neumonólogos del Departamento de Investigación en Tabaquismo y Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica del Instituto Nacional de Enfermedades Repiratorias de México estudió el rendimiento de los 680 corredores de la IV Carrera contra el Tabaco. Allí, los investigadores comprobaron que los fumadores y los ex fumadores demoraban más tiempo que los no fumadores en recorrer cada uno de los diez kilómetros de la competencia. Mientras que los primeros tardaban 5.75 minutos y los ex fumadores 5.15 minutos, los no fumadores necesitaron 5.02 minutos.

"Estos resultados también permiten afirmar que si un deportista deja de fumar, su rendimiento será significativamente mejor que el de los actuales fumadores", escriben los autores, a favor de la necesidad de promover la cesación tabáquica entre los aficionados a la actividad física.

Los otros dos estudios llegaron a varias conclusiones: cuantos más cigarrillos se consumen por día, más bajo es el rendimiento físico; el tabaquismo comienza a reducir la capacidad de hacer ejercicio a partir de los 6 meses de haber iniciado la adicción; fumar 15 cigarrillos en 3 horas disminuye el consumo máximo de oxígeno y la capacidad máxima anaeróbica durante el esfuerzo.

Todos estos cambios alteran la función cardiovascular, aumentan la presión sanguínea, desequilibran la distribución de oxígeno en el organismo y alteran la ventilación y la circulación de la sangre en los pulmones. Según los especialistas, la mayoría de estas alteraciones se deben a la acción del monóxido de carbono y la nicotina.

"Al principio puede ser que el fumador sienta que recupera más capacidad cardiorrespiratoria que cuando era sedentario -dijo Smith-. Se va a sentir bien, pero solamente por un tiempo, y luego decaerá nuevamente porque la actividad física regular no borra las consecuencias de la adicción. De un día para el otro volverá a tener los síntomas de quien fuma y nunca hizo ejercicio."

Los especialistas consultados coincidieron en que los fumadores "deben comprender" que hacer actividad física "no contrarresta, frena ni mejora" la capacidad cardiorrespiratoria cuando se realizan los exámenes clínicos de fuerza y resistencia. "En los fumadores, el ejercicio no actúa como un remedio de la adicción. Tienen que abandonarla primero y consultar al médico para saber qué actividad pueden hacer", insistió Smith.

Fuente: diario La Nación.