Mundo Salud

Este es un espacio de noticias y consejos relacionados con la nutrición, la salud y el estilo de vida, para estar al tanto de los avances de la ciencia y practicar el auto cuidado responsable.

viernes, septiembre 26, 2008

Demostrada la utilidad de los monitores continuos de glucosa

Un estudio multicéntrico presentado en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes, que se celebra en Roma y que se publica además en la edición digital de "The New England Journal of Medicine", concluye que los pacientes con diabetes tipo 1 que utilizan dispositivos de monitorización continua de la glucosa (MCG) presentan significativas mejorías en el control de la enfermedad.

En la investigación participaron 322 pacientes. Fueron asignados a disponer de un aparato de MCG o a un grupo control que usaba la monitorización convencional. El seguimiento se llevó a cabo durante 26 semanas, tiempo en el que se evaluaron los efectos sobre el control de la glucosa en sangre, principalmente mediante mediciones de la HbA1c. Además, cada uno de los grupos se dividió en subgrupos por edades (8 a 14 años, 15 a 24, y mayores de 25).

Al inicio del estudio, los pacientes presentaban niveles de HbA1c del 7-10%. Las mejoras en el control de la glucosa en sangre fueron mayores entre los pacientes de 25 años y mayores que utilizaron el dispositivo para la MCG. La mejoría fue un 53% superior respecto a la observada en el grupo control de la misma edad.

Las mejorías en los parámetros secundarios del estudio también fueron mayores entre los pacientes con dispositivos para la MCG, incluyendo el porcentaje de pacientes capaces de conseguir un nivel de HbA1c inferior al 7%, una disminución relativa del 10% o una reducción absoluta del 0.5% en los niveles de HbA1c.

Según los autores, esta mejoría del control tuvo lugar sin un incremento de la hipoglucemia, que constituye el principal temor cuando se pretende conseguir un estricto control de la glucosa.

En los niños de 8 a 14 años no se registraron diferencias significativas entre los que llevaron el dispositivo de MCG y el grupo control, si bien los primeros tuvieron más probabilidades de disminuir su nivel de HbA1c al menos un 10% y alcanzar niveles por debajo del 7%, en comparación con el grupo control. En el grupo de edad de 15 a 24 años, los que emplearon el dispositivo no experimentaron diferencias significativas en el control de la glucosa respecto al grupo control de la misma edad.

A juicio de los especialistas, los resultados del estudio son muy importantes, puesto que ponen de manifiesto que estos aparatos son realmente útiles y mejoran el control de la enfermedad cuando se usan con regularidad, algo que beneficia a los pacientes y posiblemente disminuye el riesgo de complicaciones.

Fuente: Tne New England Journal of Medicine, 2008.

Ejercicio frente a la predisposición genética a la obesidad

Las personas portadoras de una mutación genética específica están más predispuestas a desarrollar obesidad. Sin embargo, un artículo aparecido en la revista "Archives of Internal Medicine" muestra que quienes tienen esta alteración no están predestinados completamente a ser obesos, sino que pueden prevenir el exceso de peso mediante la práctica de ejercicio.

Investigaciones recientes han demostrado la existencia de una clara relación entre el índice de masa corporal (IMC) y variantes de un gen asociado a la obesidad y la masa grasa, conocido por las siglas FTO.

Los investigadores de la Universidad de Maryland, EEUU, analizaron muestras de ADN de 704 adultos Amish (grupo religioso protestante norteamericano con costumbres ancestrales) sanos, que fueron sometidos a una serie de pruebas fisiológicas, entre ellas la medición de la actividad física mediante un acelerómetro.

El 54% de los varones y el 63.7% de las mujeres presentaban sobrepeso, y un 10.1% de los varones y un 30.5% de las mujeres eran obesos. En el análisis genético se encontraron 26 polimorfismos de un solo nucleótido en el gen FTO asociados con el IMC.

Los autores dividieron a los participantes en dos grupos en función de su grado de actividad física y evaluaron la relación entre el IMC y las dos mutaciones asociadas en mayor medida a la obesidad.

Los resultados muestran que esas mutaciones se relacionaron con un elevado IMC solamente en los individuos con un nivel de actividad física bajo, pero no entre los portadores de las alteraciones genéticas físicamente activos.

Fuente: Jano.es.