Mundo Salud

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miércoles, mayo 23, 2007

Reir es bueno para la salud

Científicos aseguran que las sonrisas que son genuinas hacen bien a la salud. Las estudian desde 1840. Son las que involucran toda la cara, hasta los ojos. Aún se debate cuáles son las regiones del cerebro que están involucradas.

La sonrisa de Mona Lisa es misteriosa; la del Gato de Cheshire, tortuosa; la del Guasón, traviesa, y la de Buda, beatífica. Los seres humanos sonríen, cada uno a su manera, tal vez desde el principio de los tiempos.

Pero pese a su antigüedad, los científicos continúan intentando descifrar con exactitud cómo o por qué el cerebro les ordena a los labios curvarse, a la nariz arrugarse, a los ojos encenderse y a las mejillas levantarse.

Estas muecas ancestrales encierran varios significados: alegría, diversión, afabilidad, burla, desdén, lujuria y engaño, por nombrar algunos. Toda la paleta de emociones está representada en esos gestos. Lo que se sabe, además, es que independientemente de la emoción, involucran a muchos músculos y nervios, comenzando con uno llamado séptimo nervio craneal.

El séptimo nervio craneal abandona el cerebro y se dirige al rostro, y en el punto en donde la mandíbula se une con el cráneo, se divide. Algunas de sus ramas viajan hasta los músculos de la frente, otras hasta los ojos, otras hasta la nariz y otras hasta las mejillas, labios y mentón. Cuando el séptimo craneal envía su mensaje al rostro, éste sonreirá.

Esa reacción, por más que se estudia desde hace tiempo, es inmutable. Es así desde el principio de los tiempos.

Todas esas reacciones comparten algo en común, una base emocional. Pero allí hay alguna sutileza también.

Según la emoción de que se trate, el cerebro enviará distintas instrucciones al rostro. Esa fue la conclusión de un joven médico del siglo XIX llamado Guillaume Duchenne.

Allá por 1840, Duchenne se dedicó a visitar hospital tras hospital de París llevando un aparato que él mismo inventó similar a una caja. Valiéndose del resorte y electrodos de esta extraña caja, Duchenne aplicaba voltios de electricidad a los rostros de sus pacientes. A medida que sus caras se contorsionaban, él tomaba notas, para crear un mapa de los nervios y músculos faciales.

Mientras hacía esto, notó que en la gama de expresiones faciales humanas se podían notar dos tipos de sonrisas. Una que se detiene en los labios, y otra que se extiende a toda la cara, hasta los ojos.

Una sonrisa que abarca a los ojos, concluyó Duchenne, es genuina, ésa que pasó a ser conocida hasta el día de hoy como "sonrisa Duchenne". La clasificación, pese a su antigüedad, atravesó años sin modificaciones.

Pasado un siglo desde esos estudios, los científicos que analizan las expresiones faciales comenzaron a aplicar corrientes eléctricas directamente al cerebro.

Y descubrieron que el hecho de estimular determinadas áreas es capaz de provocar una sonrisa, y que una estimulación más fuerte aún puede hacer que una persona se ría.

Pero no todos los científicos obtuvieron los mismos resultados. Para los investigadores de la Universidad de California, EEUU., todavía es objeto de debate cuáles son las regiones del cerebro comprometidas con la sonrisa.

Aunque las pruebas recogidas de pacientes con daños cerebrales dejaron una cosa en claro: las zonas involucradas con una sonrisa amable y voluntaria (como la que se intercambia con un cajero de banco, por ejemplo) no son las mismas que las que se activan con una sonrisa genuina (como la que surge al ver a una persona amada o al escuchar un buen chiste).

Los investigadores también se ocupan de otro de sus misterios. Tienen pruebas de que al ser un preludio de la risa, puede ayudar al cuerpo a curarse. Algunos estudios sugieren que la sonrisa genuina es capaz de poner en funcionamiento el sistema inmunológico. En serio.

"Risoterapia" contra el estrés

En distintos hospitales del mundo, las sesiones de "risoterapia" son algo común. Hasta existen cursos para que los médicos se formen con algunas técnicas de clown.

Eso es posible porque hay una tendencia en medicina que rescata a la risa y el humor como recursos terapéuticos para superar distintas dolencias físicas y psíquicas.

De acuerdo con una corriente de pensamiento sustentada por psiquiatras y endocrinólogos, la risa previene el estrés y genera emociones positivas. Incluso, hasta la risa forzada podría mejorar la salud de los enfermos.

Esto ocurre porque la risa genera un impulso que llega hasta el centro del sistema límbico, donde se encuentra la glándula pituitaria (o hipófisis), que libera endorfinas, un analgésico natural del cuerpo humano.

Fuente: diario Clarín.