Mundo Salud

Este es un espacio de noticias y consejos relacionados con la nutrición, la salud y el estilo de vida, para estar al tanto de los avances de la ciencia y practicar el auto cuidado responsable.

miércoles, mayo 23, 2007

¿Cuánto ejercicio es recomendable para prevenir el riesgo?

Un estudio ha demostrado que cuanta más actividad, mejor forma física. El beneficio para la salud se consigue incluso con un nivel de ejercicio bajo.

MADRID.- Un estudio ha demostrado que el beneficio del ejercicio depende de la dosis. Incluso realizando una actividad física moderada o leve se consiguen mejoras en la salud.

No estar en forma predispone a una muerte prematura y la única solución es hacer ejercicio. Las recomendaciones de las sociedades médicas han ido cambiando con el paso de los años, aumentando los minutos diarios que aconsejan a los ciudadanos. Así, en los ´80 aconsejaban 20 minutos tres días por semana, en los ´90 se pasó a 30 minutos la mayoría de los días y en el año 2000 se recomendaba al menos 60 minutos de actividad física diaria.

El propósito es reducir el riesgo cardiovascular y el de otras enfermedades crónicas, ya que diferentes estudios han mostrado la relación entre el ejercicio y los beneficios para la salud. Sin embargo, y a pesar de esos consejos, no se sabía si ese efecto beneficioso ocurría con una dosis pequeña de ejercicio ni si un nivel elevado de actividad podría estar contraindicado.

El estudio DREW, presentado en la revista "JAMA", ha analizado el efecto del ejercicio en mujeres posmenopáusicas, sedentarias y con sobrepeso u obesidad, además de comprobar si sus consecuencias dependen de la cantidad de ejercicio que se realiza.

Beneficios en función de la dosis

Las 464 voluntarias reclutadas se dividieron en 4 grupos, uno de control en el que las mujeres debían continuar con su vida normal, y tres a los que se les puso un plan de actividades con un gasto energético de 400, 800 y 1.200 calorías a la semana, es decir, ejercicio a un 50%, un 100% y un 150% de lo recomendado por los especialistas.

Las participantes tenían entre 45 y 75 años, un índice de masa corporal entre 25 y 43. El estudio se prolongó durante 6 meses y el ejercicio se practicó al 50% de las posibilidades máximas de cada mujer. El tiempo medio de ejercicio semanal fue de 72,2 minutos en el grupo de menor gasto energético, 135,8 en el de medio gasto y 191,7 en el de máximo consumo.

Tal y como se esperaba, la forma física de las mujeres que se ejercitaban mejoró en comparación con las del grupo control. La capacidad pulmonar y cardíaca aumentaron tras los 6 meses de entrenamiento y lo hicieron, cosa desconocida hasta ahora, de forma proporcional a la cantidad de ejercicio practicado.

Por ejemplo, el volumen máximo de oxígeno (la cantidad de oxígeno que puede transportar nuestro organismo en un minuto) se incrementó en un 4,2%, un 6,0% y un 8,2% de media en cada grupo.

Pero según los autores, "el hallazgo más sorprendente [de su trabajo] puede que sea que una actividad física con un gasto energético de 400 calorías semanales [sólo 72 minutos] se asoció a una mejora significativa de la forma física comparado con las mujeres del grupo control".

Hacer ejercicio también contribuyó a reducir el perímetro abdominal, una variable clínicamente relevante ya que está asociada con la resistencia a la insulina, la diabetes y el síndrome metabólico entre otras patologías.

El peso, el índice de masa corporal y la tensión arterial no sufrieron modificaciones relevantes. No obstante, los autores subrayan que el estudio no estaba dirigido a que las participantes adelgazaran y debido a que no se notó un efecto sobre el peso esto puede ser la causa de que la tensión arterial no cambiara.

Aunque los datos muestran que los efectos positivos del ejercicio aparecen ya cuando se practica solo durante 72 minutos semanales, advierten que no recomiendan disminuir el umbral mínimo actual de 150 minutos a la semana.

En un editorial sobre este trabajo, I-Min Lee, especialista en medicina preventiva de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, subraya la importancia de estos resultados al proporcionar información sobre la relación dosis-respuesta entre el ejercicio y la forma física.

Como subraya este experto, los resultados pueden animar a muchas personas que se excudan en la falta de tiempo para no hacer ejercicio. "Esto puede resumirse tanto a médicos como pacientes como "incluso un poco es bueno", mucho más puede ser mejor".


GRASA ABDOMINAL
El ejercicio es esencial para mantener a raya el riesgo cardiovascular.

Vigilar las medidas de la cintura no es un problema meramente estético. Una investigación reciente publicada en el "International Journal of Obesity" demuestra que reducir la grasa abdominal a través del ejercicio contribuye a reducir el riesgo de padecer diabetes y problemas cardiovasculares.

El sobrepeso es uno de los principales enemigos del corazón. De todos es sabido que los kilos de más están íntimamente relacionados con un aumento en el riesgo de padecer problemas cardiovasculares. La lucha contra la báscula se presenta como la medida idónea para conservar una buena salud.

Sin embargo, nuevos estudios ponen de manifiesto que no sólo es importante controlar la grasa sobrante, sino también el lugar donde se localiza. Y el abdomen parece ser un punto clave. Mantener a raya los centímetros de nuestra cintura se ha demostrado fundamental para reducir los riesgos cardiovasculares.

Una investigación dirigida por el doctor Tongjian You, del Wake Forest University Baptist Medical Center, EEUU. y publicada en el "International Journal of Obesity", va más allá y no sólo demuestra que la lucha contra el michelín es importante para conservar un corazón sano, sino que el ejercicio es fundamental para conseguirlo.

ASOCIACIÓN AMERICANA DEL CORAZÓN
Nuevas guías para prevenir enfermedades cardiovasculares en la mujer

Hay que anticiparse y actuar antes de que sea demasiado tarde. Ésa es la principal recomendación de las nuevas guías para prevenir enfermedades cardiovasculares en la mujer que acaba de editar la Asociación Americana del Corazón. En ellas se advierte de que proteger al corazón de futuros problemas es más fácil si se empieza a cuidarlo pronto.

Entre otros consejos, estas guías, que se publican en el último número de la revista "Circulation", advierten a los profesionales de la medicina de la importancia de valorar de forma temprana las posibilidades que una mujer tiene de sufrir un problema de corazón a lo largo de su vida. Hasta el momento, el riesgo cardiovascular se medía siguiendo principalmente la escala Framingham, que calcula las posibilidades de desarrollar una enfermedad coronaria dentro de los 10 años siguientes.

Las guías recomiendan un nuevo paradigma para calcular el riesgo cardiovascular a largo plazo. Este incluye, además de la evaluación de factores de riesgo tradicionales como el tabaquismo o la hipertensión, el cálculo de otras variables, como la historia familiar, el perímetro abdominal o, en caso de mujeres con un problema coronario ya desarrollado, la existencia de depresión.

Además, estas recomendaciones advierten de la necesidad de realizar ejercicio físico casi diariamente, dejar de fumar y alimentarse adecuadamente.

Por otro lado, las guías también hacen especial hincapié en la poca eficacia de la ingesta de algunos suplementos, como los de ácido fólico, en la prevención cardiovascular, tal como se ha puesto de manifiesto en recientes estudios.

Las principales recomendaciones que hace la Asociación Americana del Corazón en estas guías son:

- No fumar y evitar respirar humo de tabaco

- Realizar al menos 30 minutos de ejercicio moderado la mayoría de los días de la semana. Preferiblemente todos. Si, además, se quiere perder peso, la actividad física debe oscilar entre los 60 y los 90 minutos.

- Consumir a diario frutas y verduras y pescado al menos dos veces a la semana.

- Limitar la ingesta de grasas saturadas, de alcohol y sal. El consumo de ácidos grasos "trans" debe ser tan bajo como sea posible.

- Un suplemento en cápsulas de ácidos grasos omega 3 debería considerarse en mujeres que ya padecen una enfermedad cardiovascular o que tienen un alto nivel de triglicéridos.

- La tensión arterial óptima debe estar por debajo de los 120/80 mm/Hg. Cuando la presión supera los 140/90 mm/Hg (130/80 mm/Hg si se padece diabetes o enfermedad renal) está indicada la terapia con fármacos.

- Los niveles óptimos de colesterol deben ser menores de 100 mg/dL en el caso del LDL o "colesterol malo" y superiores a 50 mg/dL en el caso del HDL o "colesterol bueno". Los niveles de triglicéridos deben ser inferiores a los 150 mg/dL. Una terapia farmacológica para tratar el colesterol combinada con buenos hábitos alimentarios y ejercicio estaría indicada en mujeres con alto riesgo cardiovascular.

- Tratamiento con aspirina en dosis altas (325 mg al día) para mujeres con alto riesgo cardiovascular. En todas las mayores de 65 años, independientemente de su salud, debe considerarse la prescripción de una dosis baja (81 mg) de ácido acetilsalicílico para proteger su corazón.

Este informe también pone de manifiesto intervenciones que se han mostrado ineficaces en la prevención de enfermedades cardiovasculares en mujeres. Entre ellas destaca la terapia hormonal. Según este documento, este tratamiento no debería usarse en la prevención primaria o secundaria de enfermedades cardiovasculares. Del mismo modo, tampoco sería útil de tomar suplementos de vitaminas antioxidantes o de ácido fólico, excepto en algunos casos de alto riesgo.

Estas guías también lanzan una mirada al futuro. El panel de expertos que ha realizado estas recomendaciones reclama una evaluación rigurosa de la aplicación práctica de estas guías y prevé una creciente importancia de la genética a la hora de ampliar los conocimientos sobre salud cardiovascular.

La investigación futura es clave si tenemos en cuenta que las enfermedades cardiovasculares ya son la primera causa de muerte entre las mujeres, una pandemia que continuará creciendo si no se toman las medidas oportunas.

Fuente: ElMundo.es.