Mundo Salud

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lunes, abril 28, 2008

El hígado graso, nuevo factor de riesgo cardiometabólico

MILAN.- No sólo el exceso de peso que se acumula en la panza, la presión arterial y el colesterol elevados o la resistencia del organismo a la acción de la insulina caracterizan al síndrome metabólico, condición que incrementa el riesgo de desarrollar diabetes y enfermedad cardiovascular.

Algunos estudios presentados en esta ciudad, durante el 43° Encuentro Anual de la Sociedad Europea para el Estudio del Hígado, sugieren que el llamado hígado graso también debería ser incluido dentro de esa constelación de factores de riesgo cardiometabólico.

Es más: para algunos investigadores, la acumulación de grasa en el hígado debería ser considerada un factor de riesgo cardiovascular adicional.

Según un estudio realizado por investigadores franceses e italianos, las formas más severas de esta condición se asocian con una mayor resistencia a la insulina y con un mayor espesor de las arterias carótidas, que constituyen dos indicadores de riesgo cardiovascular.

Otro estudio, en este caso realizado por investigadores norteamericanos sobre un análisis de la evaluación nacional de salud de ese país (Nhanes III, según sus siglas en inglés), que incluyó a más de 10.000 personas, mostró que quienes tenían hígado graso habían presentado una tasa de mortalidad más elevada que la de la población general, cuya principal causa de muerte eran las enfermedades cardiovasculares.

"Cuando veo a un paciente con hígado graso, debo considerar la posibilidad de otros factores de riesgo cardiovascular y tratar de intervenir agresivamente para limitar los efectos de esos otros factores, ya que hay cada vez más evidencias que sugieren que el hígado graso es en sí mismo un factor de riesgo adicional", declaró el doctor Fabio Marra, investigador del Departamento de Medicina Interna de la Universidad de Florencia, Italia.

Causa frecuente

El llamado hígado graso de causa no alcohólica afecta a alrededor del 20% de la población, especialmente en los países con tasas elevadas de obesidad, y se caracteriza por la inflamación de ese órgano, que, sin tratamiento, puede derivar en una esteatohepatitis no alcohólica, causa frecuente de cirrosis y cáncer hepático.

Es una lesión similar a la que puede producir el alcohol en las personas que consumen menos de 200 cm3 por semana.

Aunque en la mayoría de los casos el hígado graso carece de síntomas, estos son comunes a muchas otras afecciones y suelen aparecer en etapas avanzadas: fatiga, pérdida de peso y debilidad.

Una afección en auge

En países como los Estados Unidos, la prevalencia del hígado graso se ha duplicado en los últimos años como resultado de la epidemia de obesidad, y lo mismo puede decirse de otros países que enfrentan el problema del creciente sobrepeso.

Recientes estudios han hallado que entre el 84 y el 96% de las personas obesas que se sometían a una cirugía bariátrica para bajar de peso tenían hígado graso. Por eso, el tratamiento actual apunta al descenso de peso, a la adopción de una alimentación saludable, a evitar el consumo de alcohol y a una vida físicamente más activa.

La asociación del hígado graso con los distintos factores de riesgo cardiovascular presentes en el síndrome metabólico ha sugerido su incorporación a los factores que definen ese síndrome.

"Conceptualmente, el hígado graso debería ser considerado una parte del síndrome metabólico, el problema es que, a diferencia de los otros factores, como la obesidad abdominal y la hipertensión, que son fáciles de evaluar en la consulta médica, el hígado graso es más difícil de determinar."

Para su diagnóstico, es necesario realizar estudios para descartar otras causas de daño hepático, y luego realizar estudios más precisos, como la medición de ciertas enzimas hepáticas o la biopsia de hígado.

"Justamente, el síndrome metabólico fue creado para ayudar a los médicos a identificar fácilmente a las personas con riesgo de enfermedades cardiometabólicas [infarto, accidente cerebrovascular, diabetes]".

Y agregó: "Su tratamiento principal consiste en adoptar hábitos de vida saludable: comer menos, bajar de peso, hacer más ejercicio, lo que es común para los demás factores del síndrome metabólico".

Fuente: diario La Nación.