Mundo Salud

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domingo, abril 13, 2008

Levantar pesas también ayuda a disminuir la grasa corporal

Si usted es de los que se ha decidido a disminuir el diámetro de su cintura porque, aparte de razones estéticas, ha oído que la curva de la felicidad es mala para la salud, quizá le interese profundizar en esta noticia. Creemos que conoce que para reducir el tejido adiposo es necesario llevar a cabo una dieta sana y baja en calorías e, imprescindiblemente, quemar también energías a diario corriendo, montando en bicicleta o nadando a buen ritmo.

Pero si, aun así, el cinturón le aprieta todavía y no baja una o dos tallas de pantalón, pruebe a trajinar con mancuernas y aparatos, levantando peso de forma moderada pero con decisión y, sobre todo, con frecuencia.

Científicos de la Universidad de Boston (EEUU) han publicado en un reciente número de la revista Cell Metabolism un interesante trabajo que desentraña las razones moleculares por las que cuando el músculo se hipertrofia se logra, asimismo, reducir el volumen de masa corporal y se armonizan muchos patrones metabólicos que disminuyen el riesgo de aterosclerosis.

La razón por la que levantar pesas ayuda a eliminar los michelines hay que achacársela a la actividad genética y proteica que se pone en marcha para generar fibras musculares del tipo IIb. Este tejido tiene la característica de que se contrae de forma rápida y es capaz de levantar cargas pesadas durante un tiempo limitado. Por el contrario, las fibras musculares tipo I, de contracción lenta, sirven para mantener ejercicios de resistencia como pueden ser la carrera constante o el pedaleo durante muchos kilómetros.

Para que se hipertrofie el músculo -formando por tanto paquetes voluminosos de fibras tipo IIb- se tiene que sobreexpresar el gen que codifica la proteína Akt1. Esta molécula, además de contribuir a la musculación, modula patrones metabólicos que ayudan a disminuir la grasa, reduciendo el tamaño de las células adiposas, a la vez que favorecen el metabolismo de la glucosa y la insulina.

Con estas premisas, lo lógico es pensar que existen razones biológicas muy claras que apoyan la utilización de máquinas y pesas en cualquier programa de actividad física dirigido a proteger la salud. La prueba que certifica esta teoría la ha aportado el trabajo del grupo de científicos que dirige, en el Instituto Cardiovascular Whitaker de Boston, el doctor Kenneth Walsh. En él se diseñaron ratones transgénicos en los que se pudiera activar a voluntad el gen que codifica la proteína Akt1.

De esta forma se disponía de un grupo de animales que, en un momento dado, producían cantidades elevadas de esta molécula y en muy pocas semanas, de manera espontánea, se convertían en roedores musculados e indemnes, además, a las nefastas consecuencias de una alimentación rica en calorías, grasa e hidratos de carbono. Mientras un grupo de ratones que no eran transgénicos, cuando se alimentaban en exceso, sufrían todas las consecuencias de una dieta insalubre, los que sí estaban genéticamente modificados mantenían -comiendo lo mismo- parámetros físicos y metabólicos excelentes.

Comprobación

Por otra parte, y para certificar la bondad que tiene para el organismo un exceso de Akt1, los científicos desactivaron, en los ratones que habían sido genéticamente alterados, la secuencia de ADN que ordena producir la proteína y comprobaron que -sometidos de nuevo a una dieta excesiva- los animales perdían la protección antigrasa, engordaban, se quedaban sin músculo y se trastocaban los niveles de glucosa e insulina en su organismo hasta hacerse patológicos.

Para los doctores Harrison y Leinwand, de la Universidad de Colorado (EEUU), que escriben el editorial que acompaña al artículo, el trabajo desarrollado por Walsh y sus colaboradores "sugiere de forma inequívoca que el aumento de la masa muscular en las poblaciones de riesgo, con síndrome metabólico, puede ser un arma muy valiosa en la lucha contra la obesidad y sus efectos secundarios vasculares".

Fuente: El Mundo.