Obesidad: advierten sobre el riesgo en chicos.
Investigaciones recientes muestran que un preadolescente con sobrepeso u obeso tiene posibilidades de permanecer en ese estado durante toda su vida.
"La correlación entre el peso en la infancia y en la adultez parece ser cada vez más fuerte", explica la profesora Jane Wardle, directora de la unidad de conducta sanitaria en el Centro de Investigaciones del Cáncer del Reino Unido dependiente de la University College London, que fue quien lideró un estudio sobre obesidad infantil.
Más de un cuarto de los niños del Reino Unido en edad escolar tiene sobrepeso o son obesos para cuando llegan a la secundaria. Ello hace que acumulen problemas de salud para su edad madura, entre los que figuran diabetes, enfermedades cardíacas y cáncer.
Algunos padres son muy buenos para autoengañarse y pensar que el sobrepeso de sus hijos está bien. La excusa más común es que se trata simplemente de "gordura infantil". Otros entran en pánico y someten a sus hijos a dietas relámpago. En tanto que algunos simplemente califican de "gorditos" a sus hijos y se ríen de ello. En realidad, ninguna de estas posturas es de ayuda.
De hecho, en el Reino Unido, la incapacidad colectiva para abordar este tema es tal que un grupo parlamentario ya pidió que se designe algún centro de control de la obesidad, de modo de ofrecer a los padres lineamientos más claros sobre qué hacer si sus hijos son gordos.
Existe la impresión generalizada de que la creciente obesidad infantil tiene algo que ver con la costumbre de las clases sociales más bajas de colocar gaseosas en la mamadera o convertir a las hamburguesas en el plato más común de los niños. Para Wardle, esto no es exacto. "Si bien los grupos socioeconómicos más marginales tienen niveles elevados de sobrepeso y obesidad, se registró un elevado aumento de casos en todos los grupos sociales. Visite cualquier colegio privado de chicas y encontrará una cantidad nunca vista antes de jovencitas sin cintura".
Sin embargo, los padres de todos los estratos sociales se muestran indiferentes frente al problema. Un estudio descubrió que sólo un cuarto toma conciencia del problema de sobrepeso de sus hijos. La mayoría se preocupa porque sus chicos sigan la dieta más completa. "No se trata de la culpa de los padres únicamente. Estamos programados por un tema de evolución para maximizar el consumo de alimentos y minimizar la acción", asegura Wardle. Y en esta era del sedentarismo y los gordos, el problema de los genes de la edad de piedra en una era digital se volvió algo realmente serio.
Wardle recuerda que el peso tiene un probado componente genético. Estudios a mellizos y chicos adoptados muestran que los padres transmiten su respuesta a las señales de los alimentos y su sensibilidad a patrones internos de saciedad, además de sus ojos azules o su pelo rizado.
En otras palabras, algunos chicos nacen para comer. De todos modos, para Wardle, "esto no tiene por qué ser determinante" y todos pueden tener un peso saludable si se hace lo correcto.
Esto último incluye la práctica de alguna actividad física. El problema es que el ejercicio simplemente ya no forma parte de la vida de los chicos.
Según datos del Ministerio de Transporte del Reino Unido, sólo uno de cada diez chicos en este país camina hasta su escuela. En promedio, los niños pasan más tiempo en el auto que en la práctica de alguna actividad física.
Fuente: diario Clarín.
"La correlación entre el peso en la infancia y en la adultez parece ser cada vez más fuerte", explica la profesora Jane Wardle, directora de la unidad de conducta sanitaria en el Centro de Investigaciones del Cáncer del Reino Unido dependiente de la University College London, que fue quien lideró un estudio sobre obesidad infantil.
Más de un cuarto de los niños del Reino Unido en edad escolar tiene sobrepeso o son obesos para cuando llegan a la secundaria. Ello hace que acumulen problemas de salud para su edad madura, entre los que figuran diabetes, enfermedades cardíacas y cáncer.
Algunos padres son muy buenos para autoengañarse y pensar que el sobrepeso de sus hijos está bien. La excusa más común es que se trata simplemente de "gordura infantil". Otros entran en pánico y someten a sus hijos a dietas relámpago. En tanto que algunos simplemente califican de "gorditos" a sus hijos y se ríen de ello. En realidad, ninguna de estas posturas es de ayuda.
De hecho, en el Reino Unido, la incapacidad colectiva para abordar este tema es tal que un grupo parlamentario ya pidió que se designe algún centro de control de la obesidad, de modo de ofrecer a los padres lineamientos más claros sobre qué hacer si sus hijos son gordos.
Existe la impresión generalizada de que la creciente obesidad infantil tiene algo que ver con la costumbre de las clases sociales más bajas de colocar gaseosas en la mamadera o convertir a las hamburguesas en el plato más común de los niños. Para Wardle, esto no es exacto. "Si bien los grupos socioeconómicos más marginales tienen niveles elevados de sobrepeso y obesidad, se registró un elevado aumento de casos en todos los grupos sociales. Visite cualquier colegio privado de chicas y encontrará una cantidad nunca vista antes de jovencitas sin cintura".
Sin embargo, los padres de todos los estratos sociales se muestran indiferentes frente al problema. Un estudio descubrió que sólo un cuarto toma conciencia del problema de sobrepeso de sus hijos. La mayoría se preocupa porque sus chicos sigan la dieta más completa. "No se trata de la culpa de los padres únicamente. Estamos programados por un tema de evolución para maximizar el consumo de alimentos y minimizar la acción", asegura Wardle. Y en esta era del sedentarismo y los gordos, el problema de los genes de la edad de piedra en una era digital se volvió algo realmente serio.
Wardle recuerda que el peso tiene un probado componente genético. Estudios a mellizos y chicos adoptados muestran que los padres transmiten su respuesta a las señales de los alimentos y su sensibilidad a patrones internos de saciedad, además de sus ojos azules o su pelo rizado.
En otras palabras, algunos chicos nacen para comer. De todos modos, para Wardle, "esto no tiene por qué ser determinante" y todos pueden tener un peso saludable si se hace lo correcto.
Esto último incluye la práctica de alguna actividad física. El problema es que el ejercicio simplemente ya no forma parte de la vida de los chicos.
Según datos del Ministerio de Transporte del Reino Unido, sólo uno de cada diez chicos en este país camina hasta su escuela. En promedio, los niños pasan más tiempo en el auto que en la práctica de alguna actividad física.
Fuente: diario Clarín.
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