Mundo Salud

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domingo, marzo 04, 2007

Los atracones: más frecuentes que la anorexia

Muchos asaltamos la heladera en momentos de ansiedad o cuando estamos estresados, nerviosos y preocupados. Pero esos inofensivos atracones pueden convertirse en un problema cuando refugiarse en la comida se vuelve frecuente y nos hace perder el control de nosotros mismos.

El desorden alimentario más común no es la bulimia ni la anorexia, sino el denominado trastorno por atracón (TA) o desorden compulsivo-alimentario.

Según un estudio publicado en la última edición de la revista Biological Psychiatry, que incluyó a más de 2900 estadounidenses, el TA o binge eating, por su nombre en inglés, afecta al 2,8% de la población; la bulimia, al 1%, y la anorexia, a tan sólo el 0,6 %.

Es decir que a pesar de ser menos conocido y que aún no está clasificado en los manuales de psiquiatría, el TA es el desorden alimentario más frecuente.

En la Argentina, este trastorno es muy común aunque la incidencia local del TA es menor que la que se observa en los Estados Unidos.

Los expertos definen un posible caso de TA cuando la persona ingiere grandes cantidades de comida en pocas horas, incluso minutos, de manera rápida, descontrolada y en soledad y, si una vez satisfecha, siente culpa y malestar. Si este hábito se repite por lo menos 2 veces por semana y por un período mínimo de 6 meses, los médicos consideran que darse atracones es una enfermedad.

El TA no va acompañado de una purga como ocurre en la bulimia. Es decir que, luego del atracón, la persona no suele provocarse el vómito. Tampoco es común hacer ayuno, ejercicio físico en exceso o automedicarse con sustancias como los laxantes para evacuar la ingestión desmedida de alimentos.

La persona no mastica, sino que traga, y entonces el aparato digestivo debe segregar más jugos gástricos para poder diluir los alimentos. Es algo bastante agresivo. Quien padece TA, buscaría imponerse un límite corporal que no puede establecer psicológicamente. Comen hasta quedar exhaustos. En el momento del atracón, la persona no tiene conciencia del acto y queda alienada.

Autodestrucción
Como sucede con el resto de los trastornos alimentarios, quienes sufren el TA sienten un gran nivel de angustia. Es en el momento en el que esa sensación se dispara cuando el afectado se "atraca" de manera destructiva. Estas personas intentan superar la depresión o el malestar ante las diversas dificultades de la cotidianidad a través del consumo de alimentos.
No comer, los enfrenta con el vacío de la vida.

En cuanto a quiénes son los que padecen este trastorno con más frecuencia, los especialistas coinciden en que la mayoría de los casos se dan en personas con sobrepeso. En realidad, esta compulsión no es más que la manifestación de una enfermedad de origen psíquico más compleja, que es la obesidad.

Las consecuencias son alteraciones graves de la masa corporal, enfermedades circulatorias, cardíacas y articulares, y alteraciones psíquicas, como un profundo sentimiento de culpa y los complejos sobre la apariencia.

Darse atracones es también frecuente entre las adolescentes sobre todo cuando los varones no las invitan a salir o las mujeres que han quedado viudas y dicen sentir necesidad de comer compulsivamente a la hora en la que el esposo solía llegar a la casa.

Posible solución
En cuanto a qué se puede hacer para solucionar el problema, los especialistas señalan la importancia de que la población cuente con la información sobre el valor calórico de los alimentos y que conozca el beneficio de hacer ejercicio físico con regularidad y de llevar una vida saludable.

Asimismo, por tratarse de un trastorno psicológico, el tratamiento incluye una terapia que esté dirigida a promover cambios en la estructura psíquica de la persona y que le proporcione herramientas más efectivas para enfrentar la vida. Entonces, no es de extrañar que circunstancialmente asaltemos la heladera cuando nos invade el miedo o la angustia, ya que de bebé el ser humano busca el pecho materno para encontrar cobijo y sentirse acompañado y protegido. La persona que come compulsivamente no hace más que retomar esa conducta porque pretende encontrar en la comida el bienestar y el mágico placer que ninguna otra actividad le brinda.

Fuente: diario La Nación.