Mundo Salud

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miércoles, diciembre 27, 2006

Nuevos estudios ponen en duda los beneficios de las vitaminas

Afirman que el consumo de suplementos vitamínicos sin un chequeo que detecte alguna deficiencia puede ser inútil. Y hasta peligroso si hay excesos. En la Argentina creció la venta de complejos vitamínicos.

La píldora mágica que sirva tanto para para fortalecer al organismo hoy como para prevenir males en el futuro todavía no está disponible. Ni siquiera los suplementos vitamínicos o los complejos multivitamínicos han demostrado aún, con evidencias absolutas, que puedan aportar esos beneficios.
Los especialistas en nutrición, entonces, advierten que el consumo de vitaminas o de complejos vitamínicos, sin la recomendación médica y sin un chequeo que detecte alguna deficiencia en vitaminas, puede ser inútil. Incluso puede causar efectos colaterales graves si hay excesos.
Es que simplemente no existen estudios que muestren qué tan bien absorbe nuestro organismo a esos compuestos.
Una comisión de especialistas de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos analizó los últimos estudios sobre multivitaminas y llegó a la conclusión de que las pruebas sobre sus beneficios eran magros y que las pruebas clínicas no bastaban para determinar los efectos a largo plazo.
Uno de los estudios más recientes, realizado a casi 40.000 mujeres, descubrió que los suplementos de vitamina E no servían para prevenir los derrames cerebrales e infartos en la mayoría de las mujeres (aunque ofrecen alguna protección pasados los 65 años).

Otro trabajo detectó que la vitamina B no reducía la cantidad de enfermedades cardíacas.
"Básicamente, si uno no toma multivitaminas, no hay motivo para comenzar a hacerlo" dijo al diario Los Angeles Times Michael McGinnis, académico en el Instituto de Medicina y presidente de la comisión del Instituto Nacional de Salud sobre el papel de las multivitaminas.
"Uno se engaña si piensa estar previniendo un infarto o un cáncer por tomar multivitaminas. Es una pérdida de dinero si uno es sano y sigue una dieta adecuada", opinó Charles Halsted, editor del American Journal of Clinical Nutrition.

En la Argentina, el consumo de vitaminas creció. La industria farmacéutica había facturado 33,6 millones de pesos por ventas de vitaminas el año pasado. En 2006, según el INDEC, la facturación trepó a casi 38,7 millones de pesos. De acuerdo con datos aportados por laboratorios privados, el 11 % de los argentinos consume vitaminas en general y un 9% elige complejos multivitamínicos.
Sin embargo, la mayoría de los investigadores desaconsejan su consumo si no hay razones médicas. "Solo deben ser consumidas por gente que tenga deficiencias. La alimentación saludable provee las vitaminas que el cuerpo necesita. Las dosis altas de ciertas vitaminas son realmente tóxicas. Por eso, el consumo en exceso no mejora la función.
Nadie debería tomar vitamina D sin prescripción médica. No debería ser un producto de venta libre.
Una dieta equilibrada hace innecesario a los suplementos.
Es verdad que no hay certezas absolutas sobre los efectos preventivos de las vitaminas. Pero ya se halló que la vitamina E mejora la sobrevida y la función neurológica y retrasa el envejecimiento en los ratones.

Educar al consumidor de la salud
La venta de vitaminas suele aumentar en esta época de exámenes y de balances apurados en poner el moño al año que se va. Pero no hay una pastilla, por ejemplo, para el cansancio de fin de año, aunque algunas publicidades engañosas hablen de productos eficaces para renovar la energía, estimular la memoria o espantar el sueño. El riesgo sanitario de ese tipo de consumos —hay que decirlo— es bajo, pero los expertos advierten sobre la importancia de educar al consumidor de la salud. El vigor y la serenidad no se venden en frascos.

11%
Es el porcentaje de argentinos que consume vitaminas en general, de acuerdo con datos de laboratorios privados. El 9% elige complejos multivitamínicos

Dicen que 3 de cada 4 argentinos se automedica
Entre los remedios más elegidos están el ibuprofeno y el paracetamol.
Entre las dolencias que la gente intenta resolver sólo con el farmacéutico —sin pasar por el médico—, se encuentran el cansancio y la debilidad. Esto se intensifica durante los últimos meses de cada año: la gente va más a comprar vitaminas sin consultar a un médico.
Con la llegada del verano, la gente quiere verse bien y rendir en su trabajo, en el deporte o en la escuela al máximo. Entonces, se compran las vitaminas con la esperanza de conseguir niveles de energías imposibles.

El consumo de vitaminas forma parte de una tendencia a la automedicación que va en aumento.
En la actualidad, tres de cada 4 argentinos toma remedios sin consultar al médico, según un estudio del Instituto Argentino de Atención Farmacéutica y la Universidad Maimónides. También reveló el 90% de los mayores de 18 años probaron analgésicos alguna vez sin control médico. Y que un tercio de la población lo hace una vez al mes. Los productos que más se eligen son el ibuprofeno, la aspirina, el paracetamol, el diclofenac, y los antibióticos, como la amoxicilina.

El 10 % de las internaciones en los hospitales se deben a problemas con medicamentos. Por cada peso que se gasta en salud, se gasta otro peso por el mal uso de los medicamentos (por excesos, por mala calidad o por automedicación). Por esto, hay mucho para preguntar en la farmacia:

1- ¿Cuál es el nombre del medicamento y qué efecto produce? El consumidor debe saber el nombre de sus medicamentos, sean recetados o de venta libre. El nombre genérico es el que debe recetarle el médico y es importante recordarlo en los casos de cambio de marca, o si se consulta por otros problemas a diferentes médicos.
2 - ¿Cuándo y cómo debe tomarse? Tomar el medicamento en forma correcta permite asegurar el efecto deseado. Preguntar si hay que tomarlo con el estómago vacío, durante las comidas o después; cada cuánto debe tomarse; y si siempre debe ser a la misma hora.
3 - ¿Cuándo hará efecto?
Preguntar al farmacéutico el tiempo aproximado en el que el remedio dará resultado. El médico debe informar la duración con fármacos recetados.

Fuente: Clarín.com